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Alimentación funcional, una vía para mejorar la salud.

Revista Fucsia.com, 20/4/2009

El concepto de alimentos funcionales fue propuesto en la década de los 80’s en Japón. Su base el reglamento "Alimentos de uso específico para la salud".

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En los últimos años, gran parte de la población ha tomado conciencia sobre la importancia de llevar una alimentación correcta. Ello ha generado en el mercado toda una oferta de productos enfocados a brindarnos beneficios adicionales, algunos son bajos en calorías, otros tienen menor cantidad de grasa y otros están adicionados con vitaminas, minerales, fibra, etc. Una variedad de estos productos son los llamados alimentos funcionales.

Esta tendencia, que cada día se establece con más fuerza, se refiere a aquellos alimentos procesados que contienen ingredientes que tienen una función específica en los trabajos fisiológicos del organismo. Más que una idea cercana a los complementos nutricionales es un tema ligado con, por ejemplo, un óptimo crecimiento y desarrollo, o el buen funcionamiento del sistema cardiovascular.

Hoy es claro que existe una relación directa entre dieta y salud. Premisa que los médicos chinos ya conocían desde el año 1,000 AC. La frase expuesta por Hipócrates, hace casi 2,500 años, "deja que la alimentación sea tu medicina y que la medicina sea tu alimentación", es el sustento que, desde hace muchos siglos atrás, le ha dado a la alimentación un lugar preponderante dentro de la vida humana.

Pero este argumento se ha trasformado con el paso de los años, ya no vale sólo comer por comer, sino saber qué comer y sobre todo, que lo que se coma tenga un efecto dentro del organismo. Estos efectos están dirigidos hoy a aportar cierto valor nutritivo pero también, y esta es la clave de la alimentación funcional, beneficios a las funciones fisiológicas del organismo. Es así como la alimentación funcional pretende, a través de mejoramiento de los productos, potenciar el trabajo de los alimentos. Esta tendencia ha generado que se desarrolle una nueva área en las ciencias de los alimentos y de la nutrición que se dedique a investigar acerca de los alcances del consumo de este tipo de alimentos pero también a la creación de nuevos alimentos funcionales.

¿Qué pretenden los alimentos funcionales?

Lo fundamental es complementar la alimentación y hacerla más eficiente a través de la ingesta de productos que han sido fortificados con vitaminas y minerales o con otro tipo de elementos que el cuerpo necesita o también que han sido reestructurados reemplazando algún componente que no le hace bien al organismo como el azúcar saturado.

Estos alimentos contribuyen a una mejor salud, a que la capacidad física y el estado mental de una persona mejoren. Son funcionales en la medida en que ayudan a mejorar o a prevenir alguna patología específica.

De esta manera, este tipo de alimentación está ligado de forma directa a enfermedades como el cáncer, la obesidad, la hipertensión y los trastornos cardiovasculares, ya que la medicina tiene claro que gran parte de estos padecimientos se pueden tratar mejor si los pacientes comen siguiendo una dieta específica.

Ahora bien, este tipo de alimentación no desliga la alimentación tradicional, es decir, consumir estos alimentos no es indicio de dejar de consumir todo lo demás. Los alimentos funcionales deben ser parte de una dieta variada. Son complementos no bases.
¿ Qué se considera un alimento funcional?

1. Alimentos fortificados o enriquecidos:
Pensados para disminuir carencias nutritivas como la falta de calcio, de hierro o insuficiencias de yodo. Eventos comunes en la población.

2. Alimentos probióticos:
Contienen microorganismos, iguales a los que viven dentro del intestino, que interactúan con el sistema inmune creando barreras contra el desarrollo de virus y gérmenes. Sumado a esto causan acciones de defensa contra las sustancias tóxicas y ayudan al buen funcionamiento del transito gastrointestinal.

3. Alimentos prebióticos:
Son ingredientes no digeribles que tienen la propiedad potencial de mejorar la salud debido a que favorecen el crecimiento selectivo de bacterias intestinales beneficiosas.
Estos elementos se pueden encontrar en yogurts, barras de cereales, cereales, chocolatinas, bebidas saborizadas, quesos, panes y galletas.