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Informe Especial

Meditaciones sobre la meditación

Andrés Grillo, 23/3/2012

La meditación, combinada con dieta y yoga, ayuda a aliviar la depresión crónica, disminuye la presión sanguínea, acaba con el proceso de producción de las plaquetas que bloquean las arterias coronarias y frena el cáncer de próstata.

Durante años había deseado meditar, pero nunca me había tomado la molestia de intentarlo en serio. Las experiencias más cercanas que había tenido con esta actividad terminaron en estruendosos ronquidos delatores que evidenciaban que en algún momento había cruzado el umbral de la relajación consciente y me había hundido en el mundo del sueño profundo. 

Por eso, porque no quería volver a hacer el ridículo, sentí una gran ansiedad cuando me invitaron de nuevo a una sesión de meditación. La cita era a las 7:30 de la mañana. Sin embargo, yo llegué media hora antes para ‘reconocer el terreno’. Fui vestido tal y como me lo aconsejaron: un pantalón de sudadera de algodón y unacamiseta holgada. La sesión se realiza siempre en la buhardilla de una amplia casa antigua. 

Sobre el piso de madera, los participantes tienden colchonetas de caucho, las cubren con una cobija de lana y se sientan sobre cojines redondos, con la espalda muy recta, para llevar a cabo la meditación. Si ésta se realiza en la mañana, la mirada del meditador debe dirigirse hacia el oriente, dice Adriana Silva, la conductora de la sesión, porque es el lugar donde se encuentra la energía en ese momento. 

Si la meditación se hace por la tarde, hay que sentarse con la mirada hacia el occidente por la misma razón. Después de esta breve explicación que iba dirigida a mí, el único miembro extraño de la clase,recomendó meditar al mediodía porque es el momento en que la energía está más baja y esta práctica contribuye a que aquélla suba de nuevo. Adriana sabe de lo que habla. 

En la adolescencia aprendió las técnicas de meditación trascendental (que consiste en la repetición de una palabra o sílaba en la que la mente se concentra hasta que logra aquietarse) con unos canadienses y desde entonces, durante 33 años, ha meditado dos veces al día durante 30minutos: “Esa es la fuente de mi energía real. Prefiero meditar a comer o dormir”. En 1994 conoció al médico endocrinólogo Deepak Chopra, trabajó dos años a su lado e incorporó a su meditación el método que élle enseñó que es conocido como del sonido primordial. 

Ella cuenta que para Chopra uno de los eventos más importantes de su vida fue aprender a meditar. En la clase, sentado sobre el cojín redondo, presto atención a las indicaciones de Adriana sobre cómo hay que flexionar el dedo pulgar hacia la primera falange del anular y cerrar suavemente la mano. Al hacer esta conexión se facilita el proceso de meditación. Cierro los ojos (sólo algunas personas experimentadas que manejan técnicas avanzadas logran meditar con los ojos abiertos) y me dejo guiar por la voz de Adriana, quien va indicando el orden en que deben relajarse cada una de las partes del cuerpo. 

Mientras los músculos se distensionaban traté de no pensar en nada, pero me distraía aveces por el ruido del tránsito en la calle o por pensamientos fugaces que aparecían y desaparecían en mi mente. La meditación duró, según me comentó Adriana después, 12 minutos por reloj. Yo sentí que había durado mucho más tiempo porque en algún momento dejé de pensar y me abandoné a una sensación de quietud, tranquilidad y bienestar bastante agradable que, además, permaneció durante casi todo el resto del día.

Segundo aire 

La meditación espiritual hace parte de la cultura oriental desde hace más de 2.500 años. En la década de los 60 se dio a conocer en Occidente y desde entonces no ha dejado de ganar seguidores en esta parte del mundo. En Estados Unidos, por ejemplo, los cálculos más recientes estiman en diez millones el número de personas que meditan con regularidad utilizando técnicas de yoga, budismotibetano, zen o variantes occidentalizadas como el mindfulness

Esta técnica, por ejemplo, fue desarrollada por JonKabat– Zinn, quien estudió budismo en los años 60 y en 1979 fundó la Clínica de Reducción del Estrés. Allí ha atendido desde entonces a más de 14 mil personas a las que les ha enseñado a controlar su dolor con la técnica de mindfulnes y sin medicamentos. El asunto de la meditación es tan serio que la revista Time le dedicó su portada del mes de agosto. 

En ella cuenta que desde empleados federales en Washington hasta prisioneros de San Quintín, pasandopor políticos como Al Gore o Hillary Clinton, empresarios como Bill Ford y hasta un director del servicio secreto inglés, meditan con frecuencia. Eso para no mencionar a verdaderos abanderados de esta práctica, mucho más cercanos al público mundial, como el actor Richard Gere, la actriz Goldie Hawn y el director David Lynch, quien fue discípulo del Maharishi Mahesh Yogui, el impulsor de la técnica conocida como Meditación Trascendental.

Incluso en ese país ya existen aeropuertos con habitaciones habilitadas para quienes deseen meditar mientras esperan su próximo vuelo. En Colombia el tema de la meditación seguía siendo un poco exótico hasta que el ex presidente Álvaro Uribe contó que él se valía del yoga nidra, una técnica de relajación y meditación muy efectiva, cada vez que necesitaba recargar baterías.

Adriana de la Espriella es una abogada que llegó al yoga hace diez años en busca de salud, y se involucró tanto que terminó convertida en profesora de esta actividad. Ella enseña las técnicas de yoga que difundió Satyananda, entre las que se encuentra el yoga nidra, que están dirigidas a personas que no necesariamente buscan trascendencia espiritual, pero sí rebajar su estrés o un bienestar físico permanente. 

Ella dice que el yoga nidra es una técnica de relajación profunda que ayuda a desconectar la mente de los estímulos exteriores y produce muchísima relajación. Quienes la practican a conciencia dicen que una sesión de media hora equivale a cuatro o cinco horas de buen sueño.

Los hindúes y los budistas no tienen ninguna duda sobre los beneficios de la meditación pues los han experimentado desde hace más de2.500 años. En Occidente, en cambio, la barrera de la incredulidad sólo cae ante el peso de la investigación científica. A eso se refería el Dalai Lama cuando le pidió a sus monjes que colaboraran con los científicos en algunos estudios sobre el cerebro y les dijo: “La gente cree en el gran dios de los hechos y los datos”. 

Y este dios ha revelado cosas interesantes sobre la meditación en los últimos años. Algunas técnicas han demostrado ser efectivas en pacientes con depresión crónica. El doctor Dean Ornish, otro pionero de estos estudios, sostiene que la meditación, combinada condieta y yoga, puede disminuir la presión sanguínea, acabar con el proceso de producción de las plaquetas que bloquean las arterias coronarias y frenar el cáncer de próstata

Pero los investigadores quieren ir más allá y descubrir hasta el último secreto de la meditación. Apoyándose en los adelantos de la medicina nuclear, como la resonancia magnética, han logrado hacer mapas del cerebro de los monjes mientras meditan.

El principal investigador en este campo es Richard Davidson, director del Laboratorio de Neurociencia Afectiva de la Universidad de Madison en Wisconsin. Este experto descubrió, en los primeros de 175 experimentos que pretende realizar, que durante la meditación aumenta la actividad de la corteza prefrontal izquierda del cerebro, la cual es responsable de emociones positivas como el entusiasmo y la aceptación. También encontró que el sistema inmunológico de quienes meditan responde mejor que el de los que no lo hacen. 

Estas pruebas las hizo con un grupo de 50 empleados con altos niveles de estrés de una empresa de biotecnología. La mitad recibieron una clase de meditación durante ocho semanas, se les enseñó a desarrollar la atención, el resto siguió con su rutina normal y sirvió como grupo de control. Los primeros, los que habían utilizado más el área de su cerebro que forma emociones positivas, se habían vuelto más activos.

Los resultados de estos estudios se hicieron públicos en abril de este año pormedio de una carta escrita por el Dalai Lama que tituló El monje en el laboratorio. En ella el líder religioso dice que el doctor Davidson le contó que “la meditación del desarrollo de la atención fortalece los circuitos neurológicos que calman una parte del cerebro, el cual actúa como un gatillo frente a la presencia del miedo y la rabia. Esto eleva la posibilidad de que tenemos un modo de crear un tipo de amortiguador entre los impulsos violentos del cerebro y nuestras acciones”.

El Dalai Lama, se reunió durante dos días con Davidson y otros investigadores de la mente en el Instituto de Tecnología de Massachusetts, MIT, para compartir experiencias sobre estos temas. Está empeñado en que los científicos occidentales prueben los beneficios físicos y emocionales de la meditación para que ésta se popularice aun más. Su objetivo no es tener más seguidores sino que la meditación, despojada de su armazón espiritual, se convierta en un instrumento útil y barato, del que todos puedan beneficiarse para mejorar su estado de salud.

Adriana Silva no conoce estas investigaciones, pero está segura de que van por buen camino. Hace un tiempo una alumna suya le presentó a su mamá, matemática de profesión, a quien le habían diagnosticado cáncer de hígado y augurado sólo meses de vida. Su hija la llevó donde Adriana para que le enseñara a meditar buscando una mejor calidad de vida en sus últimos días, y han pasado casi dos años. La meditación funciona, lo digo yo que no soy budista ni hago yoga ni práctico el zen, y sólo experimenté el bienestar que produce durante 12minutos. Eso fue suficiente para convencerme.