Reinventarnos

Alejandra Marr, 8/11/2017

"Reinventarnos es re-significar lo que pensamos y creemos, porque crecer es saber decirle adiós a nuestras certezas y volver a llenarnos de preguntas".

Ilustración @susanaramirezvelez - Foto:

Por: Alejandra Mar @Alejandramarrr @lolasmagazine

Ilustración: @susanaramirezvelez

Nunca, ni un 31 de diciembre, he tenido tantas ganas de cambiar  y reinventarme como cuando todo se me viene encima.

Se me pierde el celular y le prometo al universo chatear menos y compartir más tiempo con mis papás si lo encuentro en el bolso; me da guayabo y juro nunca volver a tomar en exceso si dejo de pilotear involuntariamente la cama; no encuentro trabajo y prometo donar una parte de mi próximo salario si consigo uno o se me olvida entregar el informe pero juro ser más organizada y productiva si mi jefe olvida pedírmelo.

Esos son los momentos en los que vuelvo a creer en Dios, no solo en uno sino en todos, le rezo a los dioses griegos y siento la necesidad de reinventarme sí y solo sí el universo conspira a mi favor y demuestra un poquito de misericordia para yo considerar que necesito un cambio.

Nos urge una señal, un pellizco que nos recuerde que la zona de confort se nos volvió nuestro lugar favorito. Pertenecemos a la generación del todo está bien: si soy impuntual es porque soy más exitosa; si tengo sobrepeso pues… ¡bravo a las curvas!; si digo todo lo que pienso, sin filtro, soy honesta y, si soy desordenada, paso por creativa.

De la misma autora, lee también: El Derecho a Hacernos las Miopes

La mediocridad nos tiene cómodas por tener excusa para cualquier cosa. Pero no necesitamos llegar al límite, a lo fatal, para darnos cuenta que el sobrepeso es un problema grave de salud aunque las curvas sean divinas, que llegar tarde es de muy mal gusto, y que, si digo todo lo que pienso, más que decir un par de tonterías, soy grosera y puedo herir a la gente cuando nadie pidió mi opinión.

Aclaro: no se trata de buscar la perfección, sobre todo porque es un concepto iluso que no existe, no es posible, sino de acercarnos cada vez más a la mujer –o el hombre– que soñamos ser. A nuestra versión favorita sumada a lo que hemos construido y lo que llevamos dentro, pero sin cargas ni excesos de equipaje.

¡Al carajo nuestro miedo a cambiar! A reconocer que lo que somos no está del todo bien y nos afecta más de lo que creemos. A aceptar que las verdades que nos hacen permanecer en lo que somos también tienen fecha de vencimiento. Madurar significa re significar lo que pensamos y creemos, porque crecer es saber decirle adiós a nuestras certezas y volver a llenarnos de preguntas. Pero claro, hay cosas que nunca van a cambiar: nuestra esencia no es negociable.

Reinventarnos debería ser una cosa de todos los días. Cambiar la rutina, los pensamientos que nos hacen daño, reaccionar con fuerza a lo que merezca la pena. No significa cambiar nuestra piel, solo es bañar el alma, refrescar la mente y volver a enfocar lo verdaderamente importante para seguir como si fuera un nuevo comienzo.

Dejar atrás es ganar, cambiar es llenarse de fuerza y valor.

* NOTA AL LA LECTORA:  1 de cada 8 mujeres padece cáncer de seno. Por eso recuerda hacerte el autoexamen mensualmente, ¡hazlo parte de tu rutina! Una detección temprana puede salvar tu vida.

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