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¡Mi hijo me vuelve loca! Manual práctico de supervivencia

RevistaFucsia.com, 8/12/2011

Aquel pequeño que jugaba con la pelota de manera tan inocente, parece haber crecido para hacerte la vida imposible. Pasaste de ser su compañía fiel a una de sus más terribles pesadillas. ¿Quieres ser la mamá castigadora o la mamá compresiva? Ninguno de los extremos funcionará: sé una madre normal.

Confía en ellos mientras estás atenta a su comportamiento, sin estar juzgando cada acción que hacen, así serán más sinceros contigo. (Foto: Thinkstock) - Foto:

Tu hijo ya creció, y con él, los conflictos propios de la adolescencia. Ya no sabes cómo ni cuándo controlar sus comportamientos que cada vez parecen ser más complejos. Gritos, peleas constantes, portazos, llegadas tarde, mentiras y demás actitudes están por acabar con tu paciencia. Piensas que ya ni siquiera tienes el control del hogar ni de tus hijos.

Haz un alto en el camino y piensa con cabeza fría: es más sencillo tenerlos en la palma de tu mano que estar detrás con el garrote castigador.

Guía de supervivencia
1.    Cuando no quiere hacer nada: Conviértete en un disco rayado. Con los jóvenes existe un patrón importante: el diálogo y la repetición. No es la mala memoria la que afecta su capacidad de obediencia, es la poca importancia que le dan a las cosas que para ti sí tienen absoluta relevancia. Dar órdenes gritando solo hará que quiera irse en tu contra;  pedírselo como si fuera un favor, es perder estatus frente a tus hijos. Hablar y repetirlo incluso mecánicamente, calará finalmente en su comportamiento.
 
2.    No vigiles cada uno de sus pasos: Les basta y les sobra con el maestro del colegio o universidad como para que tú te conviertas en la profesora que los espera en casa. Confía en ellos mientras estás atenta a su  comportamiento, sin estar juzgando cada acción que hacen. No es lo mismo estar al lado con regla en mano esperando que hagan su tarea a que le dialogues para que tengan en cuenta que hay trabajo que hacer y que debe dedicar un tiempo prudente para ello; de esa misma forma, será recompensado considerablemente. Enséñales de libertad y de responsabilidad al mismo tiempo.

3.    Jefe y amiga: Ser la confidente de tu hija/hijo es un mecanismo que si no lo sabes manejar, puede irse en tu contra. La figura maternal nunca debe desaparecer por más confianza que exista entre ustedes dos. Eres su amiga, no su criada  y siempre debes conservar tu puesto como “la jefe del hogar”.  Una vez pierdas el liderazgo frente a tus hijos, el respeto se irá a pique y no le importará tratarte de tal manera a través de acciones como la desobediencia o la indiferencia frente a tus órdenes. Cuando no les impones reglas, harán lo que les venga en gana. Y es mejor un hijo malhumorado por un día  que uno descarriado toda la vida.

4.    Fuera patrones de castigo recurrentes: Tarde o temprano, un castigo ya no les afectará en lo más mínimo porque se acostumbrarán a vivir con él y tener al mismo tiempo la libertad de seguir comportándose como quieran. Ellos encontrarán la manera de arreglárselas para romper las reglas sin que realmente les afecte. Castigarlos por cualquier cosa, se convertirá en su  hobbie.  Reprenderlos severamente por actos realmente graves es la manera correcta de que comprendan lo que va contra las reglas y lo que afecta la relación entre ustedes dos.

5.    Niño mimado, adulto mimado: Sabemos que no quieres que tu pequeño mueva un dedo si no es necesario. Tal vez cuentas con una ama de llaves que hace todo lo que una persona de su edad no debería hacer, pero si desde pequeño le enseñas que los demás hacen todo por él, no tardará en crecer como un consentido y autoritario. Imponles tareas propias del hogar por lo menos dos veces a la semana; esto les enseña sobre sentido de pertenencia con su familia y responsabilidad, se sentirán valiosos e influyentes dentro de la pirámide de su hogar.

6.    Hábitos nocivos, ayuda inmediata: Cero tolerancia a las terribles adicciones que lo rodean como el alcohol, las drogas y el cigarrillo. Es normal que prueben algunas de estas, que quieran experimentar y que de vez en cuando se dejen influenciar de su círculo de amigos, pero si te das cuenta de que es un comportamiento repetitivo, acude a un terapeuta y recibe asesoría profesional. De ahí la importancia de enseñarle desde pequeños en valor de la amistad y la autoestima.

7.    Nunca desistas: Cuando de nuestros hijos se trata, la batalla nunca se debe dar por perdida. No te rindas aunque el panorama se ponga cada vez más oscuro y complejo: educar a tu hijo es una tarea de nunca acabar.