Sexo

Sexo a la lata o sexo en lata: placer a la medida

Ana Saladén, 29/4/2013

Sexo en lata no es lo mismo que sexo a la lata. Por eso hay que replantear las reglas antes de jugar. A la medida de la curiosidad y la satisfacción sexual de la mujer, los accesorios eróticos ya se consiguen hasta en las farmacias. Testimonios, tendencias y estimulación a la mano

Foto: Pantherstock - Foto:

Luego de superar el rubor por esos “eróticos, vergonzosos o embarazosos juguetes eróticos que parecen estar hechos a la medida de las necesidades sexuales de la mujer”, según la Revista FUCSIA lo publicó en uno de sus primeros informes sobre los tabúes de la sexualidad femenina, parece que las noticias más recientes han coincidido sobre la tendencia de autoerotismo, ante las acciones en baja de los cada vez menos hombres disponibles, o encerrados en el clóset, o ya sea que quieran seguir el ejemplo de las estrellas de Hollywood, de los futbolistas rumbo al Mundial o de las francesas que han hecho de los sex–toys lo más fashion.

Como ejemplo, ahí está Eva Longoria. Alguna vez le preguntaron sobre la mejor relación sexual que había tenido en el último año, ella dijo:“Probablemente fue con mi vibrador. Tengo dos: un conejo y un PocketRocket”. Y eso que es la novia de un basketbolista, no de un ovejero a lo Brokeback Mountain; o sea, un tipo bien dotado, con buen estado físico, rudo y que, aunque podría ser el Beckham de la NBA, no es metrosexual ni mucho menos. Igualmente, la Longoria contó que le encanta regalarle consoladores a sus amigas. O sea, prefiere en vez de convertirse a la cienciología hacer proselitismo sexual con sus prójimas y extender por el mundo la fe en los vibradores.

Por otra parte, los tabloides británicos revelaron que un futbolista había sido fotografiado usando un celular como juguete sexual en una orgía. Según algunos weblogs, el protagonista de la escena era Ashley Cole. Eso debe ser lo que llaman preparación deportiva.

Kit de sabores y vibradores
Por estos lugares, cuatro amigas que estaban disfrutando de la noche en un bar, fueron sorprendidas por el marketing de Condones Sanamed Dúo:fueron interrumpidas por dos modelos -un tipo bueno, no muy hablador, con la pinta de moda que le gustaría a más de una, y una hembrita rubia teñida, talla 36B, con habladito paisa sensual, a gusto de cualquier hombre, de uno cualquiera- con un aparato de lucecitas. Su intención:que hicieran la prueba de ‘compatibilidad sexual’, de ese aparato, con el modelo o con alguno de los hombres de la otra mesa. “¡El colmo! Estábamos solas, con quién se nos iba a ocurrir pensar en condones. Pero, bueno sí, estuvo divertido, al principio; lo mejor fue que dejaron muestras gratis del producto”, dijo una de ellas.

Pero ahí no para la cosa. Ya en todas las farmacias se encuentra, allado de los chiclets, ViCon, aquel kit de condón con anillo vibrador que ganó premio especial en la feria de inventos y nuevos productos comerciales de Ginebra, Suiza, 2004. El anillo está diseñado para ajustarse a la base del condón, y contiene una pila de reloj quegarantiza 15 minutos de vibraciones justo en el clítoris, y orgasmos efectivos.

Pilas al ‘bluyineo’

Hay que ir a la fuente, y recordar lo que Adriana C. nos reveló: “Los juguetes tienen sus aplicaciones en pareja; o sea, estando los dos en masturbación mutua”, Esta mujer de menuda figura, en sus 30 años, heterosexual, conservadora en los principios, pero liberal en las experiencias, a quien no le faltan pretendientes ni ropita, aunque prefiere vestirse con pocas prendas, las justas y necesarias, como sevisten las de 15, las de 20 y las de 25, con jeans de marca, bien ceñidos, y con uno que otro escote o camisas con orlas y prenses en el busto, también recuerda que “a mi primer novio jamás lo dejé que mea cariciara más abajo del ombligo. Sólo le permitía que me rozara por encima de los jeans. O sea, las épocas del clásico ‘bluyineo’.

El caso es que, años después, yo seguía con mis estimulaciones como lo hacía en mi época de virginidad, pero disfrutándolo por más tiempo, y muchas veces sola. En el baño o en los jacuzzis me entretenía con los chorros a presión entre las piernas. A veces me tocaba más, pero siempre sobre la ropa interior de algodón, la de encajes a veces raspa. Fui descubriendo cómo cruzar las piernas, apretar y frotar los muslos, para sentirme mejor, poniéndome de espaldas y girando, girando… hasta que me alcé la bata. Inicié dándome golpecitos, masajes circulares y pasaba arriba y abajo con mi mano. Un buen día, explorando los pliegues y pliegues, ¡oops!, metí el dedo. Cerré los ojos, los apreté, se tensionó todo mi cuerpo y… Ese fue mi primer orgasmo masturbándome”.

“De ahí a mi primer día en un sex shop pasó buen tiempo. No me preguntespor qué, pero yo llevaba ya semanas pasando y pasando al frente de unos de esos locales, en la Zona Rosa, y cada vez más crecía mi curiosidad. Yo había pensado en comprar un vibrador, luego de que una pareja amiga,muy liberal, mencionara en un shower para matrimonio que lo usaban porrecomendación de una amiga sicóloga y terapeuta de parejas. Hasta entonces yo creía que cualquier cosa con el sello ‘pilas incluidas’ era exclusivo de Mattel. Pensé que el sitio estaría lleno de aparatos para aberraciones masculinas. Mi sorpresa fue tan enorme como un Veined Dongque reposaba en un mostrador, con más de 30 cm. y que parecía el resultado de la castración de King Kong.

La tienda tenía más productos en la sección femenina, incluidos los consoladores con arneses, vibradores, una cadena de esferitas de metal y la lencería. Había toda clase de objetos, todos los tamaños, formas,colores, materiales y desde 20 mil hasta 300 mil pesos, incluido un pequeño patito amarillo, inofensivo a la vista, con correas para ajustara la cintura y control remoto. Exactamente lo que yo buscaba, aunque no sabía que lo que estaba buscando ni que existiera tal cosa. Ese martes llegué al apartamento, y para mi satisfacción con el patito vamos al grano, y ahí lograba el máximo efecto, y aun mejor, era manos libres. Ahora también uso las bolitas chinas, algunas veces las llevo puestas durante el día, y mi novio actual sabe y me lo agradece. Y yo también”.

El hombre, el juguete y el objeto
“Alguna vez leí en su revista que las mujeres no entienden a los hombres porque no saben lo que es tener a ese ‘animal que prácticamente tiene vida propia colgando entre sus piernas’. Pues sí, pero es que los hombres creen que el sexo se limita a tirar, y se equivocan. Nosotras podemos hacernos masajes sobre el clítoris sin querer tirar. A veces sólo es por lograr sensaciones y en otros momentos hasta el orgasmo. La diferencia está en la intención. Para mí, amor y sexo no están separados, son música. Es como un concierto. El placer por el placer es como un Dj sólo con su tornamesa. Y no hay que pasarse la vida sacándole brillo al instrumento sin llegar a interpretar la canción que se ha venido a tocar”, reflexionaba Adriana C.

Y quizá así sea. Con todos los juguetes, o sin instrumentos a la mano,en materia sexual, la mayoría improvisa sobre la marcha y hasta los sordos se ven obligados a tocar de oído. Tal vez por eso desafinamos tanto a la hora del concierto. Sin aprendizaje previo afrontamos las experiencias de carácter extraordinario que se merecían por lo menos un ensayo antes de la función. No es fácil acertar en el ritmo, en el tono y en la armonía leyendo partituras a primera vista.

En esos solos de música sexual o con la masturbación a dúo, lo importante no es el instrumento ni los juguetes sexuales, sino el juego.