"Estaba muy enojada y sentía como si no fuera una mujer real", aseguró al Daily Mail, Jacqui Beck, de 19 años. Cuando cumplió 17, la adolescente se encontró con una chocante noticia por parte de su ginecóloga: no tenía vagina. Fue allí cuando ató cabos y supo porqué nunca había tenido su primera menstruación, a pesar de que su desarrollo fue completamente normal.
La especialista le diagnosticó Mayer Rokitansky Küster Hauser (MRKH), una condición física que no permite a las mujeres que la padecen tener relaciones sexuales, ni mucho menos concebir un hijo, pues en la zona específica donde normalmente está localizada la apertura de la vagina solo se encuentra un pequeño orificio.
Beck, quien se encontraba en estado de 'shock', no podía creer lo que escuchaba. Además, se sentía avergonzada por tener que contarle a su familia y, más aún, a los chicos con los que, en un futuro, podría llegar a involucrarse sentimentalmente.
Sin embargo, Beck recibió todo el apoyo de su madre y juntas lograron que fuera admitida en el Queen Charlotte and Chelsea Hospital, un centro de especialistas que se enfoca en esta condición. Allí empezó un tratamiento, a través de cilindros dilatadores de diferentes tamaños, para estirar los músculos del canal vaginal. Pero, si el tratamiento no funcionaba se debía someter a una cirugía.
Para su fortuna, el tratamiento ha tenido efectos positivos, tanto que, le aseguró a Daily Mail, pronto, si ella lo decide, podrá empezar a tener realaciones sexuales.
La única esperanza de Beck es que esta condición se vuelva más conocida, para que otras mujeres como ella no se sientan avergonzadas. "Yo sólo le había dicho a cinco de mis mejores amigos, pero luego me di cuenta de que no es algo que deba avergonzarme. Me sorprendió la forma en que todos fueron positivos, me dijeron que era valiente y hermosa, ahora me gustaría haber sido abierta en ello desde el principio", concluyó.