"Que nos digan que pasó con cada mujer que salió de su casa y no regresó"

fucsia.co, 27/5/2015

Se ha presentado el primer informe sobre desapariciones forzadas de mujeres en Colombia, un documento realizado por la Fundación Nydia Erika Bautista que incide en la necesidad de visibilizar este tipo de delitos con enfoque diferencia.

foto: Fundación Nydia Erika Bautista - Foto:

Por Julia Alegre

“Hoy tiene que ser un día para la memoria y para la dignificación de las víctimas. Es responsabilidad ciudadana de todas las personas de este país entender que las víctimas de este país necesitan que las rodeemos y visibilicemos”. Con esta petición de la periodista y víctima de violencia sexual, Jineth Bedoya, dio comienzo la presentación del informe Desapariciones Forzadas de Mujeres en Colombia al que acudió Fucsia.co, elaborado por la Fundación Nydia Erika Bautista, con el apoyo del Fondo de Justicia Transnacional de Naciones Unidas. (Entrevista a Jineth Bedoya: "La violencia contra las mujeres se está poniendo de moda")

Una visión de género sobre la situación de esta realidad en el país, que se sucede de forma sistemática y persistente desde el inicio del conflicto armado hasta la actualidad, como han incidido las diversas ponentes presentes en el acto. Entre ellas, Yannette Bautista Montañez y Andrea Torres Bautista, de la fundación precursora de la investigación, y familiares ambas de Nydia Erika Bautista, desaparecida forzadamente el 30 de agosto de 1987. Tenía 32 años.

Se trata del primer estudio de estas características que pone de relieve la discriminación e impunidad que define este tipo de delitos cuando la víctima es mujer. “Este informe es un ejemplo de la gravedad del fenómeno de la desaparición forzada todavía invisibilizado. En ningún otro país se ha presentado con carácter tan recurrente como en Colombia, donde se consagra como un método de terror con total impunidad de los ejecutores”, aseguró Isabel Albadalejo, coordinadora del Fondo de Justicia Transnacionales de Naciones Unidas.

“Hemos identificado diferentes características que demuestran como este tipo de delitos afecta de forma diferente cuando la víctima es mujer. Existe una falta de enfoque diferencial”, indicó Torres Bautista.


Cifras insuficientes

Uno de los problemas que resalta el informe es la ausencia de registros fehacientes, contrastados y unificados sobre desaparición forzada. Según la Unidad de Retención y Reparación de Victimas (UARIV), a febrero de 2015, el número de víctimas directas ascendió a 44.841. De ellas, 5.121 se corresponden con casos de niñas y mujeres.

El Instituto de Medicina Legal, por su parte, las cuantifica en 2.300, y 12.000 los casos que califica como ‘mujeres desaparecidas sin información’. Esto es, con paradero desconocido, sin información de si siguen vivas o muertas y sin explicaciones oficiales o informes de caracterización.

Para Yannette Bautista “existe un subregistro de las cifras. Se le da poco valor a la desaparición de mujeres. Se nos oculta la verdad y se nos distorsiona la realidad“.

El pico más alto de cifras que se tiene a este respecto data del periodo entre 2004 y 2006, con 11.297 casos.


Negligencias en las investigaciones e impunidad generalizada

La dificultad que encuentran los familiares de estas mujeres desaparecidas para acceder a la verdad es otro de los asuntos más preocupantes. “Existe una complicidad entre las instituciones para silenciar estos casos y una falta de voluntad del Estado por investigarlos”, indicó Bautista.

Así lo demuestra el estudio de 39 casos de niñas y mujeres, ocurridos en los últimos 30 años e incluidos todos ellos en el informe. Nombres como el de Amparo Tordecilla Trujillo (desaparecida en Bogotá en 1989), Nancy Apraez (Popayán, 1993), Orfilia Guisao (Putumayo, 2001) y María Cristina Cobo Mahecha (Guaviare, 2004) aparecen es este listado.

“Las autoridades suelen justificar su desaparición y se evade la responsabilidad de iniciar la pertinente investigación, que si era novia de un guerrillero, que si era una madre desnaturalizada y se marchó o era una ‘brincona’”, expresó Andrea Torres Bautista. (Colombia, el país donde todavía se piensa que una mujer golpeada, algo habrá hecho)

A la estigmatización de la víctima se suma una ausencia de tipificación del delito como violencia de género. Como consecuencia, no se consideran los agravantes de violencia física, sexual y sicológica a los que son sometidas las desaparecidas por el hecho de ser mujeres; delitos que además prescriben.

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Esto invisibiliza más si cabe a la realidad de la desaparición forzada con visión de género y contribuye a su impunidad. De acuerdo con la organización Dejusticia, el 95% de los casos de mujeres desaparecidas forzadamente no se han esclarecido. Sólo un 0,03% ha llegado a juicio. (Organizaciones sociales exponen violencia sexual colombiana ante la CPI)


Petición formal

Las ponentes hicieron un llamamiento conjunto para exigir a los miembros de los equipos negociadores reunidos en La Habana que se comprometan a esclarecer la verdad y el paredero de los miles de desaparecidos que arrastra el conflicto armado en sus más de 50 años de duración.

“Tienen que reponder qué pasó con ellos; que nos digan que pasó con cada mujer que salió de su casa y nunca regresó. Que ellos sepan que nunca, ni un solo día, vamos a parar de buscar justicia”