nutrición

Dieta laboral

, 7/9/2009

El estrés, la ansiedad, el mal genio y la falta de tiempo no deben ser excusas para comer mal mientras trabajas. Aprende como cuidarte en la oficina.

Dieta laboral. - Foto:

Poco logras comiendo bien los fines de semana y saliendo a practicar algún deporte si durante los cinco días que trabajas comes mal, rápido y desbalanceado. Organízate y aprende a llevar una alimentación saludable independientemente del estrés y del tiempo con el que cuentes.

El primer hábito que debes adoptar SIEMPRE desayunar. Recuerda que esta es la comida más importante del día porque el cuerpo no ha recibido alimento más o meno en 10 horas y necesita nutrirse para estar activo y atento durante la jornada que comienza. Además, cuando no desayunas estás más propensa a perder el control de lo que comes a media mañana porque te va a dar más hambre.

Si no tienes tiempo para preparar un desayuno adecuado o para picar fruta, entonces opta por una malteada multivitamínica como: herbalife, slim fast que son rícas en proteínas. Pídele a tu médico que te recomiende la más adecuada según tu metabolismo y gasto calórico.

A media mañana come una fruta, un yogurt bajo en grasa, una tajada de pan integral o un trozo de queso -puede ser uno tipo pera que ya viene empacado-. Con esta pequeña merienda logras más concentración porque disminuyes la ansiedad de esperar la hora del almuerzo.

El almuerzo
El estrés tiende a disparar la necesidad de comer azúcar o más harinas, por eso es importante que cambies totalmente tu actividad mientras almuerzas. Para lograrlo sigue estas sencillas recomendaciones.

1. Procura no almorzar en la oficina o por lo menos no lo hagas en tu mismo puesto de trabajo.
2. No contestes el teléfono, asume la hora del almuerzo como tu tiempo y hazlo respetar.
3. Si almuerzas con tus compañeros de oficina evita hablar del trabajo y de los problemas laborales.
4. Tómate por lo menos 20 minutos para almorzar. Si comes más rápido el cuerpo no se sentirá satisfecho y por lo tanto comerás mucho más.
5. Generalmente los menús de los restaurantes son poco balanceados pero esto no es excusa para comer mal. Tú eres quien decide qué comer y qué no, así que deja la pena y pide que no te den tres harinas. Escoge la que más te guste (no las elimines totalmente) y sustituye las otras dos por ensalada o por una porción de fruta. También puedes preferir los alimentos cocidos o a la plancha en cambio de los fritos. Comiendo menos harinas no sólo mantendrás una dieta saludable sino que además te sentirás menos somnolienta en las primeras horas de la tarde.
6. En ocasiones llevar almuerzo a la oficina no es comer mejor pues muchas veces es preparado de afán. Una buena opción para balancear lo que comes, es definir el domingo un menú para la semana. Así sabrás que comprar y tendrás todo a la mano en casa. Además puedes dejar lavadas y peladas algunas verduras de tal forma que ahorres tiempo entre semana.

Para la merienda de la tarde, puedes comer algo similar al refrigerio que tomaste en la mañana. NO lo suprimas pues tendrás más hambre al llegar a casa y en consecuencia, comerás mucho más. Para cenar prefiere alimentos ligeros y de fácil digestión que te ayuden a dormir mejor.