Joaquín, de 12 años, vive en la ciudad amurallada, junto a sus dos padres.
Sí, sus dos padres, dos hombres que tienen una relación hace 6 años y que cuando hablan lo hacen con una complicidad y una unión que cualquier pareja heterosexual querría.
Andrés*, maestro, y Camilo*, que no da muchos detalles sobre su trabajo, se conocieron por un “poco de suerte”, aunque Camilo parece no querer dejar ese hecho tan al azar, cuando paseaban por un centro comercial de Cartagena.
Un amor a primera vista que debió esperar algunos meses y superar algunas tragedias para poder ser. (Lea también 'Hijos de padres homosexuales: saludables y felices')
"Me cautivaron sus canas. Fue amor a primera vista", dice Andrés, de 41 años.
Ambos celebran hoy el día del padre.
Con disciplina y amor, “con estirar la cuerda, pero de cuando en cuando tirarla” crían en un ambiente de dialogo y respeto a Joaquín.
Su historia, como infortunadamente casi todas las de parejas del mismo sexo,
debió atravesar el rechazo de una sociedad que avanza en términos de inclusión a pasos de tortuga.
Andrés estuvo casado durante 12 años con una mujer. Su esposa, consciente de su orientación bisexual, supo acompañar y respetar esa condición. Fruto de esa unión nació Joaquín.
"Aunque fuera bisexual siempre fui respetuoso de mi matrimonio.
Nunca, por lo menos, nunca antes de que conociera a Camilo, yo estuve con otras personas, ni mujeres ni hombres. Cuando lo conocí a él, solamente fuimos amigos".
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Una amistad que se puso a prueba con el sorpresivo fallecimiento de la esposa de Andrés a causa de un paro cardíaco.
"Me desmoroné, con ella tenía una relación larga y bonita. En ese momento me quedé muy solo y siempre conté con el apoyo de él, en todo, siempre estuvo", indica Andrés.
Tiempo después Camilo viajó a España a estudiar, pero pese a la distancia mantuvo en firme su relación con Andrés.
En junio de 2014, ya de vuelta en su natal Cartagena, Camilo y Andrés pudieron casarse, una de los pocos logros que la comunidad LGBTI ha logrado conseguir en el país.
-"Papi, yo quiero que seas feliz, si es con un hombre, no hay problema"-
Andrés parece ser la prueba de que, como lo dijo el Ministerio de Salud y el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar durante la ponencia en pro de la adopción igualitaria
"la orientación sexual de los padres no afecta el desarrollo de los niños".
Joaquín es el mejor de su clase y a pesar de su corta edad y de la muerte de su madre, ha apoyado a su padre en toda su travesía. (Lea también 10 logros de la comunidad LGBTI en Colombia)
"Él conocía de Camilo desde hace tiempo. Cuando la madre de él murió y mi hijo me veía angustiado, entramos en una dinámica de padre e hijo muy linda y yo le confesé que tenía una relación con Camilo. Su respuesta, justo en el mismo pasillo del centro comercial donde yo conocía a mi pareja fue:
"Papi, yo quiero que tú seas feliz y si tiene que ser con un hombre no hay problema". Cuando Joaquín me dijo eso, yo sentí un alivio", afirma Andrés.
Según estos dos padres, que se autoproclaman así pero con un tono lejos de mostrar el título, más bien avalados por el amor y los valores que le inculcan a su hijo, su vida es tan "normal" como la de cualquier pareja.
"Nos levantamos a las 5:30 de la mañana, desayunamos, vamos al trabajo. Camilo se encarga de alistar las cosas, las camisas, cosas así. Joaquín estudia en la tarde, así que por la mañana está haciendo sus tareas y comunicándose continuamente con nosotros, si no encuentra al uno, llama al otro. En la noche ya estamos todos juntos y como hoy, empezamos a preparar la comida. Nuestra vida es común a todas las demás", aseguran.
¿No les preocupa que Joaquín se empiece a hacer más preguntas en la medida en la que crezca, de todas maneras está en una etapa clave y difícil?
"La verdad es que no me preocupa. Joaquín es un chico inteligente, pilísimo y muy maduro. Si le surgen preguntas puede preguntarnos todo lo que quiera que ambos le vamos a responder”.