Editorial

El sexo rico

Lila Ochoa, 17/5/2012

El nuevo orden de las cosas en las relaciones hombre-mujer lo están liderando ellas. Entérate aquí.

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Hasta hace muy poco, nacer bonita era nacer afortunada. La mejor decisión para asegurarse un buen futuro era cambiar un cuerpo virgen por una casa bien grande y un marido con un buen puesto, o millonario, de ser posible. Cuanto más arriba estuviera el marido en la escala social, más razones había para pensar que una mujer se había ganado la lotería. Esta situación se ha repetido mil veces en la historia y desde que somos niñas nos han enseñado que, como en el cuento de Cenicienta, hay que buscar un príncipe que nos rescate de las penurias.

Aunque todavía se ven casos, la realidad es que una mejor educación y la independencia económica cambiaron de una manera radical la forma de pensar de las mujeres y, por eso, ahora casarse con un gordo rico y aburrido no es una opción. Se pueden casar realmente por amor, pues la casa se la pueden comprar ellas mismas, gracias a su trabajo.

Varios estudios, y un libro que acaba de salir al mercado, The Richer Sex (El sexo rico) muestra los cambios sociales que están sucediendo alrededor de las mujeres, la familia y el trabajo. Para empezar, el New York Times, el periódico norteamericano más influyente, reporta que hoy en día es mayor el número de mujeres que tienen hijos sin casarse. En el 2009 más de la mitad de los bebés de mamás de menos de 30 años nacieron fuera del matrimonio. Esto indica en que el matrimonio también está perdiendo popularidad entre las mujeres. La autora del libro dice que estamos a punto de experimentar “el gran cambio –cuando ellas ganen más dinero que ellos–”, con las respectivas consecuencias.

Hoy en día, una mujer aporta 47% del dinero que se necesita para sostener un hogar. En Colombia, ellas invierten 80% de su salario en su familia. Y en el 2009, 38% de las esposas ganaban más que sus maridos.

Es un fenómeno universal. El hecho de que la mayoría de los estudiantes universitarios sean del sexo femenino (en Colombia son 53%), de que el deseo de realizarse profesionalmente y el nivel de ambición haya aumentado sustantivamente, lleva a la conclusión de que el poder adquisitivo está cambiando de manos.

Liza Mundy, la autora del libro The Richer Sex
, pinta un panorama sombrío en el campo de las relaciones. El número de divorcios se ha disparado. Los días en que una mujer soportaba a un marido infiel, violento o perezoso pasaron a la historia. Cuando las cosas no marchan como deberían, ella coge su cartera y se va. La única que hasta hoy no ha podido hacerlo es la reina Sofía, que tendrá que convivir con la princesa alemana, amante del rey, hasta el fin de sus días, a menos que él se aburra. Finalmente, renunciar a ser reina no es cosa fácil.

Desde el punto de vista femenino, todo esto significa un gran progreso. Pasamos de pertenecer a un hombre, padre, hermano o esposo, de ‘vendernos’ al mejor postor como cualquier mercancía, a tener libertad para manejar nuestro propio destino. Un escenario impensable en la época de nuestras mamás, cuando los maridos eran los únicos que podían encargarse de asuntos de dinero y ellas difícilmente podían decidir sobre su propio destino.

¿Qué va a pasar en nuestros países machistas, donde el ego de los hombres les impide pensar que los maridos pueden disfrutar de no tener la presión de la plata y pasar tiempo con sus hijos, viéndolos crecer de cerca y no como invitados de piedra, si permiten que su mujer sea la proveedora del hogar? Es la primera vez en la historia de la humanidad que las mujeres pueden controlar su biología, decidir qué tipo de vida quieren, cuándo y en qué condiciones tener hijos y si les interesa o no el poder.

Creo que todos, hombres y mujeres tendremos que ser más optimistas, imaginativos y tolerantes para asumir el nuevo tipo de relaciones que se está estableciendo. Porque esto apenas está empezando.

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