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Cuando ser malo es tan bueno

Fucsia.co, 26/2/2014

Un estudio realizado en conjunción por cuatro prestigiosas universidades le ha dado fundamento ciéntifico al porqué muchas personas se comportan de forma poco ética a pesar de que eso les genere malestar. Entérate aquí.

Foto: Ingimage - Foto: lev dolgachov

El escritor ruso Tolstoi dijo alguna vez, haciendo referencia a la conciencia, que “vivir en contradicción con la razón propia es el estado moral más intolerable”. Se tiende a pensar que cometer actos que tienen consecuencias negativas en otros (como la infidelidad) provoca un sentimiento de remordimiento, por mínimo que sea, o culpabilidad en aquel que aflige el dolor.

De esa premisa partieron investigadores de las universidades estadounidenses de Washington, Pensylvania y Harvard y los de la London Business School (Reino Unido) pare desarrollar un estudio (basado en seis experimentos) denominado 'The Cheater’s High: The Unexpected Affective Bennefits of Unethical Behavior', que traducido al español es algo así como ‘La euforia del que engaña: Los inesperados beneficios de un comportamiento poco ético’, publicado en The Journal of Personality and Social Psychology

Los expertos consideraban, al iniciar sus investigaciones, que una conducta en nula sintonía con la ética de la persona acarrearía emociones negativas. De hecho, eso mismo predijeron los participantes del estudio cuando se les preguntó por ello al inicio del experimento. Pero nada más lejos de la realidad.

El primer experimento trató de evaluar esto último. Para ello, se tomó una muestra de 290 personas, entre hombres (65%) y mujeres (35%), a los que se les expuso varios casos, éticamente cuestionables. A partir de estos, se les preguntó acerca de cómo creen que se sentirían actuando de manera engañosa. La mayoría dijo que la emoción que les embargaría como resultado de comportarse de forma desleal les reportaría mucho malestar.

A raíz de los datos obtenidos de este primer estudio, los investigadores se adentraron en el resto, basados todos ellos en exponer a las personas de la muestra a diferentes situaciones reales en las que debían elegir entre engañar o ser honestos. A continuación, se medía la sensación que a cada grupo se le generaba una vez tomada la decisión y su durabilidad en el tiempo.

Por ejemplo, en el segundo experimento, en el que se redujo la convocatoria a 173 personas (40% hombres y 60% mujeres), los participantes fueron sometidos a una situación real en el que se les daba la oportunidad de, o ser honestos con sus creencias, o, por el contrario, mentir y recibir dinero a cambio. Únicamente el 41% de los participantes optó por la segunda opción. Sin embargo, tras medir las sensaciones positivas que experimentaron cada uno de los grupos (honestos y deshonestos), el estudio reveló que estos últimos generaban una sensación de mayor bienestar tras engañar, que aquellos que no lo hacían y de mayor durabilidad en el tiempo.

Los seis experimentos confirmaron lo que el primero demostró: que, aquellos que optan por un proceder al margen de la ética experimentan un estimulo positivo mayor (lo que los investigadores de este estudio denominan ‘La euforia del que engaña’) que los que son correctos. Sensación que, además, se mantiene durante más tiempo que el que se genera después de ser éticamente correcto.

Y aquellas personas capaces de reconocer los beneficios emocionales positivos que les acarrea comportarse mal son los más propensos a mantener esa actitud poco ética a lo largo de los años.

Esto explica porque mucha gente que se comporta al margen de sus creencias y valores tiende a repetir su proceder falto de ética: porque en el momento que lo hacen experimentan satisfacción. Es una forma de escape, porque aunque posteriormente puedan sentirse culpables, ya han tenido su pequeña dosis de emoción positiva”, explica la sicóloga Samantha Smithstein en la revista Psychology Today.

El problema, como explica la propia experta, es cuando esto se convierte en algo compulsivo. “Estas personas necesitan de un especialista que les ayude a encontrar un sustitutivo que les genere una mayor sensación de felicidad y más duradera en el tiempo”, concluye.

Estas conclusiones trasladadas a cualquier aspecto de la vida pueden ayudar a resolver muchos enigmas. Cómo, por ejemplo, por qué se es infiel...

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