Marta Isabel Espinosa de Lara

, 15/12/2009

Desde muy niña, cuando sus 2 años apenas si le alcanzaban para ver el mundo a través de los ojos de su madre, Irma Fenwarth de Espinosa, y sus dos abuelas, Isabel Valderrama de Espinosa y Leonor Andrade de Fenwarth, lloraba porque se le ensuciaban sus botas blancas. Esta vez, unas botas grises Sergio Rossi acompañan las pisadas de Marta Isabel Espinosa de Lara sobre la impecable alfombra blanca de su casa, recordándonos que son uno de sus accesorios preferidos.

Y es que ella, una viajera consuetudinaria que aprendió a conocer el mundo primero a través de los libros, porque su padre, Abdón Espinosa Valderrama, los obligaba a ella y a sus hermanos a aprender sobre los países que visitaban a través de la lectura, le debe a esa imposición, que ahora agradece, tener una memoria fotográfica que le ha sido de gran utilidad.

Su pasión por la moda, por el vestido y todo lo que lo acompaña, se remite a su abuela paterna, quien apareció en el Libro azul de Colombia (1918), en la parte referente a Santander, como la dama más elegante de ese departamento: “Ella se vestía casi siempre de blanco, gris o negro, y me decía que después de los 40 años uno no debe mostrar los brazos, no se debe poner falda corta y debe tener en cuenta siempre la proporción. Mi abuela materna reforzaba la ‘cartilla’ advirtiéndome: ‘nunca te vayas a dejar engordar’”.

Así, Marta Isabel creció con el concepto de elegancia atado a su figura menuda y pequeña. Jamás se ha preocupado por sus 1,50 metros de estatura, y ha aplicado sus estudios de Arte y Decoración a su concepción de la moda, como “una manera de expresar lo que uno lleva en su interior, de acuerdo con su personalidad”.

Muy organizada para todo, como buena Virgo, tiene catalogadas las prendas de su clóset por colores. Y es que el color es tan importante para ella, que aplica las teorías de los grandes diseñadores sobre los usos cromáticos con celo: “Trato de vestirme del mismo color en toda la indumentaria porque si uno es chiquito, al ponerse dos colores diferentes de la cintura hacia arriba y hacia abajo lo que hace es recortar la figura. Si a los 35 años me encantaban el amarillo y el rojo, ahora me gustan mucho el negro, el gris, el morado y el lila, siguiendo las tendencias del momento.”

Está convencida de que no hay que vestirse solamente con cosas costosas para verse bien. Una sabia combinación de una prenda que marque la pauta con algunos accesorios sencillos, pero bien escogidos, pueden lograr una imagen acertada: “Mi mamá me decía muy gráficamente que lo importante era ‘la percha’, es decir, estar siempre bien peinada y maquillada”.

Admira a ciertos diseñadores por su creatividad y su capacidad para aportarle a la moda su propio sello, como Ágatha Ruiz de la Prada, quien “ha roto esquemas con un estilo maravilloso. Me encanta Chanel porque Karl Lagerfeld siempre se ha sabido vestir y, aunque se inspira en Coco, incorpora a los diseños su sello propio”.

Marta Isabel tiene muchos libros de moda, al fin y al cabo, es su afición y la sigue como parte de su vida diaria, pero la lectura también forma una parte insustituible de su existencia: “Estoy leyendo El Borbón de cristal, sobre Alfonso de Borbón y Battenberg, hermano del rey Juan Carlos de España, porque me fascina la novela biográfica. He leído casi toda la obra de García Márquez y Vargas Llosa, y trato de inculcarles a mis cinco nietos el amor por la lectura, como lo hizo mi papá con nosotros”.