gordura

Las gorditas son esforzaditas

samuel giraldo, 19/9/2011

Hay tres tipos de mujeres gordas: las resentidas, a las que nadie se aguanta y que cargan con sus kilos con desprecio, las tímidas, que con su nadadito de perro consiguen lo que quieren, y las realizadas, o sea, la última etapa de la mujer pasada de kilos que escogió esa figura para pasarla bien.

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Por: Samuel Giraldo

La primera idea que tuve fue ponerle un titular a esta columna que dijera: “una oda a las gordas”, pero le di esa frase al popular buscador de Google y me salieron 1’510.000 resultados en 0,15 segundos. Por lo visto no era un tema muy original como lo pensaba, y tampoco quería caer en el estilo periodístico burlón que se posiciona en los periódicos y revistas por estos días. Y mucho menos quería hacer un texto de autoayuda que le hiciera más llevadera la vida a las mujeres gruesas.

Sólo me concentré en los tres preceptos que me dejó un sensei o un maestro Yoda en materia de mujeres que tuve alguna vez en Medellín: “uno nunca sabe para quién se baña”; “el que come feíto, come seguidito” y “ojo con las gorditas que son esforzaditas”. Por ahora me quedo con este último consejo, que no necesariamente es el último, para este caso, es el primero. Sobre los otros dos, tal vez algún día me extienda un poco.

Arranquemos por reflexionar qué es una gorda. Nuevamente me metí en Google y le puse ‘gorda’, me salieron 120’000.000 de menciones en 0,8 segundos. Hice el respectivo clic en es.wikipedia.org/Wiki/gorda y me introdujo más al asunto. “Gorda, mujer que sufre de obesidad. Gorda, tortilla de maíz más gruesa que la común. Gorda o perra gorda, moneda española que valía diez céntimos de peseta. Gorda, salchicha vienesa más gorda y corta que las normales, que se consume en Chile. Gorda, nombre en español de la obra de teatro Fat Pig del dramaturgo Neil LaBute. Gorda, una comunidad no incorporada del condado de Monterrey, California”.

Nada que ver con lo que realmente quería comentar. De lo que quiero hablar es de uno de los temas más recurrentes entre los hombres. Para la inmensa mayoría de los tipos una gorda es una mujer cachetona, de pechos abundantes, de brazos gruesos, piernas robustas, de grandes nalgas, poco atlética –y sobre todo en la mayoría de los casos– de un rostro precioso. Nada malo hasta el momento, pero como en todas las clasificaciones hay varios tipos de gordas. Las resentidas, la tímidas y las realizadas.

Comencemos por las resentidas. Son rabiosas, odian a las mujeres de cuerpos esbeltos tipo 90-60-90, se ponen chaquetones y blusas extragrandes para que no se note el vaivén de sus pancitas al caminar. Pienso que lo que más rabia les da es aguantarse el calor de la oficina. Por lo general no son obesas tipo gringa, son medianamente gordas, medio buenonas que alguna vez, cuando tuvieron 13 años, fueron atléticas, pero el intercambio de bachillerato o su semestre de inglés en Estados Unidos o Inglaterra, les pasó la cuenta de cobro en grasa acumulada. Las resentidas tienen un novio hace más de un lustro, que no les pide matrimonio porque aspiran a conquistar una más bonita, pero el tiempo y la confianza hace que tenga una relación llevadera. Tienen un característica y es que adoran las dietas, las rumbas, las televentas y a los gays. El segundo tipo de gorda me enternece a mi y a mis colegas. Son las tímidas. Son un poco más pasadas de peso y han perdido las curvas con que todo ser humano nace y desarrolla en la época de hacer deporte en el colegio. Tienen carita como de osito panda, hacen pucheros y existe el gran peligro que con esa actitud te seduzca y lleve a la cama casi sin darte cuenta; que rápidamente apaguen la luz y terminen haciéndote pasar una noche memorable. En silencio tararean “eso en cuatro no se ve”, pero cuando amanece y la cruda realidad del día llega con todo el esplendor de la luz a tu rostro; no la vuelves a llamar, pero siempre recordarás ese bello rostro que con pucheros se salió con la suya.

El último tipo de gorda está casi extinto en América Latina. Abunda en Europa y Estados Unidos y merodean por las playas más calientes de los veranos. Hablo de las gordas realizadas. A esas les ‘vale güevo’ todo. Tienen sexo cuando les da la gana, no les importa lo que piensen de ellas, se emborrachan, bailan, rumbean y tienen encoñado a un tipo (por lo general afroamericano), no hacen dieta, fuman, comen y viven preocupadas por su estado físico que ya no es el de antes. Hay que verlas cuando se arreglan para salir de rumba, se maquillan, sacan su mejor tanga y les encantan los vestidos vaporosos. Al final conocen más a los hombres que las resentidas y las tímidas. Saben que los productos de televentas no funcionan, que son una placebo y se hartan de decir: “gordita y todo, me quieren”.

Los tres tipos de gordas tienen en común que son esforzaditas cuando quieren serlo. Y no hay nada mejor que una mujer gorda o flaca que hable el lenguaje masculino.