La insatisfacción con la imagen corporal surge a los 8 años
Fucsia.co, 8/7/2014
Un nuevo estudio señala que la infelicidad con el físico se manifiesta en los niños a los ocho años. Esta iniciativa puede ayudar a atajar a edades tempranas problemas como la anorexia con el fin de que tengan una menor incidencia en años posteriores.

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La aparición de desórdenes alimentarios y trastornos como la anorexia o la bulimia en edades tempranas tiene su explicación atendiendo al último informe emitido por el Instituto de Estudios Familiares australiano.
Los investigadores alertan que los primeros signos de la infelicidad con el peso corporal se manifiestan en promedio a los 8 años. Así, hacen un llamado para que los progenitores tomen medidas ante esta realidad, lo que implica prestar mayor atención a los hábitos alimentarios de los niños desde que son pequeños, a los síntomas que puedan exteriorizar sobre su insatisfacción con su imagen corporal y los comentarios que hacen al respecto de su físico. (Lee el artículo Trastornos alimenticios y mitos de la belleza relacionados con adicciones)
Los resultados de la investigación surgieron tras analizar las respuestas a un cuestionario de más de 7.000 menores, niños y niñas, con edades comprendidas entre los 8 y los 11 años. En esta, se les preguntó sobre la percepción de su físico y el grado de satisfacción con el mismo. Para completar el estudio, las madres de los pequeños aportaron información sobre los hábitos alimentarios de sus hijos y las preocupaciones manifestadas por ellos sobre a su imagen corporal.
Los datos recabados sacaron a la luz que al menos dos de cada cinco niños entre 8 y 11 años deseaban ser más delgados de lo que les correspondía analizando su masa corporal y altura. De hecho, la mayoría de los pequeños encuestados con edades comprendidas entre 10 y 11 años hablan a diario de controlar su peso como un tema recurrente. Incluso, los que ya contaban con un peso bajo. Así, el 16 y 11% de las niñas y niños, respectivamente, que se prestaron al estudio y que ya eran delgados, manifestaron sus ansias por serlo aún más. El resto, deseaba mantener su bajo peso.
La influencia de los progenitores a la hora de que los menores adopten una conciencia equivocada sobre su peso también fue analizada por los investigadores. Se constató que en el 50% de los casos de pequeños que mostraban signos de infelicidad con su aspecto físico, sus madres solían manifestarles consternación cuando comían en exceso o de forma poco saludable.
Anteriores estudios, como el realizado por Thomas Cash en 2002 bajo el nombre Perspectivas del comportamiento cognitivo en la imagen corporal, han demostrado que los niños que muestran signos de insatisfacción con su cuerpo tienen más tendencia a desarrollar una salud mental y sicológica precaria, y, por lo tanto, mayores probabilidades de padecer trastornos alimentarios como la anorexia y la bulimina, así como obesidad. Por ello, la investigación recalca la importancia de crear “campañas sanitarias y estrategias políticas que animen a los menores a controlar su peso de manera positiva y saludable, al mismo tiempo que sus salud emocional y autoestima se vean impulsadas y fortalecidas”. Lee el artículo Hábitos alimentarios, ¿unacuestión de edad?
Los investigadores alertan que los primeros signos de la infelicidad con el peso corporal se manifiestan en promedio a los 8 años. Así, hacen un llamado para que los progenitores tomen medidas ante esta realidad, lo que implica prestar mayor atención a los hábitos alimentarios de los niños desde que son pequeños, a los síntomas que puedan exteriorizar sobre su insatisfacción con su imagen corporal y los comentarios que hacen al respecto de su físico. (Lee el artículo Trastornos alimenticios y mitos de la belleza relacionados con adicciones)
Los resultados de la investigación surgieron tras analizar las respuestas a un cuestionario de más de 7.000 menores, niños y niñas, con edades comprendidas entre los 8 y los 11 años. En esta, se les preguntó sobre la percepción de su físico y el grado de satisfacción con el mismo. Para completar el estudio, las madres de los pequeños aportaron información sobre los hábitos alimentarios de sus hijos y las preocupaciones manifestadas por ellos sobre a su imagen corporal.
Los datos recabados sacaron a la luz que al menos dos de cada cinco niños entre 8 y 11 años deseaban ser más delgados de lo que les correspondía analizando su masa corporal y altura. De hecho, la mayoría de los pequeños encuestados con edades comprendidas entre 10 y 11 años hablan a diario de controlar su peso como un tema recurrente. Incluso, los que ya contaban con un peso bajo. Así, el 16 y 11% de las niñas y niños, respectivamente, que se prestaron al estudio y que ya eran delgados, manifestaron sus ansias por serlo aún más. El resto, deseaba mantener su bajo peso.
La influencia de los progenitores a la hora de que los menores adopten una conciencia equivocada sobre su peso también fue analizada por los investigadores. Se constató que en el 50% de los casos de pequeños que mostraban signos de infelicidad con su aspecto físico, sus madres solían manifestarles consternación cuando comían en exceso o de forma poco saludable.
Anteriores estudios, como el realizado por Thomas Cash en 2002 bajo el nombre Perspectivas del comportamiento cognitivo en la imagen corporal, han demostrado que los niños que muestran signos de insatisfacción con su cuerpo tienen más tendencia a desarrollar una salud mental y sicológica precaria, y, por lo tanto, mayores probabilidades de padecer trastornos alimentarios como la anorexia y la bulimina, así como obesidad. Por ello, la investigación recalca la importancia de crear “campañas sanitarias y estrategias políticas que animen a los menores a controlar su peso de manera positiva y saludable, al mismo tiempo que sus salud emocional y autoestima se vean impulsadas y fortalecidas”. Lee el artículo Hábitos alimentarios, ¿unacuestión de edad?