Cuando de sexualidad se trata son más las preguntas que las respuestas. Estos son algunos de los vacíos que la educación nos ha dejado en este tema.
Recientemente en el país se abrió un amplio debate sobre la educación sexual a temprana edad, facciones a favor y en contra se pronunciaron sobre la propuesta de la ministra de educación, Gina Parody, para extender el decreto 1146 que buscaba ampliar la cátedra de educación sexual a la primera infancia. Propuesta que no fue acogida por la Corte Constitucional pero que dejó sobre la mesa una conversación que venimos postergando durante años.
“Es un tema cultural, hay una cantidad de mitos, tabúes y realidades que no se manifiestan abiertamente. La educación sexual debe empezar desde que la mujer está embarazada, desde allí debe darse toda la discusión de lo que es género, de lo que es sexo y de lo que es sexualidad”, explica Arturo Parada, médico especialista en Obstetricia y Ginecología, y profesor de la Universidad Nacional.
Tradicionalmente las escuelas y colegios han dejado en la familia la responsabilidad de educar en sexualidad a los niños, sin embargo, en las familias existen innumerables miedos para abordar este tema, pues el término asusta y está lleno de misterio.
Pero como afirma Parada, sexualidad no es únicamente genitalidad, comprende también funciones comunicativas, placenteras, afectivas y eróticas, las cuales suelen ser excluidas de la discusión.
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“En una entrevista que hicimos a 60 jóvenes de 11 grado provenientes de familias de ingresos medios y bajos, les preguntamos sobre el clítoris: qué es, para qué sirve, dónde está ubicado… solo cinco de ellos supieron responder”, cuenta el médico para evidenciar los vacíos que existen entre los jóvenes por la ausencia de un diálogo abierto que derrumbe el mito.
Es este tipo de desconocimiento el que hace que anualmente nazcan en promedio cerca de 160 mil niños y niñas de madres adolescentes.
“El único medio de defensa de que disponen los niños y adolescentes para defenderse del abuso sexual (…) es que conozcan plenamente el funcionamiento de sus órganos sexuales”, afirmó el columnista Uriel Ortiz Soto en Semana.com
Pero, ¿qué falta en términos educativos para que esta situación cambie?
De acuerdo con Arturo Parada, falta más información sobre:
Creer que se tiene que saber muchísimo para hablar del tema, no saber leer el contexto de la conversación e identificar cuál es el nivel de profundidad que requiere el tema o pensar que está mal no tener la respuesta, son algunas de las limitaciones al momento de hablar sobre sexualidad. Lo que olvidamos es que nosotros no decimos otros lo distorsionan.
“Cuando limitamos el conocimiento de los niños sobre sexualidad aparece el matoneo y el bullying en los colegios, porque no les damos herramientas para defenderse de la presión externa. Por eso es necesario tener un dialogo abierto con ellos”, concluye el experto.