columna

El gordito del descaderado

Samuel Giraldo, 10/3/2011

Mi hipótesis es la siguiente: las mujeres nacidas con MTV y que alcanzaron su sensualidad en pleno furor de los descaderados en los años... 90 desarrollaron un ‘gordito’ que les borró la cintura y que les ‘regeneró’ algo así como una tercera y cuarta nalga horizontal arriba de sus verdaderos glúteos.

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Por Samuel Giraldo
 
No sé si usted, señor lector, comparte mi hipótesis o ha experimentado esta sensación genética, y con su experiencia visual me ayude a comprobarlo. Si detalla con mucho cuidado la parte superior de la cadera de las jóvenes nacidas después del segundo lustro de los 80, observará que ellas tienen una fea malformación grasa donde las mamás se colgaban los jeans. Las pobres jóvenes son víctimas inocentes de la moda de los descaderados. Ese es mi primer diagnóstico por pura y simple observación.

Pero lo peor de todo es que no se han dado cuenta, y hoy entrada la segunda década del 2000, siguen insistiendo en ponerse descaderados cuando su cuerpo se parece más a ese muñeco de las llantas Michelin lleno de rollos en su figura. Esa tremolante llanta lateral no la rebajan sino con cirugía estética, de nada valen eternas sesiones de Pilates, largos trotes u horas extremas de gimnasio, tratando de volver a moldear su figura para que vuelva a ser cercana a los noventa-sesenta-noventa.

Es algo evolutivo en el cuerpo de la mujer nacida en fechas cercanas a 1985, pero hacia lo feo, o sea, una involución. No hay nada más bello que una mujer con cintura delgada de la que broten unas caderas cuidadas en las que se cuelguen armoniosos vestidos, especialmente faldas. Pero estas chiquillas que ya deben andar por los 25 o 30 años jodieron sus cuerpos por abusar de los descaderados que, la verdad sea dicha, son muy sensuales, pero cuando se tiene una cadera y una pelvis que los aguanten.

No sé si se han detenido a ver las fotos antiguas de las mamás nacidas por allá en los 40, 50, 60 y 70 del siglo pasado. Todas tienen cinturas preciosas, sensuales, provocativas, llenas de elegancia al andar que combinan bien con su vestir. Son señoras entradas en años con un toque de elegancia superior al de sus hijas y hasta nietas. Ese glamour se perdió y con él la armonía que debe haber entre el cuerpo y la ropa. Es por eso que las modelos más exitosas son algo ‘retro’ en su andar, vestir e imagen por proyectar.

Si las mujeres jóvenes de los comienzos del 2000 fueron abatidas inexorablemente por modas que rozaban con la anorexia, a las de los comienzos de esta segunda década las golpea el fenómeno de la tercera y cuarta nalga vertical, justo en la cadera donde antes se ceñían los pantalones y las faldas un poco ajustados. Los diseñadores deben verse a gatas tratando de reconfeccionar o rediseñar la cintura de sus prendas para ese público que se ha ido deformando.

Me puse en la simpática tarea, pero de mucho aporte a la historia del cuerpo femenino de las colombianas, a mirar cómo el famoso 90-60-90 se ha ido desvaneciendo con mayor rapidez entre las mujeres que hoy tienen entre 25 y 35 años. Mi muestra fueron las reinas de belleza y el reporte de sus medidas al concurso anual; fue una revisión muy rápida que consistió en mirar las tallas que salen en las revistas del tema, en los meses de octubre de los últimos años. Y el resultado es contundente: cada vez son menos las reinas que tienen cintura de 60 centímetros. Casi todas están por encima de los 63, y el promedio puede subir en los últimos años a 65 y más.

Lo lamento por los diseñadores y por los hombres que están en el mercado buscando mujeres de cuerpos sensuales. Por los diseñadores porque tendrán que usar más tela para tapar ese gordito del descaderado, y por los hombres porque deberán buscar sensualidad en los tobillos, las rodillas o los codos…