En defensa de las mujeres delgadas
¿Las que ni tetas ni cola ni caderas tenemos somos irreales, de hule o qué?, esa pregunta me hago cada vez que dicen: “Mujeres con cuerpos reales” haciendo referencia a quienes son de tallas grandes (piernonas, caderonas y de gran busto).

Me cansé de esas campañas que van en contra de los estereotipos de belleza creados por la moda y la televisión. Siempre dicen: ¡estas sí son mujeres reales! refiriéndose a las de tallas grandes: piernonas, tetonas y bien caderonas.
No justifico que todas nosotras debamos tener cintura de abeja, piel sin celulitis y piernas largas como Gisele Bündchen, pero dejemos de creer que la “mujer real” es la de talla 10 en adelante. TODAS SOMOS REALES. Además, ¿no creen que vender una figura de tallas grandes es igual de nocivo que vender una ultradelgada?
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Insisto: en ambos lados hay extremos que no son saludables. Mientras la Encuesta Nacional de Situación Nutricional del 2012 demostró que las mujeres entre los 20 y los 40 años tienen serios problemas de alimentación, ya que 20% tiene obesidad; 35%, sobrepeso y 62% obesidad abdominal; un estudio realizado por la Universidad de Antioquia y la Nacional concluyó que en Bogotá entre el 10% y el 12% de las jóvenes sufren de anorexia. Uno diría que es poquito, ¿no?

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Sin embargo, ser parte de una minoría no justifica discriminación mediática. Y es así como muchas mujeres nos sentimos a veces. Peor aún, cuando los cercanos nos llaman “un amigo más” porque “tenemos” unas tetas como las de Keira Knightly. Y yo sé que cuesta trabajo creerlo, pero algunas comen toneladas de comida y no logran subir ni un gramo por más que lo intenten. Es más, están equivocados si piensan que para una mujer delgada comprar ropa es un privilegio, de hecho, puede que nada le quede justo y termine buscando en los estantes para niñas.
He visto que quienes critican con envidia a las extremadamente delgadas siempre dicen: “Mire a las mujeres en la calle, a las que sí son reales” hablando exclusivamente de las rollizas. Acaso, ¿las flacas son solo de pasarelas y de portadas de las más famosas revistas? No lo creo. A diario veo muchas con pocas curvas y tetas diminutas. Mis dos mejores amigas son así (estilo europeo pero bien criollas) y no modelos de ninguna marca ni han pasado por un cambio en Photoshop, ni viven obsesionadas por tener curvas proporcionadas. Y, no sobra decirlo, para mí, ellas son muy reales.

Por mi lado, ser delgada no me convierte en pecadora. Eso no me hace cómplice de quienes imponen los estereotipos de belleza que impactan en los desfiles. Igual, no puedo negar que esa industria sí es culpable. Porque no es gratis que a las mujeres les aterre la idea de ganar peso, que se sientan mal por comer o que, inclusive, se induzcan al vómito.
Por otro lado, ¿por qué siempre tenemos que acudir a la perfección o la imperfección de las mujeres para defenderlas? –como en esta batalla de campañas entre Victoria Secret y JD Williams. En ambos casos, solo buscan vender- ¿Nos debería importar esa calificación? ¡Yo digo que no! los argumentos de perfección no pueden basarse en las características físicas de una persona. Las mujeres valemos por lo que somos interiormente: aceptamos las dificultades y le ponemos el pecho (con tetas o sin ellas) a lo que la vida pone en el camino.
¡Ya dejen de decir que los cuerpos reales son talla XL! La realidad es que nosotras nos sentimos orgullosas de nuestro físico sin importar la medida y, para ser honesta, siempre habrá cuerpos que romperán el molde. Por ejemplo yo: fui una orgullosa gorda de talla 14 y hoy, con 51 kilos y 1.60 de estatura, no pretendo ser un ángel de Victoria y tampoco tener más curvas de las que ya luzco. Me considero una mujer real y con eso me basta.
@paolasierra