María Paula Duque, inspiración en la tecnología

Revista FUCSIA, 12/5/2014

Apasionada por las posibilidades del mundo de la tecnología, para la directora de sector público de Microsoft para Colombia, el mejor amuleto es la confianza.

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María Paula Duque es abogada. Fue viceministra de Comunicaciones durante dos años y medio, trabajó en otras empresas del mismo sector durante diez años, obtuvo del Gobierno la beca Simón Bolívar y es ahora la gerente del sector de Gobierno de Microsoft para América Latina.

Considera que le debe el éxito a tres factores: el ejemplo de una mamá trabajadora, el hecho de tener un esposo con quien comparte una admiración mutua, y la confianza para creerse capaz de cumplir sus metas. María Paula, que también vio trabajar a su abuela como vendedora de seguros, se refiere al ejemplo que recibió con el mismo cariño con el que habla de su trabajo: “Nunca lo vi como una obligación, siempre lo entendí como una opción, un valor y un método de realización. Quisiera que el día de mañana mis hijos hombres respeten a las que sean sus compañeras y las apoyen, entendiendo que el trabajo no es un castigo sino una forma de vida”. Más allá de los logros laborales, María Paula insiste en que la misión de toda mujer es construir confianza, ser consciente de sus competencias o “marca personal”: ella ya sabe que la suya está en conectar gente, ser creativa y armar equipos de trabajo en los que se labora con gusto.

Con la misma confianza, María Paula invita especialmente a las mujeres jóvenes a reconocer las limitaciones autoimpuestas que les impiden mantener una actitud confiada a la hora de exigir más y de competir con los hombres. Afirma que para ellas es importante reconocer las fallas como un motor para exigirse más, para ser conscientes de cómo fortalecerse, pero no para obstaculizarse.

 Con conocimiento de causa insiste en que hasta a las más emprendedoras les falta agresividad para aspirar a ocupar cargos directivos de alto poder (especialmente en la industria de la tecnología). “Lo que hacemos naturalmente es sopesar si somos capaces, cuáles son los riesgos, si debemos hacerlo o si le damos el paso a alguien mejor que nosotros, y yo creo que eso es un mal que hay que corregir, debemos ser capaces de pedir más.”

Está claro que María Paula ha logrado encontrar un balance entre la templanza y la gracia femenina que le exige ser una mujer activa, trabajadora y optimista. Con alegría y sencillez admite sacrificar algunas de las figuras estereotípicas de lo que es ser una señora dueña de casa, pero defiende la necesidad de vivirlo sin culpa, porque sabe que lo fundamental radica en otros valores más substanciales como nutrir intelectualmente a sus hijos permaneciendo siempre despierta, dispuesta a aprender y presente en los momentos importantes.

Para María Paula la apariencia es un tema de confianza, por eso estar bien presentada y que sus prendas y accesorios se vean perfectos es el primer paso para el éxito. Sus favoritos son las carteras, los abrigos y los jeans, pero su amuleto es definitivamente la convicción.