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Disciplina...Más allá que castigar a tus hijos

, 10/5/2011

Carolina Narváez Echeverri, Instructora de Desarrollo Infantil de 'Mind the Kids', nos aconseja sobre cómo disciplinar a los hijos. Entérate aquí.

Por RevistaFucsia.com
 
Aprender a disciplinar a los niños es una habilidad que se adquiere mientras éstos van creciendo. Nadie nos ha explicado cómo educar niños felices y saludables emocionalmente porque lo que sirve con unos, con otros puede generar el efecto contrario. Muchos padres de hoy en día ya tienen clara la diferencia entre la disciplina y el castigo: mientras el castigo es una manera reprobable de reprochar a los hijos y que lleva a que luego los niños crean que la violencia es una manera correcta de actuar, la disciplina es una manera de enseñar a diferenciar lo bueno y lo malo donde los padres son guías para sus hijos con el objetivo de ayudar a desarrollar en ellos mismos la confianza, la disciplina, el control de impulsos y, de cierta manera, su autoestima.

La regla de oro en la disciplina positiva siempre será recordar reprobar el comportamiento más no al niño como tal, porque lo que está mal es la acción que realizó y esto no significa que él sea malo. Los padres que utilizan la disciplina positiva promueven de manera cariñosa pero firme los comportamientos positivos y reprueban los negativos.

Teniendo en cuenta que cada uno de los niños tiene temperamento y niveles de desarrollo diferentes, no hay fórmulas mágicas ni maneras universales de disciplinar positivamente a los niños. Es por esto que se recomienda dedicar tiempo para conocer a tu hijo y seguir un poco la intuición parental ya que la conexión padre-hijo existe y puede ayudarte muchas veces a tomar las mejores decisiones para reprobar sus actitudes y maneras de comportarse.

Carolina Narváez Echeverri, Instructora de Desarrollo Infantil de Mind the Kids, nos aconseja sobre cómo disciplinar a los hijos. Se podrían describir como principios básicos de la disciplina positiva:

1. Plantea reglas concretas advirtiendo las consecuencias que se tendrían al no seguirlas, dependiendo de la edad de los niños. Es importante que las consecuencias siempre tengan coherencia con el comportamiento y sean advertidas al niño antes de ser aplicadas. Si tu hijo no quiere recoger los juguetes que acaba de utilizar  puedes advertirle la consecuencia que tendría al no recogerlos, como no ver su programa favorito o no comer algo que le gusta mucho.

2. Actúa lo más pronto posible para que el niño asocie el mal comportamiento con las consecuencias que recibe. Muchos comportamientos de los niños ocurren en lugares públicos donde es más difícil reprenderlos, interven en este momento hablando con tu hijo y calmándolo si ocurriera una pataleta. La mayoría de los niños saben que los padres sufren de vergüenza en lugares públicos. Cuando tu hijo tiene un mal comportamiento y tu esperas a estar en casa para reprobarlo éste no lo asociará con la conversación que  estás teniendo con él tiempo después.

3. Sé consistente en las reglas y consecuencias. Evita ser flexible y dar excusas para las conductas de tu hijo. Explica a los niños que hay ciertas cosas que no son negociables. En muchas ocasiones los padres se saltan sus propias reglas en momentos específicos, dándole a entender al niño que las reglas que  le has puesto no son tan importantes como para ser cumplidas a cabalidad. Muchas veces los padres se dan auto explicaciones sobre el mal comportamiento de sus hijos tales como que está cansado o tiene sueño, lo que abre espacio para la flexibilización de las normas.

4. Elogia a tu hijo cuando se porte bien. Es sencillo elogiar y alentar las buenas conductas, esto ayudará a tu hijo a comprender que los comportamientos positivos son premiados y reforzados. Dile a tu hijo las cosas que hace bien, los comportamientos que te agradan y las acciones que te enorgullecen de él en el momento que vea que lo está haciendo. No esperes mucho tiempo para reforzar la conducta porque al igual que los comportamientos negativos si no se dicen al instante luego no serán asociados el elogio con la acción.

5. Enseña a tu hijo que la paciencia es una virtud que se aprende y que el arte de esperar siempre trae sus resultados positivos. Muchas de las pataletas que ocurren en lugares públicos suceden porque los niños se están acostumbrando a la gratificación inmediata. Al igual que se le ha enseñado a los niños que hay un tiempo específico para comer también enséñales que para jugar debe haber un tiempo acordado entre padres e hijos.

6. Piensa siempre en la disciplina a largo plazo. Cuando se inculca la disciplina desde que son pequeños, más adelante serán adolescentes con buenos comportamientos. Si permites que tu hijo te agreda físicamente él aprenderá que ésta es una manera de expresar rabia o frustración y que es permitida por ti.

7. Los niños son curiosos porque están predispuestos a explorar y a aprender de sus experiencias. Cuando esté jugando con algo con lo que no debe, cambia su foco de atención por medio de un nuevo juguete o juego que haga olvidar lo que estaba haciendo minutos antes. La palabra “no” no es comprendida por el cerebro así que es mejor proponer una nueva actividad al niño y quitar de su espacio los elementos con los que  no quieres que juegue.

8. Ten siempre clara la edad de tu hijo y su etapa de desarrollo. No es lo mismo hablar y hacer comprender a un niño de un año que a uno de cuatro. Con la edad, la disciplina puede ser más estricta y más estructurada. Los niños de 2 años necesitan ayuda al recoger sus juguetes mientras que los de 5 ya lo pueden hacer por sí solos.

9. Si te has molestado con el comportamiento de tu hijo primero tranquilízate, utiliza métodos de autocontrol para que cuando hables con él puedas hacerlo de manera pausada y calmada, bajándote a su nivel intelectual (sin razonamientos muy elaborados) y mirándolo a los ojos. En muchas ocasiones los padres repiten una instrucción muchas veces y advierten consecuencias sin que el niño cambie su comportamiento y muchas veces actúe como si no le importara, ésto los altera y los lleva a agredir de manera sutil a los niños. Para evitar esta situación es importante que los padres primero se tranquilicen y piensen antes de actuar, para luego sentarse con paciencia y calma a reprobar el mal comportamiento del niño y a poner las consecuencias correspondientes a sus actos.

10. Estructura su lenguaje de manera positiva. El cerebro no comprende la palabra “NO”. Recuerda que los mensajes de “yo” como “yo quiero que dejes de gritar por favor” son los que nos hacen inteligentes emocionalmente. Cambia tu manera de comunicarte con tu hijo mostrándole lo que te genera o sientes sobre su comportamiento conectándote de corazón con él.

11. Manten el control y la firmeza a pesar de que tu hijo esté gritando y haciendo escándalo. Cíñete a las reglas planteadas y fija límites para lo aceptable y lo no aceptable ya que tu hijo siempre intentará medir esos límites a ver si han cambiado y, cuando tu los flexibilizas, generas en él cierta sorpresa y ambigüedad.

12. Enseña a los niños a manejar sus emociones. Ayúdalos a nombrarlas e identificarlas y si es necesario envíalo a que tenga unos minutos de soledad. “Estás gritando porque estás triste” o “Estás llorando porque tienes sueño” son frases que puede utilizar para ayudar a tu hijo a ser inteligente emocionalmente desde pequeño.

13. Utiliza el tiempo fuera o silla para pensar. Escoge un área de tu casa libre de estímulos y silenciosa. No debe ser en su habitación ya que no se debe generar un emparejamiento entre el lugar de descanso y seguridad que genera la habitación, con la zona donde deben pensar acerca de los comportamientos negativos o los sentimientos expresados de manera incorrecta.

Antes de mandar a tu hijo a la silla de pensar adviértele que si continúa con su comportamiento tendrá que ir a sentarse, cuando esta conducta continúe, cumple tu advertencia. Recuerda que se debe dejar al niño un minuto en la silla por cada año de edad (ten un cronómetro si es necesario). Cuando el tiempo haya acabado, ponte frente al niño teniendo contacto visual y explica por qué has tenido que permanecer allí y haz que se disculpe por su comportamiento. Luego dale un abrazo y díle cuánto lo quieres. Es importante que no vuelvas a recriminar sobre el comportamiento. Recuerda siempre que si el tiempo fuera es utilizado de manera muy seguida, éste no está funcionando y debes intentar otras maneras de disciplinar a tu hijo.
 
Mind The Kids
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