Opinión

Another Fashion Victim

Redacción Fucsia, 9/5/2025

Pensé que estaba comprando un pedazo de Italia, pero terminé descubriendo una verdad incómoda sobre el lujo, las copias y lo que realmente significa tener algo auténtico.

Laura Isabel Nieto - Columnista invitada | Foto: Cortesía

Por: Laura_isabel_nj

Desde muy pequeña soñaba con vivir en Italia. Pensar en sus museos, casi saborear la pasta, soñar con el vino y recorrer mentalmente sus calles, aún hoy, me hace ilusión. Aunque no lo he vivido, me imagino la experiencia y mi corazón se hincha de emoción. Ese sentimiento inexplicable es la magia que nos regala el lujo, la que nos envuelve y, de una forma casi religiosa, nos invita a soñar. Comprar una imitación china de Hermès es como ofrecerme una pizza italiana en el centro de Bogotá y dar por sentado que viví la experiencia italiana.

Mucho se ha hablado de la guerra arancelaria entre China y Estados Unidos. Si eres como yo, que entiende tanto de economía como Cher Horowitz de debate (Clueless, 1995), te hago un breve resumen: a comienzos de abril, el presidente Donald Trump anunció el alza de los aranceles (un valor determinado que debe pagar cada producto que ingresa desde otro país) con la intención de defender el comercio local. Suena muy bien, en principio, pero solo desencadenó una guerra internacional con el único país que podría hacerle frente a la potencia occidental: China. Xi Jinping, presidente chino, no entró en el juego de Trump, respondiendo con la misma moneda, poniendo un arancel más alto para los productos norteamericanos.

¿Por qué esto es importante? Las razones son muchas: nos jugamos el orden mundial, el aumento de la inflación, la inestabilidad de la bolsa de valores, solo por mencionar unas cuantas consecuencias. Sin embargo, lo que más se ha hablado en redes sociales ha sido de la polémica de las marcas de lujo frente a su transparencia en su cadena de producción. En un lenguaje que entendamos todos: las fábricas y proveedores chinos utilizaron diferentes cuentas de TikTok para romper los acuerdos de confidencialidad que tenían con las marcas de lujo y revelar sus procesos de fabricación. Confirmando presuntamente que dentro de sus instalaciones se ensamblaban costosos productos de marcas como Louis Vuitton, Hermès y Chanel.

Si aún el problema no es claro para el lector de esta columna, recordemos que una de las principales razones por las que los precios de los productos de lujo son tan elevados es por su carácter artesanal, de producción nacional (Francia, en el caso de las marcas nombradas anteriormente) y respetando los procesos de producción sostenible. Lo que quiere decir que la revelación china sacudió los mismos cimientos de las marcas de lujo. ¿Qué sentido tendría pagar por un bolso 13.000 dólares solo por un logo, cuando ese mismo producto se ensambla en China y lo puedo comprar en 1.200 dólares?

Zendaya lleva el side trunk LOUIS VUITTON X MURAKAMI en Monogram Multicolor blanco | Foto: TheStewartOfNY

La respuesta es muy sencilla, pero no puedo darla sin más. Sería irresponsable de mi parte decirles qué pensar. Lo que sí puedo hacer es dar mi opinión, que espero pueda darles un poco más de contexto frente a esta situación.

Empecemos con lo más reciente: las acusaciones chinas sobre el presunto ensamble de productos de marcas de lujo en sus fábricas. Socialmente se ha asociado la manufactura china con algo de poco valor, desechable y corriente. Esto se debe al resultado de la Segunda Guerra Mundial y la conversión de China al comunismo, lo que inició una espiral de crisis económica, llevando al cierre de las escuelas, el fin de la era agrícola y la falta de oportunidades. Sin embargo, Estados Unidos se estaba globalizando y el capitalismo estaba en boga. En 1978, y con un nuevo mandatario en el poder, China se abre a un “comunismo-capitalista”, permitiendo la propiedad privada, la inversión extranjera y buscando oportunidades en el comercio mundial. Así se convierte en la fábrica del mundo, produciendo a bajo costo y en grandes cantidades, afectando la producción en otros países. Por eso ha cargado con el estigma de una manufactura de baja calidad, de competencia desleal y trabajos mal remunerados.

Aunque actualmente la manufactura china se ha refinado y son responsables de la producción de miles de productos a nivel mundial, la prueba de que sigue la competencia desleal es romper sus acuerdos de confidencialidad con las marcas de lujo. No pretendo defender la falta de transparencia de las marcas respecto a su cadena de producción, pero esta estrategia de “falso testimonio” chino, donde se expuso cómo se hace un bolso Hermès, es un argumento más para dudar de su veracidad. Existen réplicas, artículos de piratería e incluso falsificación de prendas, muchas veces ideadas por las mismas marcas para aumentar el interés sobre sus productos. Entonces, es conveniente ofrecer una alternativa “low cost” para aquellas personas que malinterpretan el lujo como simple sello de una clase social. En medio de una guerra arancelaria, este movimiento es apenas conveniente.

Podemos revisar, por otro lado, la historia de la marca Hermès, que se vio fuertemente atacada en medio de la polémica. “La empresa, que cuenta con más de 22.000 empleados con su espíritu humanista y artesanal, apuesta por un enfoque responsable de producción y desarrollo, fundamentado en una permanente exigencia de calidad, que se refleja en sus compromisos culturales, sociales y medioambientales”. Información sacada directamente de su página web. Antes de que dudemos de su veracidad, aclaremos que estos datos no pueden ser alterados por la marca, pues están obligados a mostrar la transparencia de su cadena de producción.

PARIS, FRANCE - MARCH 11: (EDITORIAL USE ONLY - For Non-Editorial use please seek approval from Fashion House) A model walks the runway during the Chanel Womenswear Fall/Winter 2025-2026 show as part of Paris Fashion Week at Grand Palais on March 11, 2025 in Paris, France. (Photo by Vittorio Zunino Celotto/Getty Images) | Foto: 2025 Getty Images

Analicemos otro dato: para respaldar su crecimiento, cada año, Hermès crea nuevos puestos de trabajo y, como parte de su compromiso de transmitir sus excepcionales savoir-faire, forma a sus artesanos. De hecho, el primer CFA (Centro de Formación de Aprendices) forma a las nuevas generaciones desde 2021. Otro dato muy fácil de comprobar.

Quizás en un primer momento no te parezca tan importante, o consideres que comprar un bolso chino con un descuento considerable vale la pena. Para mí, no lo vale. Por tres simples razones: la sostenibilidad es importante para crear una sociedad donde todos podamos tener una mejor calidad de vida (recuerda: bajos precios, bajos salarios de los que cosen tu ropa. No quiero ser mordaz, pero es el equivalente al “que coman pastel” que María Antonieta nunca dijo); en segundo lugar, entiendo que no todos tenemos la capacidad adquisitiva para comprar marcas de lujo, pero comprar piratería o réplicas solo empobrece la industria y nos hace propensos a perder nuestra identidad; y por último, si te gusta la moda por las razones correctas, entenderás que los derechos de autor fomentan el crecimiento de la industria. Cuando nos saltamos el diseño, solo tendremos Temu. Dior nos libre.

Sé que mi párrafo anterior fue crudo y un poco agresivo, pero reparemos esta amistad. Aún tengo un argumento más que te quiero contar, que quizás gane tu confianza de nuevo. Todos somos parte de la esfera del lujo. No existe lujo sin que estemos ahí para verlo. Volvamos a mi sueño de vivir en Italia. No porque no lo haya cumplido ya significa que no disfruto de escuchar a Umberto Tozzi e imaginar mi apartamento en Florencia, o que practico todas las recetas de linguine arrabbiata, o que me emocione viendo Cartas a Julieta tomándome un Aperol Spritz, soñando con el día en que haga esas cosas desde la Italia. Pero no se trata de mí, se trata de nosotros. El hecho de que no seamos los compradores habituales de la última colección de Chanel no significa que un día no podamos comprar nuestro primer bolso 2.55 de correa dorada. Tú eres tan importante para el lujo como él lo es para nosotros, los que amamos pequeños regalos que nos hacen soñar, que nos motivan, que representan una versión de nosotros.

¿Se va a acabar el lujo? Esta pregunta recorría los comentarios en los videos de TikTok que ofrecían la fórmula mágica para tener una Birkin Bag a precio “chino”. Esta respuesta es incluso más sencilla: el lujo es tan eterno como la vida misma, es intrínseco a nuestra calidad humana. Y se debe a nuestra debilidad por encontrar un poco de magia en la rutina. Por eso nos referimos a “es un lujo” un café artesanal en un día de trabajo gris; es un lujo una copa de vino junto a la chimenea; es un lujo poder comprar mi perfume favorito para mi cumpleaños. Por supuesto que el concepto se define por cada persona. Sin embargo, el lujo en el ámbito comercial, específicamente en productos de indumentaria, belleza y estilo de vida, sí que tiene unas reglas:

  1. El cliente debe ser atravesado por una emoción en su experiencia de compra.
  1. Debe compartir valores comunes con el consumidor: la dualidad de hacer parte de un grupo, pero a la vez sentirse individual y único.
  1. Debe justificar el valor de sus productos/experiencias a través de su identidad de marca.
Tienda Gucci | Foto: Getty Images

Ahora sí estamos hablando. ¿Cuál es la principal diferencia de las marcas de lujo? No es el estatus, no es el valor, no es la marca: es la experiencia que yo tengo con ella y cómo me quiero sentir. No debo ir más allá para defender el argumento de esta columna. No se trata de qué hace la marca, no se trata de quién la puede comprar. Siempre se trató del individuo y el espejo en el que se quiere ver.

¿Debo defender el lujo ciegamente? Por supuesto que no. Quiero ser crítica, quiero cuestionar y cambiar de idea. Como consumidores, debemos exigir transparencia, trabajos justos, apoyo al medio ambiente y calidad de los productos. Pero pensemos también que nadie compra pan para vender pan, que no hay una verdad absoluta y no podemos ser ingenuos con ninguna de las partes. El lujo es para soñar, es para vivir en una burbuja cuando el mundo es demasiado crudo para vivirlo. Las marcas están a nuestra merced y no al revés. Pero, ¿a quién no le encantaría sentirse como una princesa en un vestido hecho por artesanos? (Consejo de fashion lover a fashion lover: comprar local también es un lujo, y te lo mereces).

Ahora bien, es tu turno de decidir quién tiene la razón. Probablemente nadie la tenga. Probablemente algunos de ustedes aún comprarán las gafas de Miu Miu en la tienda amarilla. O quizás, y es mi esperanza, algunos de ustedes, como yo, sigan soñando con cuero francés, bebiendo vino italiano y usando fragancias que huelen a Ginebra (el lugar, no el licor). En lo que a mí respecta, Italia está a un sueño de distancia.

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