De Confucio, que inventó la confusión y otras respuestas reales

Fucsia.co, 27/1/2015

La prueba de las preguntas en los concursos de belleza es una de las que más seguimiento recibe por parte de la audiencia. ¿Resulta necesario mantenerla? ¿Acaso se premia en estos certámenes la inteligencia?

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**Escrito por Julia Alegre

Pobre Confucio. De nada le valió el ser uno de los grandes pensadores chinos de la historia cuando Giosue Cozzarelli tuvo que responder a la pregunta vertida por la audiencia sobre su opinión acerca de una frase de este ilustre hombre. “Confucio fue uno de los más antiguos chino-japoneses”, resolvió a responder la candidata a hacerse con la corona de Miss Panamá en 2009.

Hasta ahí todo bien: el aporte de la miss hubiera quedado en una mera anécdota. Para ella Confucio era doble nacional, nada extraño (¿?). Pero como la ignorancia no tiene límites (y la prepotencia tampoco), Cozzarelli siguió con su clase magistral de filosofía, en vez de practicar eso de ‘el silencio es una virtud’, añadiendo que “Confucio es uno de los que inventó la confusión”. Confundidos nos dejó a todos con su respuesta.

La prueba de las preguntas es una de las más seguidas por los amantes de los certámenes de belleza y por los curiosos a partes iguales por una única razón: todos esperamos que alguna de las candidatas patine. Que brinde una respuesta lo menos coherente y más divertida posible para que podamos reírnos a su costa. Y generar memes burlones al respecto, estados en Facebook que dejen patente lo ingeniosos que somos nosotros ante la estupidez ajena o comentarios saturados de hashtags criticando los “elocuentes” aportes de estas señoritas.  Es lo que se llama las bondades perversas de las nuevas tecnologías...

Cozzarelli es solo un ejemplo de lo innecesaria que resulta esta sección en los concursos de belleza, al menos que el objetivo sea provocar la burla y mofa de la audiencia. Si lo que se premia en estos certámenes son los atributos físicos de las candidatas, la armonía de sus facciones y lo estilizado de sus cuerpos ¿por qué, además, se espera que sean inteligentes? Algo que por otro lado, deben demostrar en apenas unos segundos, invalidando todo tipo de proceso reflexivo en la búsqueda de respuesta y sin tener en cuenta el nerviosismo del contexto.

La belleza no tiene por qué estar reñida con la inteligencia. Ni mucho menos. Tampoco al revés. ¿Qué ocurriría si a la hora de optar por un puesto de trabajo a todos se nos exigiera alcanzar unos mínimos de belleza? El mundo estaría lleno de desocupados y desempleados, porque que nuestras madres nos digan lo guapos que somos, lo siento, pero no es una postura objetiva.

Resulta absurdo que uno de los requisitos para ser miss sea que esta haga gala de una inteligencia brillante. Lo que no es incompatible con el hecho de que tenga cultura general. Es inconcebible que una persona nacida en un país moderno y con cierta independencia económica, no sepa quién es Nelson Mandela, sea bella, fea, alta, baja, gorda, delgada, como le ocurrió a Laura María Saavedra Gómez, candidata a Señorita Colombia en la pasada edición del concurso. Todo individuo, al margen de su físico, debe contar, y preocuparse por extender unos conocimientos básicos sobre la historia que le precedió como ser humano; sobre el mundo que le rodea y, por supuesto, sobre la realidad que le influye y de la que forma parte.

Se escapa a mi entendimiento la falta de previsión de los equipos de profesionales que acompañan y entrenan a estas jóvenes para participar en los concursos. Que las dejen hacer el ridículo de esta manera y no las instruyan para enfrentarse a las preguntas que desconocen. De hecho, un “no puedo contestarte porque de ese tema no sé”, resulta más legítimo que el tratar de dar una  respuesta que confirme su incompetencia e ignorancia. La humildad señores es una cualidad inexcusable en estos casos.

Luego están las respuestas banales, llenas de estereotipos y clichés, como las que dieron las candidatas a Miss Universo. Obviedades con las que cualquier persona con dos dedos de frente coincidiría si se le preguntase. Sí, por supuesto, yo también quiero la paz en el mundo; también considero que mi país se caracteriza por su perseverancia (y no soy colombiana); que los delitos los cometen gente mala, mala, mala y que son un fenómeno global;  que la prostitución infantil tiene que parar, y que "siempre puedo estar dando mensajes de libertad y esperanza porque yo sé que soy Miss USA”. ¡Ah no, esa no soy yo!

Si como se difundió recientemente en los medios de comunicación, la actual reina de belleza universal, Paulina Vega, se sentaba cada noche antes del concurso a discutir con su padre  los temas de actualidad, es incomprensible que ante la pregunta de “¿cuál es la mayor contribución de su país a todo el mundo?”, solo atinara a responder “Pienso que mi país ha sido un ejemplo a seguir para el resto de los países, somos gente perseverante en los obstáculos que se nos presenten, y seguimos luchando por lo que queremos lograr, después de mucho hoy mostramos un escenario diferente, y eso es algo que me hace orgullosa de representar mi país frente a todos ustedes”, en vez de mencionar que Colombia, en la actualidad, está inmersa en un proceso de paz, que, si se consolida bajo los parámetros establecidos, supondrá un ejemplo para el resto del mundo en lo que a resolución de conflictos y reparación de víctimas se refiere.  ¿Tan complicado era?

Lee el artículo ¿Por qué ganó Paulina?
La historia detrás de la segunda Miss Universo colombiana


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Acerca del blog:


El síndrome de la mujer pensante
Ni somos el sexo débil, ni se nos ha forjado para dejar el cerebro en casa, privado de toda actividad. Vivimos en una época de transformación, de inmediatez, de información y de libertad. Es el momento de hacer alarde de todas las posibilidades que se nos brindan; de apostar por una sociedad que no invalide la crítica constructiva proveniente de una mujer por tratar temas susceptibles y duros que, indudablemente, la repercuten. Este es el espacio para la ironía, el análisis, la contestación, la liberación... El todo y el nada.



Julia Alegre es una periodista española especializada en Cooperación Internacional y Acción Humanitaria. Actualmente desarrolla su trabajo como redactora en Fucsia.co.
JAlegreB@semana.com + @JuliaAlegre1