Luna de miel

Lisboa: Melancolía en pareja

Fucsia.co, 13/6/2013

Lisboa, la capital de Portugal, es un lugar bello y de melancólico romanticismo que invita a celebrar el amor.

Fotos: AFP; Pantherstock. - Foto:

No se sabe si es el aire un poco abigarrado y los pájaros que revolotean en la orilla del mar, o si son esas mujeres que, misteriosas, se pasean por las calles vestidas enteramente de negro con sus cabezas amarradas con lúgubres pañuelos. Quizá sea la forma jocosa y desordenada como las casas fueron surgiendo una tras otra sin un orden aparente, o quizás es simplemente la extensión de esas ojeras seductoras que aparecen en los ojos de todos los hombres del lugar; lo cierto es que Lisboa hace respirar melancolía. Caminar por sus calles conduce casi a un único sentimiento: anhelar estar abrazado con alguien.

Romántica, con una luz especial que tenuemente se combina con los andenes llenos de mosaicos blancos y negros, detenida como en una época en donde todo era más lento, con sus tranvías que paran el tráfico, esta capital hay que caminarla cogidos de la mano. Se debe tomar una buena guía de viaje y dejarse perder por sus barrios más tradicionales, como la Alfama, en donde está el mayor legado medieval, o Barrio Alto, en donde se ven los tendederos llenos de ropas coloridas y se escucha uno que otro fado retumbando en el ambiente. Luego habrá que entregarse a encontrar un restaurante de comida local, y dejar que los locales los atiendan con sus croquetas de bacalao, sopas de col y las sardinas asadas.

Al final del día siempre habrá un lugar esperando a los enamorados.
Tomar el Elevador de Santa Justa para trepar cuarenta metros de altura y acceder a una de las vistas más conmovedoras de esta ciudad a orillas del mar será una experiencia única para compartir en pareja.


La Torre de Belém


En otra época fue la protectora de la ciudad, ahora es una estructura imponente que se insinúa a orillas del río Tajo y es visita obligada de los turistas. En su primer piso se ven las 16 ventanas por donde salían los cañones, estructuras que delatan la función que como defensora de la ciudad cumplió esta torre cuando fue construida entre 1515 y 1519. Luego, subir sus cinco pisos y llegar a la terraza les permitirá a los viajeros ver la ciudad y divisar el Monasterio de los Jerónimos, ubicado muy cerca de la torre.