Y esto, ¿es o no es una cita?

Fucsia.co, 2/2/2014

Resulta complicado discernir cuándo se está inmerso en una cita o cuándo únicamente se está manteniendo una relación esporádica o una reunión casual con alguien. Sin embargo, no emplear el término tiene sus ventajas -o desventajas, según se mire-.

Foto: Ingimage - Foto:

Una encuenta del periódico USA Today realizado a 2.647 solteros, mujeres y hombres con una edad comprendida entre 18 y 59 años, reveló que el 69% de los encuestados tiene problemas en dilucidar cuándo están teniendo una cita seria con otra persona, es decir, existe una intencionalidad amorosa, y cuando se trata, únicamente, de una cita casual entre dos individuos.

La ambigüedad comienza en la misma terminología. Así, el 80% de los sondeados coincidió en que el término cita es pasar el rato con otra persona, mientras que el 22% considera que cita es cuando alguien te pide tener formalmente una salida. El 24% restante argumentó que el vocablo hace alusión a una reunión con un grupo de amigos.

Los modismos suelen ser odiosos, más cuando se refieren a conceptos en los que entran a colación sentimientos y emociones, o condicionantes, como las expectativas o la atracción. Pero, ¿cuál es el límite?, ¿cuándo se puede decir que, inequívocamente, estamos inmersos en una cita formal con otra persona o simplemente estamos ante un amigo con derechos, un desliz o una reunión informal? Los nuevos modelos de pareja suponen una ruptura con las normas sociales y religiosas imperantes hasta el momento, y una confusión para aquellos que no prestén atención a la jerga actual.

Según declaraciones de la sicóloga y escritora Jill P. Weber a la revista Psychology Today, “en comparación con hace 50 años, las mujeres y los hombres tienen en la actualidad un campo más amplio a la hora de elegir un compañero de vida definitivo. Los diferentes conceptos que se emplean para las relaciones amorosas, entre ellos, tener una cita, tener un desliz amoroso o salir con alguien, han quitado presión sobre las propias relaciones, por lo que las personas se sienten con más libertad a la hora de conocer a otras, sin tantos condicionantes y sin la necesidad de poner tantas etiquetas formales al acto en sí”.

Sin embargo, y según la doctora, la incapacidad de comprometerse con el vocablo cita puede implicar determinadas disfunciones en los sujetos que lo emplean continuamente.

Estas son las ventajas -o inconvenientes, según se vea- de no llamar a las salidas, una cita:

1. Cero formalidad. Muchas personas prefieren emplear términos como tener un desliz (en inglés, hooking up), salir con alguien (hanging out), o amigos con derechos, antes de llamar cita a salir con alguien. Esta elección consciente es una forma de evitar intimar emocionalmente y de sentirse vulnerable ante los demás -especialmente si ya se ha experimentado una ruptura amorosa dolorosa-, pero sin prescindir de los beneficios que aporta el contacto con otra persona.
 
2. Quita peso a los desengaños. No llamar cita al acto de conocer a una persona y quedar con ella para pasar el tiempo permite sobreponerse mejor a la decepción que genera cuando esta relación no funciona. La lógica es que si no era nada serio,  no hay por qué sentir dolor.

3. Evita la reciprocidad.
La ausencia de claridad que se le presuponen a estos términos permite forjar una relación basada en una falta de reciprocidad. Ya que no hay ninguna norma establecida sobre la generación de confianza en estos casos, como si ocurre con las relaciones formales, una de las partes puede dar demasiada información sobre su vida, sin que la otra esté en la obligación de hacer lo mismo, evitando así sentirse vulnerable, por un lado, o dar demasiados datos personales, por otro. Esto genera una relación en muchas ocasiones desigual.

4. Escasa vinculación afectiva. Este tipo de relaciones que se establecen a través de los términos antes mencionados se basa en un compromiso emocional mínimo. Sin embargo, esta realidad no implica prescindir de otras cuestiones, como el sexo sin compromiso.