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7 mitos sobre el ejercicio físico

Fucsia.co, 29/4/2014

Verse mejor y llevar una vida saludable es uno de los objetivos de una buena parte de la población. Sin embargo, la practica deportiva, algo básico para alcanzar el fin de mantenerse en forma, está rodeada de creencias erróneas. ¿Sabes cuáles son?

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Las creencias erróneas caracterizan cualquier área de la vida. Estas ideas surgen generalmente   por la desinformación que padecen quienes prefieren adoptar sugerencias sin cuestionársela; o por la necesidad de creer en ideas que nos hagan la realidad más benévola, aún cuando resultan poco fiables.

Tal es el caso, por ejemplo, de las dietas milagrosas que inundan Internet en la actualidad. ¿Quién no ha leído sobre la peligrosidad de muchas de ellas? Sin embargo, ante la ardua tarea de perder peso, resulta más llevadero creer que un régimen nos quitará esos kilos sin mucho esfuerzo antes que ver los riesgos que conlleva esa mentira.

Con el ejercicio físico pasa lo mismo. Existen determinados mitos que rodean la práctica deportiva y que, al margen de la credibilidad que le ha brindado la mitología popular, se caracterizan por su falta de concordancia con la realidad.

Los profesionales del Servicio de Promoción de la Salud de una de las compañías médicas privadas más importantes de España nos aclaran los más extendidos.


1. Estirarse antes de hacer ejercicio incrementa el rendimiento. La práctica de rutinas suaves y mantenidas para preparar los músculos y las articulaciones ante un mayor esfuerzo posterior, o lo que coloquialmente se llaman estiramientos. se relaciona con una disminución de las probabilidades de sufrir un incidente mientras se realiza ejercicio, entre otros beneficios. No afecta en absoluto al rendimiento del deportista.

2. Sudar adelgaza. La sudoración es un método de regulación de la temperatura corporal e implica perder líquido, no calorías. Debido a que el cuerpo es en un 70 por ciento agua, cuando se suda, el peso disminuye por esa pérdida de líquido. En el momento que la persona se hidrata de nuevo, recupera el peso perdido. Por lo tanto, envolverse el cuerpo con plásticos o salir a hacer deporte cuando el sol está en su máximo apogeo no ayuda a adelgazar. Por el contrario, puede ser un riesgo para la salud.

3. Los músculos se convierten en grasa una vez se deja de entrenar.
Se debe partir de la base de que músculos y grasa son dos tipos de tejidos distintos. Cuando se acostumbra al cuerpo a hacer ejercicio de forma continuada, una vez se reduce esa asiduidad, el organismo pierde masa muscular y el metabolismo se ralentiza. Así, la probabilidad de aumentar de peso será mayor, pero no porque los músculos por arte de magia se conviertan en grasa.

4. Se puede comer lo que uno quiera si hace ejercicio.
Este mito es uno de los más extendidos, junto con la creencia de que una vez empecemos a hacer deporte, comenzaremos a adelgazar inmediatamente. Uno puede comer lo que quiera si es capaz de gastar a lo largo de su práctica deportiva más calorías de las que consume. En caso contrario, el cuerpo seguirá acumulando los aportes de más que se le brinden.

5. Hacer ejercicio moderado es suficiente para estar en forma. Hacer deporte es beneficioso para el organismo, sin importar el tipo de ejercicio que se realice. Si bien es cierto que caminar una hora al día ayuda en la tarea de mantenerse en forma, la intensidad y el esfuerzo que se emplee para desarrollar la actividad deportiva es proporcional a la quema de grasas. Es decir, el consumo energético siempre será mayor si se corren 30 minutos, en vez de andarlos. Asimismo, el organismo desarrolla resistencia cuando se acostumbra a un ejercicio, por lo que se vuelve más complicado quemar grasas si no se intensifica la actividad deportiva. 

6. Los abdominales consumen la grasa. Con este ejercicio se fortalece el músculo que hay debajo de la grasa, en ningún caso se endurece o desaparece esta última. De ahí que, para poder trabajar los músculos abdominales, es prioritario desprenderse de la grasa albergada en capas superiores con ejercicio aeróbico.

7. Mantener el peso en la báscula es sinónimo de no haber adelgazado. La grasa y el músculo no tienen la misma densidad. Así, un kilogramo de músculo ocupa menos espacio que uno de grasa y viceversa. Por lo tanto, puede ocurrir que al realizar ejercicio de forma continua, una persona adelgace pero no pierda peso porque se está ganando músculo.