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Mujeres vs Estrés: 5 armas secretas para luchar contra este trastorno

RevistaFucsia.com, 5/2/2012

Si se tratara exclusivamente de andar con los pelos de punta, cada vez que tuviéramos estrés nos aplicaríamos una crema para peinar. Pero el asunto va mucho más allá: problemas cardiacos, afecciones en la piel, mala digestión, ansiedad y depresión. Cuando los sube y baja de tus emociones van más allá...

Quienes permanecen bajo estado de alerta, y, finalmente, lo catalizan en momentos “comunes” de estrés, sufren de hipertensión, colesterol alto, gastritis y afecciones cardiovasculares. (Foto: Thinkstock) - Foto:

Acumular lo que coloquialmente llamamos “malas energías” o rabietas, no solo es perjudicial para la salud mental: nuestro organismo pide a gritos que busques una salida a estas reacciones que no son comunes para él y con las que te acostumbraste a vivir.

Algunos lo llaman patología, otros tantos lo califican como una reacción natural del cuerpo ante situaciones que se salen de nuestras manos, pero la verdad es que los problemas con nuestra pareja, el ajetreo del trabajo y la necesidad de vivir activas y pendientes de todo las 24 horas del día, hacen que nuestra mente y cuerpo tengan que trabajar más de lo normal y lo fuerces más de la cuenta. El resultado es inevitable: tu organismo comienza a enviarte mensajes emocionales y físicos para que le pongas un alto al estrés.

Eso que te hace mal
Muchas se preguntan el por qué de tanta alharaca frente a un trastorno que ya es común en el siglo XXI. Unas cuantas verdades y riesgos de vivir estresada.

  Quienes permanecen bajo estado de alerta, y, finalmente, lo catalizan en momentos “comunes” de estrés, sufren de hipertensión, colesterol alto, gastritis y afecciones cardiovasculares. Tu proceso metabólico normal se va a pique y se concentra en las nuevas reacciones que está recibiendo.

  Aunque el estrés puede estar presente en mucha acciones del diario vivir, también tiene vía libre a convertirse en algo crónico si no encontramos espacios para poner nuestro cerebro y nuestro cuerpo en pausa. Ese estado se conoce como distrés. Cuando llegamos a ese punto constante de tensión, el cuerpo se pone en la fase de alerta, aumenta la adrenalina, se produce taquicardia y, en pocas palabras, se pone en posición de defensa, aumentando la elaboración de otras sustancias como el cortinón, la hormona del estrés.

  Las molestias estomacales (diarrea o estreñimiento), gripas recurrentes, ataques de ansiedad (dejar de comer o comer en exceso sin explicación aparente), insomnio, poca concentración, problemas en la piel, caída del pelo y caspa son otros de sus efectos a mediano plazo. ¿Por qué? El cuerpo queda bajo de defensas y el proceso de absorción de nutrientes no funciona de manera óptima, cosa que se ve reflejada con bajones de energía, mal metabolismo, retención de líquidos y de toxinas.

Deja que la armonía venga a ti
Batallar contra el estrés es algo más que tomar las cosas con calma: desde tu dieta, comenzar con el ejercicio y hasta bajarle al uso de la tecnología, son hábitos indispensables si quieres controlar tu vida sin que tus emociones te controlen a ti.

1.    Alimentos que bajan los niveles de estrés.  Además de las aguitas relajantes de la mamá, como la de apio o la de rosas, puedes poner en tus platos otros alimentos que gracias a su aporte de vitaminas y minerales, ayudan en la labor. El banano mejora el sistema nervioso, las espinacas aportan hierro y te dan más energía sin que te vuelvas hiperactiva; las almendras y sus minerales como el fósforo, el calcio y el magnesio, entre otros, te colaboran en el proceso digestivo interrumpido.

2.    Evita productos estimulantes, como la cafeína, bebidas energizantes, el té oscuro y la ingestión excesiva de gaseosas. Todos los anteriores, además de ser adictivos, disparan tu nivel de adrenalina, con posteriores descensos de energía que pueden llevarte a la depresión: con su constante consumo, desestabilizas los procesos hormonales del organismo.

3.    El estrés hace que el cuerpo quiera estar en constante acción. Dale una dosis de su propia medicina: realiza ejercicios dinámicos, sobre todo aeróbicos, como trotar, montar en bicicleta o nadar. Si se te ocurren otros tantos, déjalos pasar a tu vida: ésto no solo produce endorfinas, sino que deja tu cuerpo relajado y elimina sustancias tóxicas que rondan por el mismo.

4.    Según la especialista Virginia Poblet, saber decir “no” es un mecanismo antiestrés eficaz. Dejar acumular trabajo porque no puedes negarte, nunca confrontar tus temores o inconformidades o estar en constante debate con los demás, generan esta descompensación emocional. Aprende a negociar, a dar otras soluciones y no dar siempre el “sí” ante todo lo que se te cruce por el frente.

5.    Dedica un día de tu fin de semana para la misión anti-estrés.
Un baño prolongado, exfoliación de la piel, una sesión de masajes, una buena película y dormir hasta que tus ojos te digan “no más”, es excelente para regenerar el cuerpo.