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4 pasos para lucir bien en vestido de baño

Revista Fucsia, 18/12/2011

La prenda más importante de las temporada es el vestido de baño. Cómo preparar el cuerpo y la piel para ponértelo y lucir espectacular.

Foto: Thinkstock - Foto:

Cuidadosa preparación. Estas dos palabras resumen la rutina que se debe asumir para tener una piel radiante y un cuerpo tonificado durante la temporada de vacaciones. Los pasos a seguir son exfoliación, hidratación, depilación y preparación para el bronceado, y del buen criterio que se aplique a completarlos depende no sólo la figura, sino la sensación saludable que debe acompañar un buen descanso.

1. Exfoliación
Antes de comenzar a exponer la piel al sol, no hay mejor opción que exfoliarla para eliminar de ella las células muertas y recuperar su vitalidad: “Es importante preparar la piel para la exposición solar, una suave exfoliación en cara y cuerpo es uno de los tratamientos que más recomiendo antes del veraneo”, comenta la dermatóloga Liliana Montero, especialista en cuidado y belleza de la piel.

La exfoliación es tarea que puede hacerse una mujer por sí misma o confiar a las manos expertas de un centro de belleza. Las cremas utilizadas para esta finalidad tienen una consistencia granulosa, para que penetren en la piel y eliminen las células muertas. El implemento apropiado para hacer esta exfoliación es un estropajo que, sin lastimar, levanta las escamas que se desprenden de la epidermis. Igualmente, hay cremas indicadas para realizar este procedimiento en la cara y otras para hacerlo en el cuerpo.

Si bien se recomienda la exfoliación como un paso previo básico, ésta no se debe efectuar enseguida de la depilación, y hay que esperar por lo menos dos días. Así mismo, cuando vas a estar expuesta al sol diariamente es conveniente hacerla mínimo tres días antes.

2. Hidratación
La especialista Liliana Montero advierte que hay que usar periódicamente cremas hidratantes para que la piel mantenga su vitalidad: “Las vacaciones implican exposición al sol, por eso, es necesario tratarla muy bien”

El cambio de clima, de temperatura y de ciudad, y la transpiración que causan las temperaturas altas, son circunstancias que generan modificaciones en la piel, y hay que adaptar los cuidados diarios a las nuevas condiciones. Se debe tener en cuenta que las cremas demasiado untuosas pueden resultar pesadas y pegajosas en climas ardientes, hay que optar por texturas más ligeras, y utilizar, por ejemplo, gel en lugar de crema. El aire acondicionado también afecta la hidratación de la piel, que tiende a mermar su contenido de agua en las capas superficiales y hacen que pierda flexibilidad y que produzca una sensación de tirantez.

Los productos hidratantes en todas sus versiones —leches, cremas, aceites o lociones— aportan a las células el agua que necesitan para su funcionamiento, y procuran un efecto barrera que evita la evaporación del agua de la epidermis. Sólo hay que dedicar un rato cada día (y cada noche) a que la piel permanezca humectada y se familiarice con su medio natural, el agua.

3. Depilación
Los métodos de depilación son cada vez más eficaces y confortables, y aunque hay mujeres que prefieren la tradicional rasuradora para quitarse una cantidad mínima de pelo de las piernas y la zona que cubre el vestido de baño, hay otras que son más velludas y necesitan apelar a sistemas más eficaces. El más duradero de estos es el láser, pero hay que practicárselo por lo menos tres o cuatro semanas antes del viaje, por los posibles inconvenientes que puede acarrear tomar el sol si se ha efectuado recientemente.

Si se estás en plan de viaje, lo más cómodo son las máquinas depilatorias y las cuchillas, lo mismo que las cremas y espumas. Las máquinas eléctricas son muy prácticas porque se pueden utilizar cuantas veces quieras sin miedo a lastimarte.

Pero el método preferido por la mayoría de las mujeres sigue siendo la cera. Hacérsela desde una semana a tres días antes de partir de vacaciones es lo conveniente; sin embargo, para que sea eficaz hay que esperar a que los vellos tengan una longitud de 4 a 5 milímetros. 

Complemento insustituible son las cremas y otros productos suavizantes, que hacen esa labor tan necesaria de dar a la piel la textura que requiere para lucir fresca y tonificada.

4. Bronceado
La máxima sería: “Sí al bronceo, pero con protección adecuada”. Hay un sinnúmero de agentes que hacen de ésta una actividad inocua desde el punto de vista de la salud y satisfacen el deseo de llegar de vacaciones con un look seductor.

Los filtros pueden ser físicos y químicos, y la mayoría de los productos solares los combinan. Los primeros protegen contra las radiaciones UVA y UVB, los segundos absorben los fotones de la luz solar evitando su daño. Si en el producto dice “pantalla total”, significa que protege contra todo tipo de radiaciones.

El índice de protección (IP o SPF) aparece en cada envase y orienta sobre el tiempo que se puedes permanecer expuesta al sol sin quemarte. El factor mínimo que se debe aplicar una persona es el 15, pero  la  protección que se logre depende del producto, del tipo de filtro, de las características de la radiación solar (no es lo mismo exponerse a los rayos perpendiculares del trópico que a los de otras zonas del planeta), de la penetración del producto, de si se ha dejado expuesto al sol, de su resistencia al agua, al sudor y a otros agentes externos.

Los productos que preparan la piel para el bronceado son innovadores. Estos contienen tirosina, que estimula la formación del pigmento responsable del bronceado, y vitaminas que hacen que las células se defiendan de los radicales libres.

Recomendación final: La dermatóloga Liliana Montero desestima los procedimientos agresivos como tratamientos para disimular manchas y marcas, láser, depilación definitiva y ácido retinoico, ya que pueden producir efectos no deseados como generar nuevas manchas.

Consejos extra
El tratamiento diario de hidratación debe contener factor de protección.
La exfoliación se debe efectuar al menos dos días antes de la exposición al sol, y no después de ésta ni con la piel quemada o enrojecida.
Utiliza para vacaciones el método de depilación al que estás acostumbrada y que te funciona. Lo ‘mejor’ es enemigo de lo ‘bueno’.
Hay que reaplicar el protector solar después de salir del agua, después de secarte con toalla o dos horas después de la última aplicación.
Como todos los productos cosméticos, los fotoprotectores pierden eficacia con el paso del tiempo.