Fundación Ellen Riegner de Casas, sobre luchas y esperanzas

Revista FUCSIA, 18/9/2014

Esta institución se dedica desde 2003 a ofrecer ayuda a miles de mujeres, hombres y niños de bajos recursos que padecen de cáncer. Su directora ejecutiva, María José Iragorri Casas, explica los retos que enfrenta hoy en su labor.

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Al cabo de dos años de trabajo comprometido frente a la Fundación Ellen Riegner de Casas, su directora ejecutiva, María José Iragorri, reconoce la ardua tarea humana y burocrática que implica mejorar las condiciones en las que miles de pacientes de cáncer, de bajos recursos, viven sus tratamientos y enfrentan el día a día.

Según los datos de la Fundación, en Colombia esta enfermedad es la segunda causa de muerte en adultos y la principal causa de fallecimiento por enfermedad en niños menores de 15 años. Las estadísticas revelan que se presentan aproximadamente 2200 casos nuevos por año, y estos en su mayoría no pueden prevenirse. En Colombia 40 niños de cada 100 logran superar la enfermedad, y esta situación se debe fundamentalmente a las complicaciones socioeconómicas de las familias, dificultad en los trámites con el sistema de salud y atención médica deficiente.

La Fundación lleva más de diez años en esta tarea y sus aspiraciones han ido creciendo con el tiempo. Cuando inició sus labores, en 2003, su prioridad era dar un alivio a las mujeres de bajos recursos que se veían obligadas a dejar sus hogares y a lidiar con la enfermedad en condiciones infortunadas.

Hacia 2006, la institución comenzó a apoyar casos especiales de hombres, y ante la evidencia de la falta de ayuda para este sector de la población, extendió en 2010 su labor a todos los hombres pacientes del Instituto Nacional de Cancerología. A partir de 2011 apoya también a los niños enfermos de cáncer. Como resultado de su permanente labor, a junio 30 de 2014 la Fundación Ellen Riegner de Casas había atendido a 32.456 pacientes. Esa misma constante se mantiene en el tiempo: el interés por acompañar a los pacientes de estratos 1, 2 y 3, en su lucha contra la enfermedad y por brindarles el mayor bienestar posible durante su tratamiento.

“En Colombia muchos niños abandonan el tratamiento porque las familias se enredan en temas diferentes, no solo económicos sino operativos”, afirma María José, y explica que uno de los retos más grandes a los que se enfrenta la Fundación es dar solución a la desintegración familiar que se desencadena de forma paulatina por causa de esta enfermedad. Por otra parte, la duración y demora en los trámites, el trato hacia los pacientes y la falta de recursos de las instituciones encargadas contribuyen a generar una carga adicional para los pacientes y sus familiares.

 Y es que no es fácil: los frentes que debe atender una familia se alteran y multiplican en cuestión de segundos; en cuanto aparece un diagnóstico se debe pensar en una nueva alimentación, en exámenes y medicamentos, en los trámites para costear los gastos a través del Sisbén y las EPS, en la reubicación, si el paciente vive fuera de Bogotá, en el papel que deben cumplir los familiares y en la disponibilidad general con la que cuentan los pacientes para dar solución a estas variables. Algunos escenarios comunes incluyen mujeres obligadas a abandonar sus hogares y niños, hombres cabeza de familia que ya no pueden hacerse responsables económicamente de sus esposas e hijos, y niños que se quedan solos en los albergues por falta de disponibilidad y recursos familiares.

La Fundación se encarga de entregarles a los pacientes de manera inmediata lo necesario para que ellos puedan concentrarse en su tratamiento con dignidad; suministra elementos de aseo, vestuario, pañales, medicamentos y dinero para costos de transporte, citas, juntas médicas y exámenes de laboratorio. Cuando el paciente es cabeza de familia, la Fundación le da el dinero para cubrir gastos básicos. También ayuda con la alimentación a albergues que reciben pacientes de otras ciudades del país y, actualmente, busca recaudar dinero para implementar el Proyecto de Pediatría, que consiste en evitar que los niños abandonen su tratamiento, facilitando el acompañamiento de los familiares, asegurando la permanencia de personal profesional y de apoyo en el Instituto, con las actividades de capacitación a pacientes y sus familias y las alianzas con otras organizaciones especializadas en ayudar con trámites legales del sistema de salud, todo enfocado a salvar más vidas de niños. “Nuestro objetivo es que los pacientes tengan dignidad durante su tratamiento”, dice María José.

Estos, entre otros cientos de escenarios, hacen compleja y a la vez enriquecen la tarea humanitaria de servir al otro. Cuenta María José que gran parte de su tarea consiste no solamente en ejecutar los proyectos, sino también en motivar y buscar capacitaciones que de nuevo impulsen a los trabajadores a reencontrar la mística de la vocación que eligieron. Es una labor en la que su propia experiencia de servicio ha sido recompensada con creces y en la que ella misma admite haber recogido los frutos impensados y gratificantes de un aprendizaje humanitario: “El servicio es, más que un conocimiento, una actitud de vida, es una de las finalidades del ser humano. Y este es un tema duro, por eso lo poco que uno pueda hacer es importante”.



¿Cómo ayudar?

Acompañe a un enfermo que lo desee o haga donaciones de ropa y elementos sanitarios. Para ello, contacte a la Fundación Ellen Riegner de Casas, tel.: 3132457, Bogotá.

En los puntos de venta de La Riviera es posible hacer un aporte para la Fundación sin necesidad de comprar, ya que esta firma se compromete aportando otro tanto para que la Fundación reciba el doble de su aporte como donación.

Consigne su donación en la cuenta corriente del Helm Bank N.º 007 39216-0, a nombre de la Fundación Ellen Riegner de Casas, y envíe copia de esta consignación al correo electrónico: informacion@fundacionellenrcasas.org

Compre Bonos Sociales que respaldan los gastos para la atención de mujeres, niños y hombres enfermos de cáncer, en las oficinas de la Fundación: Cra. 7 N.º 74-56, of. 406.

Compre los empaques de Nestlé de productos Fitness marcados con el símbolo rosado “Juntos por la cura”. Por empaque son donados $100 para la Fundación.