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Amistades tóxicas

Silvia Camargo, 24/2/2012

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Casi todo el mundo ha tenido una amistad que no es tan agradable como otras, porque nos exige una competencia constante o porque con ella no se comparten plenamente los mismos valores e ideología.  A pesar de todo siguen siendo parte de nuestras vidas y no tomamos la determinación de sacarlas del llavero por diferentes motivos, entre ellos, la culpa. Y cuando se rompe con estos amigos, a veces pasan a ser de esas personas que uno nunca deja ir, pues el odio que se siente hacia ellas sigue siendo el lazo que nos mantiene juntos. Y es que no hay, aparentemente, nada más bueno que hablar mal de los enemigos, aquellos por quienes sentimos rencor y desprecio.

 

Pero lo cierto es que los científicos encontraron, gracias a un experimento, que estas amistades negativas generan problemas emocionales y también físicos. El trabajo fue publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences. Los científicos de la universidad de UCLA, quienes elaboraron el estudio, escribieron que las relaciones interpersonales negativas, entre las cuales están los conocidos malucos y los enemigos, pueden llevar a un incremento en la inflamación y esto en consecuencia puede disparar una serie de enfermedades que van desde la hipertensión hasta cáncer.

 

Cualquiera dirá que eso ya lo sabíamos todos. Cada quien ha vivido en carne propio esa sensación de quedar sin energía luego de que un amigo compite o pelea con uno. Pero lo interesante del estudio es que una situación que antes era anecdótica hoy cuente con suficiente base científica en la cual apoyarse.

 

El trabajo se realizó con 122 personas jóvenes y en perfecto estado de salud, quienes fueron monitoreados mientras vivían momentos estresantes. Simultáneamente les midieron algunas sustancias internas que causan inflamación en el organismo. Los investigadores hallaron que en aquellos días estresantes las personas tuvieron más altos los niveles de proteínas responsables de condiciones como la presión arterial alta, la depresión y el cáncer.

 

El mensaje que queda de todo esto es muy simple: no vale la pena tener amistades negativas, ni gastar tiempo pensando en enemigos porque lo único que este tipo de vínculos generan es estrés. Lo mejor es rodearse de buenos amigos, gente con la cual se cuenta en las buenas y en las malas, que nos ayuden a crecer y alcanzar metas. Al resto hay que aplicarles aquello de “lo que no sirve, que no estorbe”.