Dietas

¿Por qué no adelgazo? Los enemigos de las dietas

, 27/11/2011

Iniciar una dieta es un recorrido de paciencia, pero nunca de sacrificio extremo. Siempre ten presente que lo que realmente buscas es tener hábitos más saludables durante el resto de tu vida. Sin embargo, alrededor de tu nueva vida dietética rondan adversarios que te harán tirar la toalla si no los sabes identificar.

Dejar de comer carbohidratos o eliminar la grasa son errores comunes y garrafales cuando iniciamos una dieta. (Foto: Thinkstock) - Foto:

Una cosa es que adquieras costumbres alimenticias que te ayudarán a mantener el peso perfecto y otra lapidarte con dietas milagrosas que te quitan algunos kilos por unos días y que recuperarás tan rápidamente como un abrir y cerrar de ojos.

Para que no caigas en vicios inútiles o  te quedes a mitad de camino, sigue estos consejos y combate a los principales factores que arruinan el “climax” de una dieta juiciosa y equilibrada.

•    Todas las dietas sirven para todo el mundo: Falso. Antes de seguir al pié de la letra cualquier régimen, es necesario que conozcas el ritmo de tu organismo: qué alimentos asimilas adecuadamente y cuáles no, qué efecto tienen los líquidos en tu cuerpo, a qué eres alérgica, cómo actúa tu metabolismo, etc. Algunas mujeres adelgazan más rápido que otras por este último factor.

•    Los días de hambre: Gran parte de las mujeres sufren ataques espontáneos de hambre días antes de la llegada de su periodo menstrual. Esto es consecuencia de los bajos niveles de serotina, que disminuyen precisamente por esa época. Esta sustancia produce afectaciones en el ánimo y en el apetito. De ahí a que el hambre te agarre desprevenida y nada llene tu barriga. Opta por los frutos secos, los quesos, el banano y el pan integral, de una u otra forma el hambre pasará.

•    Hacer dietas cuando te conviene: ¿Tienes una fiesta y quieres lucir radiante? ¿Se acercan las vacaciones y necesitas caber en tu bikini? Someterte a  la famosa dieta del “yoyo” (reducción y aumento de peso varias veces al año)  y bajar de peso por unos días,  es uno de los peores errores. Con esta rutina, el organismo se volverá más lento y cada vez será más difícil adelgazar. Esto sin contar la aparición de estrías en glúteos, muslos y caderas, las zonas más propensas a perder grasa rápidamente. Si eres de las que prueba una dieta nueva cada mes, no solo tu sistema digestivo colapsará sino que afectará tu sistema  inmunológico y la salud de la piel.

•    Muchas proteínas y nada de carbohidratos: El organismo requiere obligatoriamente de la ingestión de carbohidratos para funcionar correctamente, para el cerebro, para no estar cansada y con sueño todo el día, para rendir bien en el terreno sexual y para estar alegres. Reemplazar los carbohidratos por proteínas produce estreñimiento, arranques de ira, mareo, dolor de cabeza, calambres abdominales y depresión.

•    Comer rápido: La digestión de una buena comida debe tener como tiempo mínimo de consumo, 30 minutos. Cuando comes rápido, ingieres más cantidad de comida para poder sentirte satisfecha. Disfrutar de cada bocado te hace sentir más llena más rápido.

•    Estrés: Los cambios de ánimo generan en ciertas personas ganas de comer o inapetencia total. Si sucede lo segundo, cuando el momento de estrés pasa, adquieres un apetito insaciable porque tu organismo ya no está alterado y requiere alimento urgente. Lo mejor es comer algo aunque no tengas hambre (puede ser una fruta, un té o un trozo de pan. Ojo: no te aterrorices con las harinas, estas son básicas en una dieta). Si el estrés te mantiene pegada a la nevera o la lacena, focaliza tu energía saliendo a caminar, hablando con alguien o haciendo ejercicio.

•    Atracones de comida: En algún momento el cuerpo te pedirá lo que no le diste en algún momento del día. Comer una vez al día en cantidades exageradas como producto del hambre, no lograrás sino suprimir energías que requieres. Suprimir las grasas del almuerzo no son la salida. Comienza por pequeñas porciones hasta que sepas equilibrar todos los grupos de alimentos.

•    Los antojos: Uno de los procesos más exigentes dentro del cambio de hábitos alimenticios. Tu organismo exigirá los nutrientes malos que antes le dabas, pero si caes nuevamente en el monumental error de calmar tus antojos con dulces, harinas y grasas, la costumbre se quedará contigo. Es bueno comer una chocolatina, tomar de postre un helado los fines de semana, o dejarse tentar por una “empanadita” de vez en cuando, pero ingerir estos alimentos por lo menos 3 veces por semana, te dará como resultado dos tallas más de pantalón. Cambia poco a poco tus snaks para que cuando comas golosinas, no te sientas culpable.

•    No combinar los alimentos: Limitarse a comer solo un tipo de alimento saludable, hace que la digestión y eliminación de grasas sea más lenta. Aunque comas solo fruta, solo verdura o solo quesos sin grasas, por ejemplo, no te hará más flaca. Combinar más de un alimento en las comidas grandes aumenta al máximo tus capacidades digestivas y de fragmentar los alimentos. Esto permite que el organismo no se aferre a la comida digerida, alimento que a la vez se convierte en toxinas de grasa y celulitis.