¿Adivina el género?

Revista FUCSIA , 28/10/2015

Ricardo Domínguez es el primer modelo colombiano que ha conquistado indistintamente las pasarelas femeninas y masculinas. Su androginia lo convierte en el emblema de un fenómeno que parece estarse tomando el mundo de la moda que cada vez apuesta más por diseños neutrales.

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Ricardo Domínguez siempre tuvo pelo largo, liso y de un negro azabache que sus amigas, e incluso las amigas de su mamá, siempre alababan diciendo: “Ya quisiera yo tenerlo así”.

Su cara también gozaba de cierta fama entre sus compañeras de colegio que lo llamaban en broma “Cara de lesbiana”. Su cuerpo muy delgado y esbelto provocaba confusiones en la calle. A las afueras de un concierto, a la espera de sus amigos en una esquina, tenía que soportar que algunos hombres coquetos se le acercaran. Bastaba con decirles que su nombre era Ricardo.

Esa indefinición de su cuerpo, que parecía tener signos exacerbados tanto de lo masculino como de lo femenino, nunca le resultó molesto ni a él, ni a su familia
. Intuían, más bien, que era una condición a la que de algún modo podría sacarle provecho. “Las formas como se supone que se ve un hombre o una mujer han cambiado mucho en las últimas décadas, por suerte. Yo pertenezco a una generación que está revaluando esos límites estrechos que le asignan solo unos roles o una estética específica a cada género. Yo soy la encarnación de que no hay solo una manera de lucir, hay cuerpos como el mío que están aquí y allá”, comenta Ricardo.

Una tarde en la que él y su grupo de amigos estaban sentados en el parque Lleras, de Medellín, el diseñador de la marca Alado lo abordó y le dijo que le encantaría hacer unas fotos con él. Fue su primer vínculo con el modelaje y su primer descubrimiento de que había encontrado un lugar en donde su indefinición iba a ser celebrada. Por décadas, la moda había jugado con la idea de llevar elementos del ropero masculino al de las mujeres. y viceversa.

Más recientemente, había dado pasos trasgresores en la eliminación de las barreras de géneros invitando, por ejemplo, a la modelo Saskia de Brauw a que protagonizara la campaña de la colección masculina de Saint Laurent, o a Andreja Pijec, el jovencito de medidas perfectas, a que abriera el desfile de novias de Rosa Clará o caminara por la pasarela de Jean Paul Gaultier encarnando a Amy Winehouse. La moda se mostraba así como el lugar natural para un cuerpo como el de Ricardo.

En los sets de fotografía, marcas y diseñadores le pedían indistintamente que usara mocasines o tacones, y pronto empezó a notar que no le era difícil encarnar ninguno de los dos roles. “Es como actuar, como asumir un personaje. Algunos quieren un hombre tímido y reservado, otros una mujer más sofisticada y plana, mientras que hay diseñadores que insisten en hacerme ver un poco más provocativo”, explica el modelo que a lo largo de su carrera fue dándose cuenta de que esa línea gris por la que caminaba su cuerpo, esa cierta androginia, o como algunos teóricos la han bautizado: ese genderless (palabra en inglés que significa sin género) en la moda era más común de lo que sospechaba.

“La moda es el mejor terreno para comunicar y desafiar cualquier tema, es la expresión moral, ética, política... más íntima. Sin embargo, particularmente en cuanto al género –que recae directamente sobre la corporalidad–, la ropa toma una importancia aún mayor y se convierte en la mejor herramienta para comunicar la posición que cado uno tiene frente a este asunto. A New Cross es una marca impulsada por las ideas de inspirar, cuestionar y redefinir. No intentamos condicionar a nadie a una idea en particular –en este caso sobre género–, sino alentar a la crítica y la reflexión; fomentar la construcción de una identidad propia y libre”, sentencian Nicolás Rivero y Vanessa Gómez, las mentes creativas de esta marca colombiana que, muy acorde con lo que pasa en el mundo, crean ropa unisex que puede ser llevada por cualquier tipo de cuerpo.

Después de participar en las pasarelas nacionales, Ricardo viajó a París a donde llegó con un book que especificaba sus medidas: 86, 70, 88, y que repentinamente le abrió las puertas de castings para los desfiles femeninos. “Mi primer trabajo consistió en ser el modelo de fitting –es decir, sobre el que se prueban todas las piezas de una colección–, de los vestidos de la marca Hood By Air. Los diseñadores me decían que no podían creer que todo me quedara. El ambiente detrás de las pasarelas, en los camerinos, resultó menos extraño de lo que yo imaginaba. Todas las modelos, por el contrario, parecían mostrar interés en los registros de mi cara y mi cuerpo en las fotografías”, cuenta Ricardo, quien en el camino –efectivamente– se fue topando con una creciente recepción de su particular cuerpo.



“Temas como la androginia y la tendencia unisex fueron asuntos que nuestro equipo empezó a registrar desde 2011 en marcas como JW Anderson, de Inglaterra, o JNBY, de China. Una nueva generación de diseñadores graduados empezó a convertir esto en una tendencia más esparcida que llevó a posicionar en más tiendas un tipo de diseño neutral que parecía ir más allá de lo femenino y lo masculino.

Hoy, esa es la filosofía entera detrás de Agender, una iniciativa de la importante tienda de moda Selfridges que tiene como lema “Celebrar la moda sin definición”, que puede ser el inicio para que esta tendencia escale al mercado más masivo”, explica Catalina Marín, representante para Latinoamérica de la firma WGSN, que hace investigación de tendencias en todo el mundo.

En busca de poder combinar sus estudios de actuación con el modelaje, Ricardo se fue a vivir definitivamente a Barcelona en donde tuvo un encuentro inesperado con Ruven Afanador, el fotógrafo colombiano, que tan pronto lo vio lo invitó a ser parte de un fashion film que rodaba, y quien, además, alentó al diseñador Custo Barcelona para que incluyera al desafiante jovencito en el catálogo de la marca. “Últimamente, y a raíz de esta sesión fotográfica para Custo, he retomado muchos trabajos que me quieren como modelo de ropa masculina, y me gusta, me hace sentir muy cómodo”, concluye el modelo que al momento de ser interpelado por las formas de su amor, simplemente responde: “A mí lo que me interesa son las almas, yo me enamoro de los seres más allá de los cuerpos que encarnen”.

Con la contundencia y la naturalidad que Ricardo responde preguntas sobre su androginia, así mismo la moda parece caminar hacia un terreno en donde esa función básica que históricamente tenía de determinar qué puede hacer el cuerpo de un hombre y qué puede hacer el cuerpo de una mujer, empieza a parecer obsoleta.