Relaciones

Enemigos de su propio cuerpo

, 21/7/2012

Amplios y cuidadosos estudios demuestran que cada vez más personas odian lo que ven de ellas en el espejo, y libran una dañina batalla contra su apariencia.

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Los síntomas son evidentes: hay una epidemia de insatisfacción en torno al cuerpo. Nuevos reportes realizados en el Reino Unido arrojaron entre sus resultados que los niños de 5 años ya se preocupan por su peso y su aspecto físico, con los que se sienten incómodos. La apariencia es la principal causa del bullying o matoneo en los colegios. A los 14, la mitad de las niñas y un tercio de los niños ya han hecho dietas. Más de un millón y medio de habitantes de ese país sufre de desórdenes alimenticios, responsables de la mayor tasa de mortalidad entre las enfermedades mentales, y más de 50% de las mujeres y 37% de los hombres comparan sus cuerpos con los que ven en televisión.

Los responsables del estudio, la parlamentaria demócrata Jo Swinson, y organizaciones como el Centre for Appearance Research, CAR (Centro de Investigación de la Apariencia), adscrito a la Universidad West of England, UWE, de Bristol, han manifestado su alarma frente a la presión en torno al aspecto físico que está generando personas ansiosas, inseguras, que prefieren no participar en actividades con tal de no hacerse notar.

 “La insatisfacción concerniente a la imagen del cuerpo en el Reino Unido ha llegado a su punto más alto y la presión para ajustarse a un ideal inalcanzable está causando estragos en la autoestima de muchas personas”,
concluyó la política, quien ha logrado sacar del mercado varias publicidades de marcas de belleza por ser poco realistas. “Es claro que algo está mal en la sociedad cuando niños de tan solo 5 años se sienten afectados por su apariencia. Los hallazgos de la investigación son asombrosos: el aspecto físico ha llegado a ser más importante en nuestra cultura que la salud, y los pequeños están imitando las preocupaciones de sus padres en torno a su apariencia”, agregó Rosi Prescott, directora de la asociación YMCA, también encargada del reporte.

En su artículo ‘Uncomfortable in our skin’ (‘Incómodos en nuestra piel’), la columnista británica Eva Wiseman comenta que en Fiji se llevó a cabo un estudio cuando la televisión llegó a la isla, en 1995. Después de tres años, las adolescentes eran 50% más propensas a describirse como “muy gordas”, y 29% estaba en riesgo de sufrir desórdenes alimenticios. “Siempre nos hemos comparado con otras personas, pero ha cambiado la manera en que usamos las imágenes”.

Sin embargo, no se trata de una problemática exclusiva de los súbditos de la reina Isabel, como lo advierte la sicóloga y sexóloga colombiana Pilar Aguirre: “Un niño de 2 años ya reconoce su identidad femenina o masculina. Desde muy temprano, a las niñas, por ejemplo, se les vive diciendo que son lindas y empieza su coquetería. A los 7 u 8 años muchas empiezan a manifestar ya su insatisfacción con su aspecto y a decir frases como ‘estoy muy fea’, y por eso recibo en terapia cada vez más casos de pacientes de esa edad con desórdenes alimenticios como la anorexia. Como si fuera poco, conozco profesoras de kinder asombradas porque ofrecen dulces a sus alumnas y estas no los aceptan porque les da miedo engordarse”.

Baja la autoestima
La inconformidad de las personas frente a su propia imagen va en aumento, a la par de las cirugías plásticas y los problemas de autoestima. Según Wiseman, 90% de las británicas sienten ansiedad frente a su apariencia, una condición que no tiende a disminuir, pues muchas mujeres en sus 80 seguirían con el mismo nerviosismo, al punto de que son capaces de obstaculizar tratamientos médicos, ya que sus decisiones están influenciadas por la estética. “Muchas confiesan que beben para sentirse cómodas con la manera en que lucen, 50% de las niñas fuman para suprimir su apetito. ¿Sería exagerado decir que esta ansiedad las está matando lentamente?”.

No es un secreto que la imagen importa a la hora de conseguir trabajo y que el sobrepeso genera discriminación. Muchos adolescentes son molestados en el colegio por su apariencia y las leyes deberían impedirlo, como sucede con otros tipos de exclusión. Pero antes que convertirse en un problema importante por una cuestión de vanidad, debería serlo en aras de la salud: quienes sufren de obesidad a temprana edad son propensos a desarrollar enfermedades del corazón, diabetes tipo 2 o cáncer, y tienden a tener menor expectativa de vida. De manera que, por razones de salud, los doctores son los responsables de señalar a sus pacientes esos kilos de más.

Algo no anda bien si se piensa que en distintas regiones de Colombia se ha vuelto costumbre que una niña pida como regalo de 15 años una cirugía de implantes de senos o una liposucción. Los estudios revelan, además, que los jóvenes no son activos en clase cuando se sienten inseguros de su apariencia. Un reciente documental británico titulado ‘Miss Representation’, también refleja cómo las mujeres participan menos en política y no se sienten ‘empoderadas’, sino juzgadas, cuando son demasiado críticas de sus características físicas y basan su valor en sus “cuerpos imperfectos”. El resultado, de acuerdo con el CAR, es que 69% de ellas querría verse como alguna otra persona.

Imaginarios
¿A qué se debe esta tendencia mundial? La presión siempre ha existido, pero los medios de comunicación, la publicidad y la cultura de las celebridades se han encargado de hacerla más fuerte. “La formación de la autoimagen es una experiencia subjetiva y depende de las vivencias de cada persona. Está determinada por la relación con ‘el otro’. Un bebé no tiene imagen de sí mismo, esta se va generando en el contacto con sus padres. Las niñas reciben desde muy temprano mensajes sobre su apariencia. Viene la presión de los compañeros y de los medios, que imponen íconos artificialmente; es una industria que mueve millones, que nos dice cómo debemos vernos para ser atractivos”, explica Aguirre.

Los avisos publicitarios promueven una idea irreal e inalcanzable de belleza. La industria de cosméticos antiedad y las compañías de productos para adelgazar suelen ofrecer falsas expectativas. Los televidentes están bombardeados por programas y reality shows que les dicen cómo se deben ver hombres y mujeres, cuñas del tipo ‘Diez años menos’. “La industria de la moda busca lo que pueda vender, y lo que vende es lo que la gente quiere en un momento dado. La moda responde a una influencia social y a su vez incide en la sociedad. La delgadez y la juventud son probablemente los dos atributos más idealizados por nuestra cultura. Se asocian a bienestar, a éxito, a logro, a poder”, explica la sicóloga Juanita Gempeler, especialista del Programa Equilibrio. “No podemos tener el cuerpo que queremos, sino el que nuestra genética, hábitos de alimentación y el ejercicio nos procuran. La sociedad promueve un ideal que se frustra permanentemente, porque, de hecho, solo 3% de la población lo logra”.

En las revistas del corazón no solo abundan los tips para adelgazar, sino que muestran a las celebridades en desgracia, enfocándose en la celulitis de una famosa en vacaciones.
Las modelos son muy delgadas, quizá para que se parezcan más a un gancho para colgar ropa, que no afecte la línea del diseño. Y están las celebridades ‘bomba sexy’, estilo Kim Kardashian, que seducen con sus curvas. “Hay adolescentes que hacen lo que sea para ser flacas, pero que además se mandan a poner unos supersenos que su espalda y peso no soportan. Y las pequeñas siguen modelos como Hannah Montana o High School Musical, se visten y viven como adolescentes y acortan su infancia”, concluye Aguirre.

En su artículo, Wiseman cuenta la experiencia de la revista Vogue cuando tuvo de portada a Adele. La robusta cantante no apareció de cuerpo entero y solo permitió que fotografiaran su rostro.
La edición fue una de las peor vendidas. Pensando en esto, la editora de la publicación, Alexandra Shulman, está impulsando una “iniciativa saludable” para motivar a la industria de la moda a no trabajar bajo supuestos irreales. ?Los expertos británicos entrevistaron al público para que, además de manifestar su descontento, ofreciera sus propias soluciones frente a esta tendencia: “A ninguna modelo baja de peso le deberían permitir promover productos”, expresó una mujer de 28 años. “Los gimnasios deberían incentivar el ejercicio por razones de salud y no de apariencia física.”, fueron las palabras de un hombre de 24 años. “Sin tanta influencia de los medios en torno a la apariencia, sin tantas páginas de las revistas dedicadas a dietas, seríamos menos obsesivos”, dijo una joven de 25 años. “El sistema educativo necesita cambiar, la salud y la autoestima deben ser materias tan importantes como las matemáticas”, afirmó un encuestado de 29 años. La estrategia apunta a que la industria de la moda y los medios deberían tener más variedad de cuerpos, tallas y edades, mostrar modelos de carne y hueso con los que el público se sienta más identificado, y no de photoshop.

De otra manera, como explica Wiseman, el inconformismo seguirá creciendo: “Odiamos la forma en que nos vemos debido a nuestra nueva y complicada cultura visual, a una industria de la moda que no se ha adaptado a la realidad, a unos medios que, como forenses, analizan el cuerpo de la mujer y nos saturan con historias de cambios. Igualmente, a la accesibilidad a las cirugías plásticas y a que ser femenina hoy significa odiar tu cuerpo”.

La apariencia al desnudo

Nicole Paraskeva, sicóloga e investigadora asociada de The Centre for Appearance Research (Centro de Investigación de la Apariencia), respondió algunas preguntas de FUCSIA:

El número de cirugías plásticas ha crecido, ¿puede darnos cifras al respecto y las razones de esta tendencia?

La Asociación Británica de Cirujanos Plásticos y Estéticos reportó que los procedimientos estéticos privados se han triplicado desde el 2003. La creciente popularidad de la cirugía cosmética ha sido alimentada por factores como la publicidad, que usa imágenes idealizadas, el énfasis de los medios en que hay una correlación entre una apariencia atractiva y el éxito y la felicidad, el que los procedimientos estéticos se hayan abaratado y hayan crecido los niveles de insatisfacción acerca de la propia imagen. La ‘normalización’ de la cirugía cosmética en una sociedad obsesionada con el físico puede contribuir al incremento de esta tendencia. Por otra parte, los factores que motivan a la gente a buscar una cirugía cosmética tienen un componente sicológico y social, por ejemplo, la insatisfacción con el cuerpo y la ansiedad causada por el entorno social.

¿Por qué la gente no está satisfecha con su imagen? ¿A qué edad hacen los niños consciencia de la de sus cuerpos?
Un grupo de investigadores ha identificado los factores clave asociados a la insatisfacción acerca del propio cuerpo. Las características personales juegan un papel importante en este aspecto. Los resultados muestran que la baja autoestima y la depresión están asociadas con la imagen corporal. Igualmente, las influencias culturales y sociales como los medios, los individuos a nuestro alrededor y el ambiente familiar son cruciales en el desarrollo de la insatisfacción con esta imagen. Por ejemplo, la constante representación en las revistas de mujeres ultradelgadas y hombres musculosos provee a menudo una ‘norma cultural’ acerca del atractivo que mucha gente aspira a tener. Las investigaciones sugieren que a los niños de 5 años no les gusta su apariencia y que están influenciados por ideales de belleza irreales. Por eso, a esa tempranísima edad desarrollan un prejuicio antigordura y prefieren a sus pares de un peso regular que a los gorditos. Desde la escuela primaria, es común que 40 a 50% de los niños estén insatisfechos con la imagen que proyectan, y entonces empiezan a dar pasos para alterar su apariencia.

¿Usted cree que las industrias de las dietas y de la belleza están produciendo publicidad falsa?
La publicidad tiende a menudo a trivializar y normalizar los cambios cosméticos y, por lo tanto, puede ser engañosa. El problema es que algunas personas confían en esas imágenes y por eso es recomendable que las entidades que regulan la publicidad tomen medidas más estrictas a este respecto.?