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Louis Vuitton y Marc Jacobs. Dos personalidades, dos caminos

, 15/4/2012

Una exhibición sui generis del Museo de las Artes Decorativas de París, ‘Louis Vuitton-Marc Jacobs’, cuenta la historia de estos dos hombres y su contribución a los avances de la moda. Estará abierta al público hasta septiembre.

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Más que una retrospectiva, es un análisis que pone en contexto el trabajo de Vuitton y de Jacobs, dos creadores cuya influencia fue decisiva en dos periodos muy importantes de la industria de la moda. El primero fundó su compañía, Louis Vuitton, en 1854, durante el segundo imperio, cuando se iniciaba la revolución industrial, que trajo consigo grandes innovaciones tecnológicas. Por su parte, Jacobs es desde 1997 el director artístico de la Casa y a él se le atribuye la globalización de la moda en el siglo XXI.

La curaduría de esta muestra, a cargo de Pamela Gobin, reconocida figura del mundo de la moda, refleja la calidad y originalidad de las artes manuales en Francia, los avances técnicos de cada una de las épocas y las colaboraciones artísticas. Cada diseñador pone de presente su propio lenguaje, sus códigos culturales y las tendencias del momento, que impulsaron los cambios que han transformado en cada centuria la historia de la moda. La escenografía, creada por Sam Gainsbury y Joseph Bennett, dedica un piso a cada uno de los personajes. Las maletas y baúles de Louis Vuitton están en el primero, exhibidas junto con la ropa y los accesorios del siglo XIX que pertenecen al museo. Las creaciones más emblemáticas de los últimos 15 años de Marc Jacobs ocupan el segundo piso.

Louis Vuitton

Fue en París, como aprendiz de Romain Maréchal –conocido fabricante de empaques y cajas especializado en la logística y la manufactura de baúles– donde este visionario aprendió los secretos del negocio. 17 años después se independizó y fundó su propia compañía. En esos años nacía la Alta Costura de la mano de Charles Frederick Worth, quien impuso nuevos códigos y prácticas que hicieron de la moda una industria.

Vuitton, gran amigo de Worth, se dedicó a fabricar baúles y maletas especialmente diseñados para guardar este tipo de prendas, de los cuales se conservan todavía algunos con la placa de Worth que atestigua esa íntima colaboración. Él se inventó las lonas impermeables, además de la lona Daimier, que involucraba su nombre en el diseño. Sus creaciones estaban sintonizadas con las necesidades de una burguesía que tenía ansias de viajar y rodearse de lujo. Sus baúles y maletas eran precisamente lo que necesitaba una mujer bien vestida para empacar su ropa de viaje, por muy corto que este fuera.

Estos baúles icónicos hacen parte de la exhibición que, más que sugerir un recorrido cronológico, destaca cómo el monograma ‘LV’, que inventó George Vuitton, el hijo de Louis, en 1896, se convirtió en un símbolo de estatus. La muestra es el recuento de una historia a través de las creaciones de dos hombres excepcionales y de esa conexión especial entre ellos.

Marc Jacobs


La moda sufrió una transformación radical a finales del siglo XX y el norteamericano Marc Jacobs fue parte integral de ese cambio. En ese momento las grandes marcas no solo buscaban talento creativo, también estos talentos tenían que ser personas efectivas en aspectos como el mercadeo y la dirección artística. En pocas palabras: debían ser a la vez imagen y voceros de la marca.

Marc Jacobs
resultó perfecto para el trabajo. Le sorprendió muchísimo recibir esa propuesta, pues nunca pensó que Louis Vuitton considerara producir moda. Graduado en 1984 de Parsons, en Nueva York, fue nombrado como director artístico de Louis Vuitton en 1997 y estuvo encargado de realizar las colecciones para hombre y mujer por primera vez en la historia de la marca. También desarrolló una línea de accesorios que incluían zapatos y carteras. Sin dudar un segundo, Jacobs se enfrentó al reto de interpretar ese viejo mundo de una manera diferente. Como dijo en una entrevista hace poco: “En un proceso creativo, particularmente en el caso de Louis Vuitton, que no tenía una tradición en la moda, uno necesita saber con qué se puede jugar y cómo se debe jugar. Yo soy un creyente de la evolución y la revolución”. Por eso, Jacobs introdujo imágenes como las de Gorbachev y Catherine Deneuve en las campañas publicitarias fotografiadas por la reconocida Annie Leibowitz, que mostraban una histórica actitud de los clientes de Vuitton hacia los viajes y la sofisticación de una manera muy actual. Su colaboración con artistas transformó para siempre los códigos de la empresa. Introdujo cambios e ideas sin cambiar el alma, el corazón de la marca. Es decir, Marc Jacobs le infundió vida nueva a una Casa centenaria.

La noche en que se inauguró la exhibición, los invitados fueron recibidos por un grupo de modelos vestidas con trajes hechos de encaje blanco, con un abanico de plumas de marabú en la mano, quienes eran las encargadas de dirigir a los invitados por el recorrido de la exposición. Al llegar al piso dedicado a Marc Jacobs, estos fueron recibidos por un video con la imagen y la voz del diseñador contando su historia, su colaboración con artistas como Murakami, Richard Prince o Stephen Sprouse.

Cada objeto exhibido corresponde a un momento en la carrera de Jacobs, quien durante 15 años de exhaustivo trabajo ha reinterpretado los códigos de la marca, añadiéndoles una dimensión contemporánea que convirtió definitivamente a Louis Vuitton en icono de la moda.

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