Mujer colombiana 2008

Ingrid Betancourt

Revista Fucsia, 15/9/2008

De vuelta a la vida

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Revista Fucsia
 
Por fortuna, en el lapso transcurrido entre su postulación como candidata a ‘Mujer Colombiana FUCSIA 2008’ y este momento, se produjo su liberación, el pasado 2 de julio. Y si bien este hecho le da un giro total a su vida, Íngrid Betancourt pasará a la historia como la imagen más caracterizada del sufrimiento que inflinge un secuestro. Durante su cautiverio de seis años y cuatro meses, aún aquejada por la enfermedad, sobrellevó su condición con una dignidad que supera cualquier vejamen de los muchos que tuvo que soportar bajo las inclemencias de la selva.

El mundo pudo ver, ese 2 de julio y los días y semanas siguientes, a una mujer reposada, elocuente y feliz de estar al lado de sus hijos, Melanie y Lorenzo, de su mamá, Yolanda Pulecio, de su hermana Astrid y de otros familiares. Si en esos momentos de exaltación se vio quizás un poco desdibujado su carácter contestatario, su inteligencia descolló en sus declaraciones y en sus respuestas a periodistas en Colombia y en Francia, a donde viajó el día de su liberación en su calidad de ciudadana francesa.

Es apresurado decir, porque ella no se ha apresurado a decirlo, cuál será el derrotero que siga esta batalladora, indeclinable en su ataque a la corrupción y en su defensa de la renovación política, fundadora del partido Oxígeno Verde un poco antes de ser plagiada. Nada resulta previsible en la vida que de ahora en adelante enfrentará Íngrid. Lo que sí es seguro es que lo tendrá que hacer con el peso de la experiencia vivida y con sus convicciones arraigadas todavía más durante los días en que tuvo que batallar solamente con sus propios pensamientos.

El país está ansioso de saber en qué terrenos afincará su lucha. Lo que sí es un hecho es que Íngrid trascendió ya, y para siempre, ese incierto umbral entre lo fundamental y lo efímero.
 
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