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¿La jefe soñada o el espanto de la oficina? 6 formas de fracasar como jefa

RevistaFucsia.com, 23/1/2012

No solo eres brillante, trabajadora y exitosa: además, eres la jefe del lugar. ¿Qué más puedes pedir? Cuidado, porque ni incluso tu jerarquía te tiene el puesto asegurado, o peor aún, la honestidad de quienes te rodean, y eso sí que te traerá problemas. Ni el estatus que llevas a cuesta podrá jugar a tu favor si al fin de cuentas no sabes comandar el barco.

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Cuando estamos sentadas en el trono de la victoria, no existe posición más cómoda y poderosa que imponer órdenes. Recuerda que tan fácil como ganas, caes en la derrota o en una emboscada de tu equipo de trabajo.

Que tu éxito no se convierta en ínfulas de grandeza, porque todo lo que has hecho puedo irse a pique si no encuentras las maneras correctas para dirigir a los tuyos: eres una empleada más pero con mayor voz de mando, aprovéchalo y no cometas los siguientes errores. Seis caminos hacia el fracaso

1.    Ignorar tus recursos: Ten claros tus límites (de personal, de material, de tiempo, de espacio, etc.) para proponer y llevar tus tareas a cabo. No exijas cuando no hay con qué exigir ni emprendas labores superiores a tu capacidad y la de tus empleados. No se trata de dejar de lado la exigencia y el sacrificio, pero cuando trabajar de más o laborar con gente poco  preparada se vuelve una constante, tu personal acabará por fracasar, cansado, poco motivado. Lo ideal es que muestren sus capacidades y las exploten, pero que les brindes espacios y recursos para ello. Si  los tienes, consíguelos antes de forzar una mala labor.

2.    Incompetencia: “Si las tropas son fuertes pero los oficiales débiles, las órdenes se desobedecerán”. Para cualquier empleado, trabajar con una jefe incompetente es frustrante, humillante y hace su labor más penosa. Nadie puede concentrar su energía en hacer bien su trabajo si debe permanecer la mayor parte del tiempo cuestionando a su jefe, sacando la cara por lo que ella no puede hacer  o haciendo lo que ella debería hacer. La competencia directiva e intelectual está liderada por ti, no te aproveches de tu posición para convertirte en una perezosa y dejar que todos hagan lo que te corresponde. Debes dirigir con inteligencia, esfuerzo, creatividad, innovando y valorando a tu equipo.

3.    Personal incompetente: Aunque tediosa pero efectiva, realizar entrevistas y buscar personas con capacidades profesionales destacadas es indispensable para contar, desde un principio, con un grupo óptimo. Si recurres al facilismo de contratar al primero que se te cruce u elegir al amigo del amigo del amigo de tu amiga que conoce a otra amiga, la exigencia y excelencia que requieres desde un principio, te sacará canas verdes cuando el trabajo se retrase, los resultados malos sean recurrentes y debas pasar cada mes por el mismo proceso de capacitar a alguien nuevo, otro elemento que retrasa la producción laboral.

4.    “Yo mando, ¿y qué?”:
Si no eres razonable frente y detrás de tu “tropa”, cada quién hará lo que mejor le parezca y llevará a cabo su propia “batalla” laboral en vez de obedecer tus órdenes. No se trata de ser la loba feroz del cuento e imponer a punta de gritos y mal trato lo que no puedes con orden e inteligencia.  Para que todo proyecto tenga éxito debe haber armonía absoluta entre jefe y trabajadores. Si pasas más tiempo buscando defectos en tu gente y creas divisiones en el mismo equipo, el personal no podrá concentrarse en sus deberes y perderá tiempo con los juegos mentales de la jefa, un camino fijo hacia la ineficiencia.

5.    Incapacidad de establecer disciplina:
Si bien es perfecto que jefe y trabajadores tengan una buena relación e incluso tener un afecto mutuo, no debes permitir que tu autoridad y poder decaigan o llegará el punto en el que no podrás dirigir a tu propio personal, efecto que generalmente ocurre cuando hay falta de confianza y de visión. Debes ganarte el respeto a través de objetivos claros, metas, tareas en conjunto y trabajo en equipo.

6.    La dosis letal:
jefa sin experiencia ni formación: No te pedimos que sepas hacer todas las tareas de la oficina ni que seas imprescindible las 24 horas del día, pero debes contar con la información básica y necesaria sobre cómo funciona todo, qué hacer en caso de que algo colapse o falte algún empleado, información sobre la competencia, sus limitaciones, sus fortalezas y sobre todo, saber utilizar los recursos para sacarle el mayor provecho. Y para esto, debes estar capacitada, contar con un tiempo de experiencia y conocer de arriba-abajo lo que haces, lo que hacen los otros y lo que falta por hacer.