Para el cuerpo, la mente y el espíritu

Foto: Farrah Adam
 
Trinidad es un lado de la moneda; Tobago, el otro. Quien lance la moneda al aire gana con cara y no pierde con sello; las dos islas que conforman una pujante nación insular, deslumbran tanto con la industrialización y la herencia multicultural de Trinidad como con los santuarios naturales y la inalterable tranquilidad de Tobago.

Desconocía que detrás de esa belleza angloparlante, casi siempre de tipo africano, a veces con rasgos indios y muy rara vez con alguna característica europea, existe un pueblo único en el mundo que concentra en un pequeño paraíso flotante del Caribe a personas de culturas distantes en el tiempo, el espacio y la concepción de vida.

A diez kilómetros de las costas venezolanas se encuentra este mágico lugar en el que conviven 1’300.000 descendientes de hombres y mujeres venidos de África, India, Europa, Medio Oriente y China durante los últimos cinco siglos, sin mencionar a los antiguos pobladores indígenas Arawak y Caribe.

El país es una Torre de Babel cultural en la que todos se entienden en ‘tringlish’, un inglés aprendido de los colonizadores británicos, pero con acento y modismos trinitarios. Abordando en Caracas el avión hacia Puerto España, capital del país, uno se siente subiendo a una especie de Arca de Noé en la que todas las razas tienen representación.

Trinidad multifacética
Uno de los lugares ideales para iniciar un recorrido turístico por Puerto España es el Queen’s Park Savannah, un inmenso parque en torno al cual se encuentran ‘Las siete magníficas’, siete mansiones coloniales entre las que se destacan por su arquitectura la oficina del Primer Ministro y el Colegio Real.

En cualquiera de los parques se puede uno topar con una práctica informal de críquet, la pasión nacional que ha producido figuras internacionales como Brian Lara, el jugador que más carreras ha anotado en el críquet de primera categoría.

Una promesa cumplida
Con el corazón contento y con ganas de volver a Trinidad, partimos emocionados hacia Tobago, por la promesa de encontrar un paraíso tropical.

Los tobaguenses viven muy orgullosos de sus costumbres y de la tranquilidad de la vida en la isla finalmente alcanzada luego de una atribulada historia colonial, que puso a Tobago en manos de españoles, franceses, ingleses y holandeses, sin olvidar a los piratas que también la tomaron como rehén. Hoy es un patrimonio de la nación y es fácil comprender por qué era uno de los lugares favoritos del explorador francés Jacques Cousteau.

Al sumergirse en las tibias aguas marinas se puede ver uno de los más coloridos sectores subacuáticos del Caribe: en la zona están la mayoría de las 300 especies de corales que se conocen en el Atlántico. Además, en la bahía Speyside está el coral cerebro más grande del mundo, y en este ambiente también es posible nadar junto a las manta rayas y observar a los tiburones.

Después de una inmersión así, los sentidos quedan exaltados y las emociones listas para broncearse a flor de piel. Pero lo mismo puede ocurrir sobre el nivel del mar, durante una caminata entre bosques, lagunas y cascadas a lo largo de la reserva natural de Tobago. Allí es fácil ver muchas de las 210 especies de aves que tienen este lugar como paraíso terrenal.

¿Y qué tal encontrarse una mañana en el recorrido por la playa con un ritual que tiene lugar desde hace 200 millones de años? Se trata de las tortugas gigantes que vienen a depositar sus huevos entre marzo y junio cada año.

Spa en el paraíso
El agua tibia del mar, la caricia del sol tropical, los suaves aromas de las flores, la visión de criaturas de la naturaleza y los ritmos cadenciosos con los que el pueblo tobaguense alegra sus noches, son sólo algunas de las experiencias sensoriales que proporciona este ambiente de pureza y exuberancia naturales.

Esta magia hace de Tobago el lugar ideal para retirarse del mundo por un periodo y dedicarse a la relajación verdadera. Kariwak Village Holistic Haven and Hotel, un hotel–spa holístico, le ofrece a sus visitantes un descanso natural y una serie de tratamientos curativos que integran mente, cuerpo y alma.

Se puede ir allí sólo para descansar o probar las delicias de su cocina, pero también para practicarse los tratamientos holísticos. Allí se le realiza a cada paciente un estudio de sus necesidades y se diseña un programa especial para responder a esos requerimientos. Este plan está a cargo de cuatro expertas en salud integral: Usha Inniss, una fisioterapeuta alemana que se especializó en medicina ayurveda en India y ha desarrollado tratamientos que combinan la sabiduría oriental y las técnicas occidentales; Paula Young experta en terapias holísticas; Vidya Shridat, maravillosa refloxóloga, aromaterapeuta integral y especialista en medicina de los meridianos del cuerpo; y Nisha Ojar, esteticista y maestra de reiki.

La estadía en un spa holístico no sería completa sin incluir el aspecto de la alimentación. En Kariwak, la comida está a cargo de Cinthya Clovis, quien resume el secreto de la deliciosa sazón caribeña del lugar así: “Es comida honesta, que preparamos con los mejores ingredientes que nos ofrece este medio ambiente y a la que invertimos muchísimo tiempo, esfuerzo, imaginación y amor”.

Los platos son frescos, deliciosos y balanceados. No se siguen tendencias culinarias, sino que se aplican las costumbres locales y se adaptan a los conceptos de comida saludable. Sus sabores vienen de la integración de las influencias españolas, francesas, portuguesas, africanas, indias, sirias, libaneses, chinas y japonesas que han evolucionado en Tobago para generar la comida típica de la región.

Como vez es un magnífico lugar para ir a descanzar, a recargarse de energía y a embellecer el cuerpo y el alma. Si tienes la oportunidad no lo dudes, tendrás recuerdos invorrables y muchas fotos para mostrar en la posteridad.