Vida de Hoy -Decoración

Madera con cambio de ‘look’

Revista Fucsia, 27/3/2008

Restaurar un mueble antiguo o transformarlo son dos excelentes opciones para recobrar una pieza.

 

Cuando el armario de Juana Bolívar llegó a sus manos, Humberto Morales quedó impresionado por la madera caoba del mueble. A pesar de que la hermana del Libertador murió en el siglo XIX, Morales la sintió cercana cuando se dio a la tarea de reparar esa pieza estilo Imperio Francés de 1860, que hoy pertenece a la colección privada de un colombiano.

En aras de develar esas intimidades, Morales dedica la mayor parte de su tiempo y pasión a ser restaurador de muebles. Es a través de los objetos clásicos, aquellos capaces de trascender los embates del tiempo y la imaginación de sus propietarios originales, como él se acerca todos los días a esa historia que no aparece en los libros.

“Los muebles antiguos son cultura, arte, historia y madera”, asegura este bogotano de 32 años que ha restaurado camas virreinales y armarios, como el del pintor alemán Guillermo Wideman expuestos en el Museo Nacional.

Su gusto por la restauración empezó hace 15 años, cuando trabajaba en un anticuario. Durante seis meses aprendió lo básico de la ebanistería y las técnicas de reparación con un profesor belga, y desde entonces se dedicó a pulir su arte con la meticulosidad y cautela que requiere su oficio. “En la restauración hay mucho que inventar. Al principio las cosas me quedaban horrorosas, como una tinta dispareja o un terminado no muy pulido, rústico. Pero ahora, aunque sigo aprendiendo, es una gran satisfacción ver cómo los muebles recobran la vida”, afirma Morales, quien ha trabajado piezas indonesas, chinas, europeas —en particular las de la época victoriana— y americanas.

A diario se deleita con los detalles y grabados de los muebles clásicos, que hacen gran contraste con las modernas maderas lisas y poco trabajadas. Además, admira especialmente las vetas naranjas, grises o verdes que tienen las maderas maduradas durante años, o siglos, en el tronco vivo de los árboles.

Aunque la calidad de la madera es una de las características esenciales para apreciar la belleza, durabilidad y finura de un mueble, ésta no determina si una pieza se puede restaurar. “Todo mueble puede ser restaurado, así tenga maderas ordinarias”, asegura este experto.

Los objetos que más le llegan para restauración son mesas de comedor y armarios, mientras que las piezas que más se transforman son puertas antiguas —coloniales y republicanas—, baúles y grandes piedras, todos adaptados como grandes centros de mesa, los cuales volvieron a estar de moda y son muy escasos en el mercado de lo nuevo.

De momento, Morales restaura cerca de dos piezas a la semana, con la ayuda de cuatro empleados que trabajan en su taller, creado en 1994. Está convencido de que la restauración es lo que siempre quiso hacer, pese a que es un oficio competido y limitado del que no se obtienen grandes ganancias: “De esto vivo, aunque no puedo aspirar a enriquecerme, porque la clientela que tengo es poca, unas 200 familias que no me contratan todos los días”. Aun así, este hombre con madera tiene claro que invertir en antigüedades “es un cheque al portador”.