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La crisis matrimonial

Lila Ochoa , 5/1/2012

Este era el título de la portada de una edición de la revista Newsweek de hace más de 25 años. La frasecita hizo carrera y se dio por sentado, de allí en adelante, que esa era una verdad absoluta. Desde ese momento, las mujeres del mundo entero entraron en una angustia colectiva que aún perdura.

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Según la investigación demográfica en la cual basaron el artículo, era más probable que a una mujer de 40 años la matara un terrorista a que pudiera casarse algún día.  Así, sin mayor análisis, entró a formar parte de la cultura popular.  Desde ese momento, las mujeres del mundo entero entraron en una angustia colectiva que aún perdura.

Aunque las nuevas generaciones han evolucionado en cuanto a su actitud frente al matrimonio y, definitivamente, una gran mayoría prefiere prepararse, hacer una carrera y trabajar unos años antes de decidirse a ser ama de casa, ellas quedaron con el complejo en el subconsciente. A mí siempre me pareció imposible creer que los hombres prefirieran como compañera de vida a una boba simplemente por ser joven y bonita. Un matrimonio es una sociedad a largo plazo, donde se trabaja en equipo no solamente para construir una familia, sino para consolidar unas finanzas. Y no creo que cuando uno va a constituir una sociedad busque socios lindos, pero sin cerebro. No quiero decir con esto que todas las jóvenes sean bobas, simplemente me negaba a creer que las opciones para un hombre fueran tan pocas.

Años más tarde, la revista Newsweek hace un nuevo estudio y que concluye que esa publicación nos tenía que pedir perdón a todas las mujeres, pues las estadísticas mostraron otra cosa muy distinta a las predicciones basadas en el estudio.

En primer lugar, 90 por ciento de las mujeres que entrevistaron para el artículo se casaron o se van a casar siguiendo el promedio histórico. Por otra parte, las que se casan hoy a los 20 años son la excepción y se habla de esto como un anacronismo. En la actualidad, la edad promedio para casarse es de 25 años para las mujeres y 27 para los hombres. Para las mujeres de 40, las estadísticas de 1996 mostraban ya en ese momento que tenían 40,8 por ciento de probabilidades de contraer matrimonio, y hoy en día el porcentaje sigue aumentando, pues una mujer educada es, definitivamente, una mejor compañera de vida, y desde luego una mejor mamá.

Como los tiempos cambiaron, y aunque muchos hombres se nieguen a creerlo, no todas las mujeres se quieren casar. Cuando una mujer estudia, se prepara y tiene una carrera no tiene que buscar desesperadamente quien la mantenga, pues tiene su propio dinero y no depende económicamente de su papá, hermano o marido; así, puede escoger otras opciones de vida. ¿No es delicioso, acaso, tener su propia casa, manejar el control de la televisión a su antojo, salir de compras porque uno quiere y las puede pagar? ¿No es gratificante salir de viaje con un grupo de amigas, a escalar montañas o a ver ruinas, por ejemplo, sin tener que estar cediendo todo el tiempo a los caprichos de un hombre? Escoger este camino no quiere decir que uno sea un perdedor y que se tenga que sumir en la depresión, pues no todas las mujeres están preparadas para asumir su autonomía de esta manera, pero, igualmente, no todas quieren hacer todo lo que el marido diga. El verdadero cambio está en este aspecto.

Lo que sí les está quedando claro a las mujeres es que lo pueden tener todo si esperan. Si se apresuran a casarse demasiado jóvenes pierden la oportunidad de realizarse personalmente, de hacer una carrera que las gratifique. La gran preocupación de las que deciden postergar el matrimonio es el tema de los hijos, pero esto ya no es tan complicado, por cuenta de los adelantos científicos en el campo de la fertilidad asistida. Ya son muchas las mujeres que tienen hijos después de los 35 y hasta a los 40, inclusive.

Hasta en el tema del divorcio los números están a favor de los matrimonios tardíos. Los que se celebran después de los 30 tienen casi 60 por ciento menos de posibilidades de divorcio. Y en cuanto a tener un matrimonio feliz, 45 por ciento de parejas que se casaron después de los 28 contestaron que son muy felices, contra 29,7 por ciento que se casaron alrededor de los 20.
En resumen, no es cierto que las mujeres después de los 40 años tengan como destino la soltería, no es cierto que las hombres las prefieran bobas y sumisas, y no es cierto que la única posibilidad de ser feliz sea junto a un hombre y que, por lo tanto, haya que dedicarse a la cacería de marido. No hay necesidad de entrar en pánico, si uno quiere, ¡sí se puede!