llanto

El verdadero lenguaje del llanto

, 8/10/2009

Existe siempre un motivo para que los bebés lloren. Lo importante es saber si su llanto debe preocupar o no a las mamás.

Bebes que lloran. - Foto:

Ojeras, fatiga, preocupación, sumadas a sensaciones de ansiedad, frustración e incompetencia, es lo que pueden llegar a experimentar los padres en los primeros meses de vida del bebé, cuando no comprenden las razones de un llanto que muchas veces puede tornarse agobiante. Pero los consejos, innumerables y de todo tipo, que con muy buena voluntad les dan los familiares y amigos, pueden ser perjudiciales para el desarrollo emocional del niño. Es importante, entonces, aprender y entender las causas del llanto de la mano de un profesional.

Después de nueve largos, pero hermosos, meses de espera, ha llegado la hora. Los orgullosos y felices padres se encuentran expectantes. La madre puja y se escucha un intenso llanto. Es el primer signo que indica que el bebé ha nacido y es la única forma en que puede expresarse. Una manifestación tan normal, que estudios realizados a mujeres en estado de embarazo, por medio de ecografías, demuestran que los bebés también lloran dentro del útero.
 
El llanto, junto con la vigilia y el sueño, conforman las tres actitudes neurológicas básicas del recién nacido. La primera de ellas está generalmente asociada por los padres con enfermedades o dolores. Y es que al desconocer los motivos, la angustia puede ser grande. ¿Qué le estará doliendo? ¿Qué le faltará? Pero no hay por qué preocuparse ni mucho menos desesperarse. Una vez descartadas situaciones básicas como que tenga hambre, que necesite un cambio de pañal, que tenga frío o calor o que no haya expulsado un gas, el pediatra Pablo Kraus recomienda observar qué otros síntomas tiene, con el propósito de identificar el tipo de llanto. Si no presenta ninguno adicional, es aconsejable dejarlo llorar un rato. Normalmente, pasados entre 5 y 10 minutos, se calmará. Si, por el contrario, el llanto está acompañado de gases, barriga inflada, fiebre, estreñimiento, vómito, diarrea, tos, entre otros, es necesario consultar al pediatra, ya que puede tratarse de alguna infección u otro tipo de enfermedad o malestar.

Una lágrima para cada edad o lágrimas según la edad
Pasadas las primeras semanas de vida y a medida que el bebé es estimulado, entra en una etapa conocida como “el despertar neurológico del recién nacido”, que coincide con el comienzo de la actividad en la corteza cerebral. El llanto se convierte, entonces, en la respuesta a un estímulo exterior: incomodidades térmicas (frío, calor) o táctiles, situaciones desagradables, miedo, entre otros.

Más adelante, el bebé comienza a ser consciente del medio que lo rodea. Si la respuesta a su llanto es que los padres le den el chupo, la comida o un juguete, se acostumbrará a ello y no dejará de llorar hasta que lo consiga. Después de los 15 meses, y hasta los 2 años, es típico que lloren para demostrar su enojo. En esta etapa, el nivel de tolerancia a la frustración es muy bajo. Un juguete que no le compran, una golosina que no obtiene, pueden ser causa de interminables lágrimas y gritos. De los 2 años en adelante, los niños han aprendido a manipular por medio del llanto. Es normal que se presenten las famosas pataletas, acompañadas en muchas ocasiones por apneas, es decir, dejan de respirar y se ponen morados. Son momentos angustiantes para los padres, pero, ¡ojo!, no hay que confundirlos con convulsiones ni dejan secuelas.

Entre los 2 y los 3 años puede suceder que los niños lloren o griten durante el sueño. Esto ocurre porque tienen parasomnias (actividades paralelas al sueño) como pesadillas, sueños, sonambulismo, terrores nocturnos que no implican enfermedades, malestares o sufrimiento. No es necesario despertarlos, ya que estos episodios pasan y constituyen una situación transitoria que acaba aproximadamente a los 3 años.

El llanto de un bebé es, probablemente, el peor sonido que una madre pueda oír. Pero hay que mantener la calma, tener cabeza fría y entender que esos pequeños personajes encuentran en el llanto su primordial medio de expresión. Lo importante es entender cuándo es la manifestación de un problema grave, mantener la calma y tener pautas claras, ya que se puede convertir en un pulso que determinará quién manda a quién en el hogar.