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Chaz Bono El hijo de Cher: de mujer a hombre

, 14/6/2011

En un nuevo libro y un documental, el hijo de la célebre estrella del pop cuenta cómo duró años en comprender que había nacido en el cuerpo equivocado y su lucha por convertirse en el hombre que hoy es.

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Que un gay o una lesbiana del mundo del espectáculo salgan del clóset en los medios de comunicación, como lo hizo Ricky Martin, siempre será noticia, aunque cada vez menos escandalosa. Los travestis, por su parte, tienen mucho de exhibicionistas, de modo que muchos se muestran en las calles para llamar la atención. Pero que una persona transgénero, es decir, que no se siente identificada con el género que le fue asignado al nacer, le cuente al mundo su drama y cómo logró pasar de hombre a mujer o viceversa es menos frecuente. Según los especialistas, ello se debe a que la experiencia tanto emocional como física por la que deben atravesar, suele ser mucho más dura que en los casos arriba mencionados, lo cual hace de estos pacientes seres más bien ensimismados y temerosos del escrutinio de los demás.

Por eso, resulta impactante y novedoso el que Chaz Bono, quien nació como mujer en el hogar de los célebres cantantes y actores Cher y Sonny Bono, cuente ahora, no sólo en un libro, sino además en un revelador documental que transmitió en Estados Unidos el canal de Oprah Winfrey, los detalles más íntimos de cómo se transformó de mujer a hombre.

Cuando Chastity Sun Bono nació en 1969, sus padres formaban el dúo musical más exitoso de Estados Unidos, al punto de que en los años 70 colonizaron un espacio en la televisión con su programa The Sonny and Cher Comedy Hour, en el cual pusieron a actuar a su niña. Pero con el tiempo, el orgullo por su talentosa hija  se trocó en dolor de cabeza, dado que no tenía los tradicionales gustos por las muñecas de las niñas. “Toda mi vida supe que (en mí) algo era diferente. De pequeña, podía ser un niño más, jugar deportes y encajar en el mundo masculino. Cuando llegué a la pubertad, sentí que mi cuerpo me estaba traicionando. En todas partes me sentía abofeteada por la feminidad. Fue realmente traumático”, le dijo Chaz a Cintra Wilson, de The New York Times. A los 13 años, concluyó que se sentía atraída por las mujeres y que, por ende, era lesbiana. Hoy entiende que fue un error. “Confundí identidad de género con orientación sexual.
 
Tu identidad se refiere a quién eres, cómo te sientes, el sexo al que sientes que perteneces. La orientación sexual implica hacia quién te sientes atraído (...) El hecho fue que yo era un hombre y un hombre heterosexual. El tema no era mi orientación sexual, sino mi identidad de sexo”, declaró a la revista Time. Y cuando le preguntaron por qué no se sentía bien como lesbiana, recalcó: “Porque no soy una mujer”.

Tener tal claridad le llevaría años y sufrimientos. A comienzos de los 90, la revista Star destapó su lesbianismo, haciéndola pasar una vergüenza. Irónicamente, su madre Cher, todo un icono de la cultura gay, la echó de la casa cuando le declaró su orientación, al tiempo que su padre, ya divorciado de la cantante, también lo tomó mal. En 1995, Chaz  “salió del clóset”, a través de una entrevista para la revista en Internet ‘The Advocate’, lo que tampoco mejoró sus problemas de identidad. “Hacia el 2001, comencé a analizar a las lesbianas y descubrí que incluso actuar como marimacho y vestir como mujer seguía implicando una fuerte identificación femenina que nunca tuve”, le contó a Cintra Wilson. 

La confusión puso a Chastity en el camino de la drogadicción y el alcoholismo, una vez rehabilitada pensó que su nueva sobriedad le haría sentirse mejor, pero tampoco fue así.
Cada vez más fue tomando fuerza en su mente la idea de que era un hombre y resolvió vivir y vestirse como tal, aunque sin tocar su anatomía y con la ayuda de sicoterapia. Empero, ello también fue un fracaso. “Cuando el sexo de la mente choca con el sexo del cuerpo, entonces el único tratamiento es alguna forma de transición hacia el otro género”.

En el 2009, Chastity decidió someterse a la transformación, luego de oscuras etapas de dolor, caos mental y consideraciones de quitarse la vida. Le tocó, además, vencer el temor a la reacción de sus familiares y amigos, y enfrentar el hecho de que no tenía otra opción que hacer su proceso de cara al mundo, pues se trataba de una persona conocida, hija de gente conocida.

Hace dos años empezó un tratamiento de inyecciones de la hormona masculina testosterona, que todavía tomará al menos durante otros seis años. Al respecto, dice estar viviendo una segunda pubertad con sus típicos cambios de voz y aparición de vello. Además de borrarle las curvas, la testosterona le ha prodigado una sensación de bienestar que jamás había sentido: la confortable sensación de habitar, por fin, en su verdadero cuerpo. La transición implicó también la cirugía de extirpación de los senos, que tanto le molestaban, lo cual sirvió para completar los requisitos de California para asignarle oficialmente su nueva identidad masculina, como sucedió el año pasado.
¿Le reasignaron también órganos sexuales? No, dado que este procedimiento aún es imperfecto, caro y riesgoso, aparte de que Chaz dice que lo que ofrece no lo satisface.
 
“Algún día espero tener un pene”, dice. Ha explicado en entrevistas cómo la testosterona ya lo hace pensar y sentir como un verdadero hombre. “Nunca entendí a las mujeres, para ser honesto, pero tenía una tolerancia hacia ellas que ya no tengo (...) Hay algo en la testosterona que vuelve la charla y el chismorreo crispantes. Yo dejé de hablar tanto, pero noto que Jenn habla sin parar y no le paro bolas”, comenta.

Jenn es Jennifer Alia, su compañera sentimental desde hace seis años, quien se queja de que se volvió más bravo y que vive ahora muy apegado a su laptop, su iPad y a toda suerte de gadgets tecnológicos. Chaz asegura que esto último es otro efecto hormonal, que de igual modo ha activado su líbido. “El sexo hoy es completamente diferente para mí. Soy del todo monógamo, pero necesito satisfacción mucho más a menudo que Jenn”, explica.

Y sus relaciones con el mundo también cambiaron. Ya no lo señalan en la calle y por fin puede disfrutar de esa camaradería que siempre les envidió a los hombres. Sólo falta que su madre Cher terminé de aceptar su nueva identidad, ya que le ofreció su apoyo, pero debe aceptar que ahora tiene un hijo y no una hija, y a menudo confunde los pronombres con que debe llamarlo.


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