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Cuatro reglas para romper junto con la pareja

, 25/7/2011

Todos queremos dar durabilidad al matrimonio, pero seguir las típicas reglas matrimoniales puede no ser de mucha utilidad.

Cuatro reglas para romper junto con la pareja, foto: Thinkstock - Foto:

Por RevistaFucsia.com
 
Estamos presenciando el deceso del matrimonio tradicional y nos adentramos poco a poco en un territorio desconocido que requiere habilidad para explorarlo con éxito.
Seana McGee y Maurice Taylor son un matrimonio de expertos en relaciones amorosas, ambos terapistas de pareja y familia. Juntos escribieron el libro La nueva pareja: por qué las viejas reglas no funcionan, una guía práctica para comprender los lineamientos que esta nueva era trae para el matrimonio, rompiendo los esquemas tradicionales que funcionaron para los matrimonios de nuestros abuelos, pero que pueden ser arcaicas para los matrimonios de hoy. A continuación, algunas recomendaciones:

Rompe esta regla: Nunca acostarse de pelea
Es una de las más extendidas y tradicionales reglas del matrimonio. Es probable que provenga de “no dejar para mañana lo que se puede hacer hoy”, sabio proverbio; pero, en el campo de las relaciones de pareja, la rabia es un sentimiento válido oprimirlo puede generar un cultivo de resentimientos y represiones.

Suele creerse que el conflicto en la pareja es síntoma de una mala relación, por eso muchas veces las personas tratan de esquivarlo o procuran forzar una solución rápida para recuperar la calma perdida. Seamos realistas, aunque hay muchas peleas tontas que provienen de pequeños malentendidos y no vale la pena fortalecerlas, no todos los conflictos se arreglan en un abrir y cerrar de ojos. Las personas necesitan un periodo de enfriamiento y tal vez sueño para tener un panorama más claro el día siguiente.

No se deben esperar destellos de felicidad de una persona furiosa, sólo porque lo demandemos, igual que no se le puede pedir al hambriento que ya no sienta hambre o al que está asustado que no lo esté. “La ira es una respuesta psicológica y química. Uno no la puede apagar como el interruptor de la luz. Por eso si la persona está furiosa y es hora de ir a dormir, tiene que acostarse furiosa”, afirma McGee.

Rompe esta regla: decirle que lo quieres en la cama
La comunicación es fundamental en toda relación, pero obsesionarse por hablar de lo que quieres y lo que te gusta cada vez que se meten en las sábanas puede no ser muy buena idea, ello implica el requisito imperativo de tener sexo de primera todas las veces, y todo aquel que haya estado en una relación estable sabe que no siempre es así. Recalcar cada vez lo que te gusta puede ser contraproducente.

De acuerdo con el libro, asumir que las parejas felices son aquellas que se cuentan y dicen todo, es poner demasiado peso en la técnica. Los truquitos bajo la manga y las sorpresas son válidos también. En las relaciones estables muchas veces el silencio dice más que las palabras.

Rompe esta regla: es imposible cambiar a una persona
Durante una relación amorosa ambos miembros modifican su forma de ser, estando con el otro se aprenden y descubren cosas nuevas que generan tal impacto que los hace cambiar. No se trata de forzar a la otra persona para que sea alguien que no es, sino de procurar una mejoría en los aspectos que pueden ir en detrimento de la relación, como el excesivo desorden o el despilfarro.

Más vale mencionar aquello que incomoda de la personalidad de la pareja antes que callar y alimentar rabia y resentimiento que ponen en vilo la relación. Si cambiar aquello que no te gusta va a significar una mejoría tanto para la relación como para la persona amada, y no se trata de un capricho tuyo, es mejor hablar a tiempo.

Rompe esta regla: las parejas deben pasar vacaciones juntas
Medir la fortaleza de una relación por su aparición en una fiesta familiar es superficial. Que estén juntos durante navidad y año nuevo no es un indicador de felicidad o de amor, sino del seguimiento de un convencionalismo. En estos días más vale negociar las fiestas familiares de manera que ambos queden felices, a pesar de que ello implique estar separados.

La duración de un matrimonio no depende del acatamiento de las normas convencionales sino de la capacidad de ambas personas para establecer reglas internas que funcionen para los dos, aunque no incluyan tradicionalismos de ningún tipo. Si quieres un matrimonio longevo toma la sartén por el mango y evalúa qué es lo mejor para los dos partiendo desde ceros, es decir, sin involucrar las normas que ya conoces.