Cansancio crónico ¿es tu caso?

Revista Fucsia, 14/2/2017

Hay un cansancio que no es normal: es crónico, hace cometer errores, genera mal humor y bajo deseo sexual. Aquí, las señales que muchos pasan por alto, mientras los especialistas alertan sobre una epidemia de agotamiento.

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El cansancio siempre se ha considerado parte natural de la vida.

A los estudiantes les advierten que es lógico sentirse exhaustos en la época de exámenes finales. Cuando llegan al entorno laboral, asumen que su esfuerzo es directamente proporcional a su agotamiento, y las madres trabajadoras suelen considerar como su objetivo estar al límite. La frase “estoy cansado” es el pan de cada día. Se volvió algo común andar en ese estado y por eso es difícil reconocer cuándo el cuerpo y la mente piden auxilio.

“En ocasiones, el cansancio es una alerta, de modo que si la ignoramos puede transformarse en un trastorno”, explicó a FUCSIA la doctora Sohère Roked, autora del libro The Tiredness Cure. “Es normal sentirse fatigado después de un trasnocho o un día muy agitado. Sin embargo, ya es un problema si afecta la cotidianidad: es tiempo de intervenir cuando se deja de socializar, se cancelan compromisos, incapacita en el trabajo y afecta el desempeño”.

Para la psicóloga ocupacional Almuth McDowall hay que hacer una diferencia: “Sentirse físicamente cansado incluso es algo bueno, porque ayuda a dormir. En cambio, cuando se está realmente exhausto, el descanso y el sueño no parecen hacer ninguna diferencia”. De hecho, muchos de los que presentan los síntomas aseguran cumplir las seis o siete horas reglamentarias en cama. Aun así, suelen preguntarse si en verdad pegaron el ojo. Como a veces los chequeos médicos no muestran nada en apariencia preocupante, los expertos describen este padecimiento como “un estado de la mente”.

LAS SEÑALES:

Las mujeres son las más afectadas: una encuesta realizada en 2010 en Estados Unidos por WebMD, encontró que la fatiga estaba en su top 5 de preocupaciones relacionadas con la salud. Otro estudio arrojó que el 45 por ciento estaba al borde del colapso por el estrés. Y según un sondeo realizado por el Pew Research Center en 2013, no hay oficio más extenuante que ser mamá.

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Paradójicamente, un reporte finlandés demostró que los hombres que evidencian un desgaste debido a su trabajo son más propensos a solicitar una incapacidad médica que sus colegas femeninas, quizá porque ellas siguen respondiendo al compromiso de poder con todo: el hogar, la oficina, su vida personal... y más “meritorio” si lo hacen sin sudar. Como si fuera poco, en una columna titulada The Exhaustion Epidemic, la doctora Holly Phillips asegura que algunas de las enfermedades que son más frecuentes en las mujeres tienen a la fatiga en su lista de síntomas principales. Es el caso de condiciones autoinmunes como el lupus y la artritis reumatoide, trastornos de la tiroides, anemia, colon irritable y depresión.

Quienes lidian con esta crisis de energía pueden experimentar ansiedad al despertarse solo de pensar en las obligaciones del día, pues los acompaña una sensación de pesadez. Se les vuelve un hábito levantarse repentinamente en la madrugada sobresaltados o con ganas de llorar. En medio de sus rutinas, los invade la ilusión recurrente de hacer una siesta y presentan dificultad para concentrarse o recordar detalles. El cerebro parece bajo de gasolina. “Cuando uno está exhausto comete más errores y en ocasiones no es consciente de estos. El apetito sufre (se come mucho, o muy poco, o lo que no se debe comer), está menos comprometido en sus relaciones y es más dado a enojarse. El deseo sexual va en picada y para ‘lidiar’ con todo esto aparece el alcohol”, señala McDowall.

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LAS CAUSAS:

Aunque el cansancio ha sido un fiel compañero de los seres humanos a lo largo de la historia, en la actualidad el principal sospechoso de desatar la epidemia de agotamiento, es el estilo de vida moderno. “Los medios han impuesto expectativas inalcanzables: tener una carrera exitosa, criar niños perfectos y encima lucir glamurosas siempre. Además es común que las mamás se ocupen de todo lo relacionado con el cuidado de los hijos porque piensan que son mejores en esas tareas. Pero se les olvida que los papás pueden cambiar pañales también. Otra variable es que las familias ya no tienen el sistema de apoyo del pasado”, agrega McDowal.

El énfasis en la productividad lleva la presión al punto de que las hormonas del estrés se eleven a su máxima potencia; y quienes quieren relajarse buscan refugio en su correo electrónico o las redes sociales. Es un círculo vicioso, porque a pesar de que hoy los trabajos apuntan a la flexibilidad, sobran pretextos para estar conectados las 24 horas del día: “Las nuevas tecnologías, el uso de teléfonos inteligentes, portátiles y hasta ver televisión interfieren con nuestros ciclos de sueño pues impiden la suficiente producción de melatonina, la hormona que ayuda al cuerpo a tener un descanso reparador”, comenta Roked. La mente es bombardeada con exceso de información, y en el esfuerzo por procesarla, se queda en la fase intermedia del sueño. Investigaciones apuntan a que si se usa demasiado una parte del cerebro, esos “circuitos” se desconectan para tomarse un receso, de ahí que las equivocaciones sean frecuentes.

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LAS SOLUCIONES:

La cafeína no es la salvación. Si bien mantiene el estado de alerta, no elimina el cansancio. El problema debe resolverse con hábitos de vida saludables. “Hay que dejar de pretender que se pueden hacer mil cosas a la vez. Es mejor concentrarse en una. Use ‘la regla de los dos minutos‘: si algo es urgente, dedíquele los siguientes dos minutos. Si no puede, déjelo para el final del día. Cuando revise su lista notará que algunas tareas no eran tan prioritarias”, recomienda McDowall.

¿De verdad es necesario chequear el correo electrónico a las 10 de la noche? Los expertos hablan de alejarse de las pantallas en un rango de una hora o al menos 20 minutos antes de acostarse. A esas alturas es mejor tranquilizar la mente con una actividad entretenida que involucre ojos y manos, como armar rompecabezas.

Hacer ejercicio diariamente es esencial. “Puede ser algo moderado como una caminata de 15 minutos”, opina Roked. La idea es saborear el entorno durante el recorrido.

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La alimentación es otra de las claves: “Evite el consumo de azúcar y no coma nada pesado cuando se acerque el momento de dormir”. Para manejar el estrés, los expertos aconsejan iniciar la mañana con una meditación de 10 minutos. En la tarde, una buena manera de relajarse en medio de la jornada laboral es cerrar los ojos unos 20 minutos, lo que tiene un efecto restaurador. Y cuando se acerque la noche, una rutina con posturas básicas de yoga ayuda a calmar el sistema nervioso. Tal vez, el antídoto más eficaz contra el agotamiento “es encontrar eso que lo apasione, un hobbie o una actividad creativa que sea estimulante”.

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