Trabajo

Mitad mamá, esposa y ejecutiva

, 10/5/2012

Un nuevo libro explica cómo cuidar a los hijos, ser una buena esposa y una excelente profesional sin enloquecer en el intento.

- Foto:

La experiencia resulta familiar para muchas mujeres. Gaby Hinsliff, la exitosa editora política del diario británico The Observer, decidió renunciar a su trabajo para dedicarse a criar a su hijo. Cambió las entrevistas con importantes personalidades por ir al jardín infantil y ayudar al pequeño a hacer sus planas. Pronto se empezó a sentir como una ‘doña nadie’. Esperando en la puerta del colegio la salida del niño, se dio cuenta de que, como ella, había muchas mujeres que antes habían tenido una carrera y “ahora son, básicamente, la mamá de alguien”.

La solución fue encontrar un trabajo más flexible para poder volver al ruedo laboral sin sentirse culpable por alejarse del hogar. Inspirada en su propia vivencia decidió escribir el libro Half a Wife: The Working Family’s Guide to Getting a Life Back que, como su título lo indica, es una guía para que no solo las mujeres, sino también sus parejas, aprendan a cumplir con las múltiples responsabilidades del mundo moderno. Su principal consejo es que las ejecutivas dejen de creerse supermujeres y aprendan a pedirles ayuda a sus esposos en el cuidado de los hijos y otras tareas domésticas para hacer su vida más placentera.

Hoy, cuando ellas buscan competir en igualdad de condiciones laborales con los hombres, cada vez ganan más espacios en las empresas y la brecha de salarios ha tendido a disminuirse, muchas, por miedo a perder su posición, tratan de abarcarlo todo a costa de sacrificar tiempo para ellas mismas. Incluso, después de dar a luz y regresar al trabajo, no faltan las que asumen más labores para recuperar el tiempo perdido, como si hubieran cometido un error y quisieran enmendarlo, como si no fuera ya suficientemente difícil el dolor de dejar a un pequeño de meses al cuidado de alguien más.

Por eso, Hinsliff creó el concepto de “Half a wife” (“media esposa”), que no quiere decir ser esposa a medias, sino facilitarse la vida con medidas prácticas. La primera recomendación: dejar la culpa de lado. Otro punto importante es acomodar la agenda de trabajo. En economías en las que se necesitan los ingresos de ambos padres es importante que escojan en lo posible dos días hábiles de la semana para dedicarlos al hogar. Lo ideal sería trabajar como independientes, pero cuando eso no es posible, Hinsliff habla de hacer ajustes como prolongar la jornada un día para tener el siguiente libre. También se refiere a las ventajas que proporciona la tecnología, pues esta facilita el hacer muchos deberes desde la comodidad del hogar. En este sentido también se dirige a los empleadores: es una forma de tener empleados más satisfechos y por lo tanto más productivos y de paso ahorrar, por ejemplo, en espacio. La guía hace énfasis en que antes de tener hijos, las parejas hagan acuerdos de cómo van a manejar la crianza y el desarrollo profesional a la par, dimensiones que en la actualidad muchas mujeres no están dispuestas sacrificar.

Por eso, la autora hace una alegoría cuando dice que en sus carreras las mujeres deben reemplazar la línea diagonal de ascenso vertiginoso por una forma similar a la de una ‘Z’: empieza con un trayecto horizontal cuando se está adquiriendo experiencia, luego hay un ascenso y viene otra planicie cuando se tienen los niños. “Cuando ya entran al colegio viene otro ascenso, pues se disipa el agotamiento y se puede invertir más tiempo en lo laboral. En esta tarea los hombres deben ser aliados”.

“Para ser integral, la mujer necesita a su lado a todo un hombre que le ayude en los distintos frentes. Ella se culpa cuando deja el hogar, pero las parejas deben buscar la igualdad en cuanto a obligaciones y derechos”, señala la terapeuta de pareja Nelly Rojas de González. Pero es clave que ni los padres ni las madres caigan en extremos: ni irse del lado de la cultura machista en la que no hay que mostrar debilidad y cualquier ausencia relacionada con los hijos puede ser considerada como tal, ni tampoco el modelo de una mujer dedicada únicamente a las tareas domésticas que llegue a criticar a una mujer empresaria: “La mujer no tiene por qué caer en el dilema de hogar o trabajo, lo más importante es que no se olvide de ella misma”, afirma Rojas. Para la especialista, lograr un buen balance requiere ante todo autoestima: “Si una mujer tiene una elevada autoestima se hará respetar y utilizará el tiempo en forma proporcionada. Solo así mejorará sus exigencias tanto en el hogar como en la oficina y será capaz de establecer límites favorables para su pleno desarrollo”.

Entradas relacionadas