Especial mujeres +40: Ana Fernanda Maiguashca, co-directora del Banco de la República

Por: Laura Orozco / Coordinadora editorial Estudio de Contenidos SEMANA, 13/12/2017

"Vemos mujeres con roles prominentes, pero cuando escarbamos nos encontramos que su proceso no fue el mismo que el de su par".

Foto: Patricia Castellanos - Foto:

A pesar de llevar a cuestas uno de los cargos con más responsabilidad del país, la codirectora del Banco de la República es una mujer decidida, optimista y valiente. A sus 43 años, asegura que no se imagina su vida diferente a como es ahora.

FUCSIA: ¿Siempre soñó con dedicarse a la economía?

Ana Fernanda Maiguashca (A. F. M.): Quería estudiar biotecnología o publicidad en el exterior, pero mi hermano estaba estudiando por fuera del país y el esfuerzo económico que mis padres hacían ya era muy fuerte. Decidí quedarme y vi en la economía un marco conceptual útil, una buena caja de herramientas.

 ¿Qué clase de alumna fue?

A. F. M.: Diría que inconstante. En algunas cosas me iba muy bien, en otras no. Soy menos disciplinada de lo que la gente cree, pero sí muy comprometida.

Su primera experiencia laboral fue en el Banco de la República. ¿Qué significó esto para su carrera?

A. F. M.: Fue aquí donde finalmente encontré mi lugar y conocí los amigos de mi vida. Arranqué en el área de Estudios Económicos y recuerdo que la secretaria preguntaba: ‘¿No han visto una niñita como de primaria que está sentada por ahí?’, porque me veía muy chiquita. Luego, pasé a otra subgerencia y empecé a aprender de mercados financieros, justo cuando estaba empezando la crisis del 99. En países como Colombia les acaban dando responsabilidades a personas muy jóvenes porque la nación apenas está creciendo. Mis jefes confiaron mucho en mí.

¿Ha experimentado en el ejercicio de su cargo comentarios machistas?

A. F. M.: Sí. Y creo que estoy aquí porque quizá nunca reparé en ellos. Cuando entré, existía un ambiente absolutamente masculino; se hacían comentarios muy machistas y pesados, pero yo me volteaba y les decía uno peor. Eso me curtió. Una vez pasé esas barreras, solo puedo decir que encontré en los hombres a un grupo de amigos amorosos; sin embargo, lograr entrar en ese círculo es un ejercicio en el que no veo a muchas mujeres. Cuando nosotras demandamos algo, existe la percepción de que somos muy intensas, muy pasionales o cansonas.

¿Y cómo sorteó el reto de la maternidad?

A. F. M.: El día en que eso se lo pregunten a un papá, habremos logrado la equidad de género. Fue muy difícil, pero todo valió la pena. Hoy veo a mi hija y no me importa todo lo que corrí, todo lo que trasnoché y las maromas que hice para poder pasar tiempo con ella. Y aquí viene de nuevo el tema de la equidad. A las mujeres nos dijeron: ‘Bueno, está bien, pueden tenerlo todo… pero les toca pagar el triple’. El camino no es igual para nosotras. Era yo la que había pasado derecho porque la niña tenía cólico en aquella reunión a las siete de la mañana. Los ambientes laborales tienen que reconocer esa realidad.

¿Qué otros sueños profesionales tiene por cumplir?

A. F. M.: A mí me gusta mucho la gerencia, el liderazgo, trabajar con equipos. Pensar en estrategias y liderar el talento humano son cosas que me hacen falta y a las que quisiera volver.

¿Tiene tiempo para hobbies?

A. F. M.: Sí, claro. Tengo tiempo de leer y de escribir. Escribo cuentos cortos… en realidad de todo, es mi forma de organizar mi cabeza, nada que vaya a publicar.

 ¿Qué han significado los 40 para usted?

A. F. M.: Lo que más feliz me hace de mis 43 es que creo que hoy soy muy buena viendo lo positivo de cada momento. Mi hija dice que soy ‘esperanzada’. Creo que es porque aprendí a tomar las cosas y volverlas la mejor historia posible.

Maria Luisa Ortiz, diseñadora de modas

Margarita Marino de Botero, ambientalista

Jenny de la Torre Córdoba, activista