Enfermar sin razón

, 15/2/2010

Te contamos cómo manejar a una persona hipocondríaco, las causas y detonantes de esta enfermedad que para algunos no tiene sentido.

La hipocondría es una enfermedad que lleva a una persona a creer que padece una molestia grave aunque los diagnósticos médicos aseguren que no es así. En consecuencia dicha persona esta constantemente preocupada y miedosa dado que interpreta cualquier señal de su cuerpo como un indicio de enfermedad.

Los expertos que conocen y tratan este trastorno aseguran que la mayoría de quienes lo padecen han experimentado de cerca la enfermedad cuando fueron niños, ya sea porque la enfrentaron o porque alguna persona cercana la tuvo o (abuelos, hermanos, primos o amigos).

Por lo tanto es común ver familias enteras que manifiestan los síntomas de la hipocondría, es decir que desarrollan sus actividades cotidianas interpretando siempre negativamente cualquier dolencia menor. Es así como las quejas, la depresión, la preocupación extrema, la angustia y el miedo se vuelven habituales entre los miembros de la familia.

¿Qué hacer con un pariente hipocondríaco?

Para saber cómo tratar a una persona hipocondríaca lo primero es determinar si realmente lo es. Para ello, hay que contar con el diagnóstico de un especialista y ver si presenta algunos estos síntomas:
· Preocupación exagerada por su salud.
· Ver como indicios de enfermedad la aparición de un lunar, pequeñas heridas, insignificantes gripas, episodios de tos o movimientos involuntarios del cuerpo.
· Mareos imaginarios o dolores de cabeza aparentemente continuos.
· Pensamientos negativos, es decir, aquellos que tienen que ve con que si alguien cercano murió de determinada enfermedad, seguramente le ha de pasar lo mismo y por eso debe estar alerta.
· Amplificación de los síntomas comunes de adaptación del cuerpo al entorno.
· Obsesivo control sobre sus chequeos.
· Conclusiones dramáticas ante cualquier padecimiento.

Una vez se tenga la certeza hay que entender que esos síntomas llevan al individuo a experimentar cambios en su sistema nervioso porque lo mantienen alerta y presto a reaccionar ante cualquier situación extrema. Además, con seguridad, acudirá a investigar más acerca de sus padecimientos y recurrirá a otros tipos de medicina cuando el médico les asegure que no tienen nada.

Ya sabiendo esto, hay varias formas de ayudar al paciente:
1. Llevándolo a tratamiento con un psicólogo o siquiatra que trate la enfermedad desde esta especialidad.
2. Animarlo a que incluya en su rutina diaria actividades de ocio, culturales, manuales o deportivas que lo mantengan distraído.
3. Si no acepta el trastorno, una opción es pedirle que vaya acuda el psicólogo para que éste le ayude a ‘sobrellevar su enfermedad’.
4. Dejando de prestar atención a sus quejas y malestares.
5. Pedirle que deje de hablar de sus enfermedades porque lo único que consigue con eso hacerlas ver más reales y graves.
6. Invitarlo a que practique yoga o algún tipo de ejercicio que le ayude a relajarse y a calmar la ansiedad.
7. Hacerle ver que sólo de él depende que tenga una buena vida, pues puede pasarse el resto de su existencia temeroso de lo que ha de pasar o disfrutar de cada momento.