'Ninfomanía' revoluciona la sexualidad femenina

Revista FUCSIA, 3/4/2014

El cineasta danés Lars von Trier concluye su llamada “Trilogía de la depresión” con 'Ninfomanía', un sombrío retrato sobre Joe, una adicta al sexo desde la infancia. Dividida en dos entregas, su última película es una provocación sin piedad.

Foto: Zentropa Productions - Foto:

Antes de que 'Ninfomanía', la más reciente película de Lars von Trier, se estrenara completa en el Festival de Cine de Berlín, el director empezó a llamar la atención sobre la cinta con afiches promocionales que mostraban a sus actores experimentando orgasmos de diferente intensidad.

Las escenas anticipaban una pieza que podría rayar en lo pornográfico
. La polémica película dura cinco horas y media, pero fue recortada por la productora Zentropa Productions (de la que es dueña el mismo Von Trier) para que se proyectara en dos volúmenes, cada uno de dos horas, y así pudiera acceder al circuito comercial con los recortes hechos a escenas de explícito contenido sexual y varios close-ups de los genitales.

El primer volumen de 'Ninfomanía', que se estrenó en el país el 28 de febrero, es un acercamiento al despertar sexual de una mujer, Joe –interpretada por la modelo Stacy Martin en la juventud, y por Charlotte Gainsbourg, cuando es mayor– quien se convierte en esclava de su deseo a medida que crece. Mientras que la segunda parte, que se estrenará en Colombia el 21 de marzo, exhibe cómo ella intenta saciar su sexo con prácticas extremas que abarcan experiencias sadomasoquistas y tendencias pedófilas.

Este viaje erótico contado en capítulos, como lo había hecho el director anteriormente con 'Anticristo' (2009) y 'Melancolía' (2011), completa la “Trilogía de la depresión”, producto de una etapa de crisis por la que atravesó él mismo durante seis meses y que transfirió a sus personajes femeninos en forma de dolor y de culpa.

Si se trasciende el tema de la desnudez, que tanta conmoción ha causado en algunos espectadores, se aprecia cómo 'Ninfomanía' propone una verdadera exploración a la sexualidad de la mujer, pocas veces abordada en el cine y durante muchos años un tema tabú.

Según lo explica el terapeuta sexual José Manuel González, “la palabra ‘ninfomanía’ fue un adjetivo usado para descalificar a la mujer cuando ella se atrevía a hacer alguna insinuación sexual, es una expresión del siglo pasado. Cuando el hombre era el dios todopoderoso, en la efervescencia del machismo, era quien decidía cuándo y cómo se debía tener relaciones sexuales. Entonces, cuando la mujer se daba cuenta de sus necesidades sexuales y las pedía, el esposo le decía que era una ninfómana en forma despectiva, casi humillante. Hoy la ninfomanía no está reseñada como un término clínico en ninguno de los libros de psicopatología. Lo que existe es la adicción sexual, que puede darse hacia la seducción o hacia el orgasmo, y que se da por igual en hombres y en mujeres”.

¿Tendrá la película un impacto distinto en las mujeres? Célebre porque su filmografía se atreve a mostrar la fragilidad femenina desde ángulos mucho más retorcidos, exigiéndoles a sus protagonistas (Emily Watson, Björk, Nicole Kidman, Kirsten Dunst) llegar a extremos poco conocidos, expiando sus demonios psicológicos a fin de afectar la sensibilidad del público, Von Trier entrega el retrato de una mujer obsesionada con las relaciones sexuales, que descubrió su sexo a los dos años y que se denomina a sí misma “ninfómana” como una rebelión contra el amor, al que considera solo una lujuria acompañada de celos.

De acuerdo con el planteamiento de González, “si su vida sexual es obsesiva, es normal que no tenga vínculos con el amor, porque el amor requiere madurez y para amar se debe superar la etapa del egoísmo. La gente adicta es muy egoísta, no le importa el sufrimiento de otros y ese egoísmo hace que sea casi imposible que una persona adicta se enamore”. En el caso de Joe, el cineasta danés plasmó cómo ella estaba impedida para sentir algo por alguien, bien fuese por Jerôme (Shia LaBeouf), el tipo de manos fuertes al que le pidió que se adueñara de su virginidad, o con la señora H., encarnada espléndidamente por Uma Thurman, quien la visita en su apartamento con sus dos hijos tras saber que se acuesta con su marido. La heroína, en esta oportunidad, carece de piedad, ni siquiera se inmuta.

Para la preparación del filme y la elaboración del perfil de Joe, Von Trier se acercó a sus amigas para que le contaran su vida sexual y sus fantasías, al igual que entrevistó a mujeres diagnosticadas como adictas. “No pienso que las mujeres ni su sexualidad sean perversas, pero dan miedo”. Ese tipo de declaraciones ha hecho que en varias oportunidades sus detractores, incluyendo el jurado ecuménico del Festival de Cannes, lo señalen de ser misógino, cuando quizás su cine es un intento por ahondar en la complejidad de la mujer, al mismo tiempo que la sitúa entre las nociones del bien y del mal.

La actriz y cantante Charlotte Gainsbourg, quien fuera imagen de Balenciaga hasta el retiro de su amigo Nicolás Ghesquiére, participa por tercera vez como protagonista del cineasta danés. La francesa declaró en una entrevista que, para ella, la cinta “consiste en el retrato de una mujer excepcional, en el sentido de que no nos representa a todas. Tampoco me parece bien definirla como una película feminista o antifeminista, como he oído últimamente. La película habla de la fuerza de esta mujer, pero también de su vulnerabilidad”. 

No en vano la historia se desarrolla a manera de confesionario entre Joe y Seligman, un anciano aparentemente cortés, caracterizado por Stellan Skarsgård, a quien la joven le revela anécdotas determinadas por la compulsión de su deseo, historias que incluyen una apuesta hecha con una amiga: una bolsa de dulces a la que tuviera sexo con más hombres en un viaje en tren, estímulos que van aumentando en crudeza con el paso del tiempo debido a la búsqueda de novedad.

Muy lejos de ser tajantemente moralista, en 'Ninfomanía' Von Trier insiste en que la apropiación de la sexualidad ya no es un asunto estrictamente masculino y en el hecho de que las mujeres conciben también el deseo como algo indomable, haciéndolas responsables de sus propios orgasmos. “Mis películas son acerca de los ideales que chocan con el mundo. Cada vez que se trata de un hombre a la cabeza, se han olvidado de los ideales. Y cada vez que se trata de una mujer a la cabeza, se llevan estos ideales hasta el final”.