Menopausia y sexualidad. Parte 2

Luisa Torres Tobar, 7/12/2014

Alrededor de la edad madura existen muchos mitos que afectan el desarrollo sexual, pero lo cierto es que el deseo sigue presente hasta el final de los días.

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Luisa Torres Tobar, sexóloga

Como sabemos, la menopausia es un proceso que supone la suma de muchos cambios físicos y emocionales en la vida de la mujer, por esto es importante reconocer los síntomas y saber el proceso por el que pasa nuestro cuerpo para conectarnos con estas nuevas energías,  y así  sacarle el mayor provecho a esta etapa de la vida. 

En el articulo pasado  hablamos sobre los cambios que conlleva la menopausia y sus síntomas. En esta segunda parte expondré la forma que afecta este periodo a la sexualidad.  

Puedes leer la primera parte aquí.

¿Qué cambios hay que esperar en la vida sexual?

En realidad la vida sexual no cambia mucho. Los pocos cambios son: 

Menor lubricación que puede provocar cierta disminución en las sensaciones producidas por la estimulación vaginal. La humedad hace aumentar la sensibilidad en la zona vaginal, por lo que la excitación puede ser más lenta (requiere más tiempo y estimulación).

Hasta los setenta años no se producen cambios en relación con el orgasmo; a partir de este momento sí puede hacerse menos intenso. 

La actividad sexual decrece con el tiempo, pero de manera muy gradual, excepto en casos de enfermedad, dolencias o heridas. 

La frecuencia de la actividad sexual depende del deseo continuado de sexo, de la disponibilidad y el interés del compañero sexual y del estado de salud. 

• La capacidad para abordar los cambios en el deseo o en la actividad sexual es muy importante.

• A los hombres les cuesta más conseguir una erección. Un hombre de cierta edad tiene un mayor control sobre la eyaculación y puede mantener la erección más tiempo que un hombre joven.

La sensación de inevitabilidad que indica la llegada de la eyaculación muchas veces no se percibe. Ocasionalmente la eyaculación no se produce.

Saber que nos espera en la vejez permite sacar partido de estos cambios naturales. Como normalmente los hombres mayores tardan más tiempo en conseguir una erección, los preliminares se convierten en experiencias más relajadas y sensuales.  Además como el tiempo que transcurre antes de la eyaculación es mayor, el coito es más duradero. 

Aunque es cierto que se producen cambios, la respuesta y el deseo sexual no desaparecen con la edad.  Más que indicar el fin de la sexualidad, la vejez permite expandir, incrementar y continuar el desarrollo sexual por otras vías.  La actividad sexual no tiene por qué verse afectada durante esta etapa, simplemente hay que adaptarse a los cambios físicos que vayan apareciendo, cosa que es algo que debemos hacer a lo largo de nuestra vida. 

Por otro lado es importante darle una mirada al concepto que tiene nuestra sociedad  sobre la vejez ya que esta percepción afecta el comportamiento del libre desarrollo de la sexualidad en personas mayores.