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Una auténtica parisina

, 14/7/2011

La modelo de origen colombiano, Inès de la Fressange, escogida en el 2009 por el periódico francés Le Figaro como la mujer que mejor encarna a la parisina, presenta su segundo libro, una agenda personal sobre el estilo francés y sus secretos.

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La primera modelo en firmar un contrato exclusivo con la Casa Chanel, Inès Marie Laetitia Églantine Isabelle de Seignard de la Fressange, nació en Gassin, un pueblito cerca de Saint-Tropez, en 1957. De madre argentina, la también modelo Cecilia ‘Lita’ Sánchez-Cirez, es nieta de la colombiana Cecilia Dávila Ordóñez, hermana de Carlos Dávila, el padre de Beatrice Dávila de Santo Domingo y de Josefina Dávila de Pérez Norzagaray.

Su padre, el marqués André Seignard de la Fressange, era un abogado internacional y consejero en inversiones, perteneciente a una antigua familia aristocrática originaria del Velay, en Auvergne Inès hizo sus primeros estudios en Septeuil y luego en la institución Notre-Dame de Mantes-la-Jolie. Terminó el bachillerato en la Escuela del Louvre en París. 

Debutó como modelo a los 17 años y en 1975 posó para el fotógrafo Oliviero Toscani de la revista Elle, y desfiló para Thierry Mugler, uno de los más grandes costureros. Entre 1983 y 1989, Karl Lagerfeld la eligió como la imagen de Chanel por su gran parecido físico con Coco, la fundadora de la Casa. Este contrato la destacó como la primera modelo en convertirse en celebridad y, acaso, en la más popular de la historia. En el 1989, fue escogida como modelo para el busto de Marianne, el símbolo de la nación francesa en las alcaldías. Como tenía un contrato de exclusividad con Chanel, Lagerfeld le prohibió hacerlo diciendo que no estaba dispuesto a vestir un monumento, que era demasiado vulgar. Inès insistió en aceptar lo que para ella era un honor y se enfrascó en una batalla legal que le significó un rompimiento total con el diseñador y la Casa. Este distanciamiento entre el creador y la modelo terminó en el 2010, cuando él la invitó a modelar a sus 53 años en el Grand Palais para su Colección Primavera-Verano 2011.
 
Hablando de esta experiencia, Inès dijo: “Me sentía como una abuelita caminando al lado de esas gigantes ucranianas con zapatos planos”. Pero el público la recibió con un estruendoso aplauso y cascadas de sonrisas, cosa que ella apreció inmensamente. Las fotos dieron la vuelta al mundo y una vez más Inès de la Fressange fue noticia.

En 1993, a sus 36 años, se casó con el italiano Luigi d’Urso, un hombre de negocios, aficionado al arte y exmarido de una de sus grandes amigas, Guendalina Levier, hija de Dreda Mele directora de Givenchy durante la década de los 50. De este matrimonio nacieron Nine y Violette. Otra de sus mejores amigas es Carolina de Mónaco, quien estaba con ella en París cuando le anunciaron la muerte de su marido, Stefano Casiraghi. Esta amistad se ha conservado a lo largo de los años y juntas han compartido en las buenas y en las malas.

En 1991, Inès lanzó su propia marca e inauguró su boutique prêt-à-porter de lujo en la icónica Avenida Montaigne, de París. El éxito fue inmediato y muy pronto vendería en Estados Unidos y Japón. Ocho años después fue despedida de su compañía, de la cual no era accionista. Trató de recuperar los derechos de su nombre y de su imagen sin éxito, pues la corte consideró que lo que había firmado era legítimo. Tras cinco años de batalla judicial, decidió seguir adelante e involucrarse en otros temas.

Enviudó en el 2006, y desde entonces se dedica tanto a sus nuevos negocios como a obras sociales en África y Francia. A los 50 años volvió a ser portada de Elle y hoy es la imagen de L’Oréal, que la considera la encarnación del eterno chic. Según dice ella: “Generalmente, uno comienza a ser modelo a los 20 años y deja de serlo a los 30. Yo dejé de serlo a los 25 y volví a comenzar a los 53. Soy una modelo atípica, pues sonrío en la pasarela y camino en zigzag. Las musas de hoy son cantantes o actrices célebres relativamente jóvenes. Soy la única que tiene una vida de oficina típica con reuniones, correos para contestar y una familia que veo todos los días”.

En el 2002, inició una colaboración con Bruno Frisoni para relanzar la marca de zapatos de Alta Costura Roger Vivier, de la que es embajadora. Adorada por las mujeres de todas las edades, es símbolo de elegancia y refinamiento en el mundo entero, comparte su vida con Denis Olivennes, su nuevo amor, quien la acompaña en todas sus aventuras.
En su libro Parisian Chic, que más parece una agenda personal, mezcla consejos de moda y belleza con sus sitios favoritos para comprar y recomendaciones de restaurantes.
Para ella, el secreto de la elegancia está en mezclar prendas de lujo con prendas de H&M o de Zara, por ejemplo. La acompaña en esta aventura su hija Nine d’Urso, que modela en las fotos de la sección ‘Los Magníficos Siete’, las prendas básicas que debe tener toda mujer en su clóset. Para ella no hay nada peor que los conjuntos de pies a cabeza.
 
Aconseja cómo escoger los zapatos o la cartera, cómo usar joyas y bisutería (mezclar lo auténtico con la fantasía, lo viejo con lo nuevo), cómo mejorar la apariencia en cinco minutos y el código de vestuario para diferentes ocasiones. Tal vez, su consejo más importante sea el de “nunca seguir las tendencias de la moda con los ojos cerrados”.