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¿Por qué las mujeres son tan mentirosas?

Gustavo Gómez Córdoba, 31/8/2011

Usualmente, en el primer párrafo yo me retracto del título y revelo el que verdaderamente debí haber puesto. Hoy no haré excepciones. El verdadero título de esta columna, la versión extendida y original, es: “¿Por qué las mujeres son tan mentirosas y los hombres tan crédulos?”.

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 Para que una mentira funcione se necesitan dos, y nadie tan diligente como el hombre para hacer que las mentiras de las mujeres funcionen. Probaré que no miento con un completo catálogo de mentiras que las mujeres lanzan al aire como incuestionables verdades y que sólo nosotros los hombres aceptamos como tales. Toda mujer que escucha estas mentiras de otra mujer sabe de inmediato que está frente a una falacia colosal.

1. Sin mover un músculo de la cara, frente a las cámaras de una sección de farándula de un noticiero de canal privado, una famélica (¿anoréxica?) modelo asegura que no se priva de nada, que come hamburguesas y frituras, y que no sabe lo que es una dieta. Que todo en ella es “constitución”.

2. Una esbelta mujer, con cintura de avispa y tetas cónicas, recomienda en un espacio pago del Canal Uno el uso de unas fajas que parecen apanadas en cal mientras afirma que en su vida no se ha hecho una cirugía distinta a la de las amígdalas.

3. Una compañera de trabajo tremendamente atractiva y con mirada interesante se acerca a uno y le dice: “Si tú no fueras casado…”

4. Una embajadora con apetitos políticos y ambiciones que nadie desconoce declara a la prensa que lo suyo es el servicio al país y que ni en sueños se le ha pasado por la cabeza ser presidente (¡presidenta!) de Colombia.

5. Una ministra, a la que se le pregunta por decisiones judiciales que le complican al gobierno sus compromisos con los sometidos a la justicia, dice que el Presidente y sus ministros son respetuosos de las decisiones judiciales y que acatan sin miramientos la independencia de las demás ramas del poder público.

6. La directora de una reconocida revista de sociedad jura y come mocos sobre el hecho de que ninguna de las señoras mayores de 40 que aparecen en sus páginas sociales ha recibido una ayudita ‘dérmica–editorial’ de un programa de computador que se llama Photo Shop.

7. Una odontóloga chuscota de edad madura alaba en un comercial una crema dental que, con o sin aprobación de asociaciones odontológicas, es la preferida de todos sus colegas.

8. Una carnudita parlamentaria afro–colombiana (si uno dice “de raza negra” no falta el que, ofendido, manda una carta exigiendo respeto a las minorías) lanza una andanada de críticas al Presidente y, sin que la lava que ha salido de su boca se haya solidificado aún, asegura que ella respeta al Gobierno y que apoyará todas las buenas decisiones que vengan de Palacio.

9. Una esposa que lucha con un niño de 2 años y medio que no se quiere dormir y con otro de 30 días que vomita la leche, lee a las carreras la columna que acaba de escribir su marido sobre las mentiras que dicen las mujeres y dice: “Esta columna te quedó buenísima”.

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