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“Cuando uno quiere algo, tiene objetivos, no importa su género, todo es posible”

Fucsia.co, 16/8/2022

Tatiana Calderón, piloto de automovilismo, ha aprovechado cada oportunidad que ha tenido y le ha demostrado al mundo entero que el talento no distingue de género.

Tatiana Calderón
Tatiana Calderón, piloto de automovilismo colombiana - Foto: ©Icon Sportswire (A Division of XML Team Solutions) All Rights Reserved

Históricamente, el automovilismo ha sido dominado por hombres, a pesar de que no hay categorización entre géneros. Las oportunidades han sido infinitamente mayores para ellos por diferentes razones. El machismo es una de ellas, pues muchos consideran que los carros son un tema exclusivamente de ellos.

Pese a las dificultades, varias mujeres le han demostrado al mundo entero que el talento no distingue de mujeres y hombres en este deporte, y aunque han sido pocas las oportunidades, se han encargado de dejar sus nombres en lo más alto porque una posibilidad de correr puede llegar a ser la única, así se lo explicó Tatiana Calderón a Fucsia.

La historia de amor de esta bogotana con el automovilismo empezó cuando era muy pequeña. Alrededor de los nueve años ella fue a una pista de alquiler de karts, corrió por cinco minutos y se enamoró de inmediato de la velocidad. Ella y su pasión por este deporte fueron creciendo de la mano, al punto que cada vez se lo tomaba más y más en serio.

El hecho de que viera que los hombres eran los protagonistas en las principales carreras del mundo, no fue suficiente para que ella desistiera de convertirse en una piloto de automovilismo. Sus padres tuvieron dudas, pero al ver que ya competía y ganaba en torneos a nivel nacional e internacional, decidieron darle ese voto de confianza para que persiguiera su sueño.

Tatiana no lo desaprovechó ni un solo segundo y hoy, luego de más de 20 años de haberse subido al primer kart, hizo realidad lo que siempre soñó. Incluso, ha alcanzado muchísimos logros en el automovilismo, dejando en alto el nombre de las mujeres en este deporte.

Fucsia habló con ella sobre su historia, logros, sentimientos, sensaciones, entre otras cosas, a lo largo de su carrera como piloto profesional de automovilismo.

Fucsia: Tatiana eres la primera en muchas cosas: primera mujer en lograr un podio en la Fórmula 3, primera mujer en competir en la Fórmula 2, primera mujer en correr en la Súper Fórmula Japonesa, primera mujer en la IndyCar, entre otras cosas. ¿Cuáles son tus sensaciones al ver todo lo que has logrado hasta el momento?

Tatiana Calderón: Uno se da cuenta cuando llega a manejar un Fórmula 1 por primera vez o a categorías muy importantes. Con nueve años yo soñaba estar aquí, me acuerdo de ver muchos pilotos a los que yo admiraba, como Juan Pablo Montoya y otros con los que he estado compitiendo este año en la IndyCar, y dices: “Yo estoy ahí”. Eso me llena de orgullo, de todo lo que hemos conseguido con mi familia porque somos al final un equipo y eso también demuestra que cuando uno quiere algo, tiene objetivos, no importa su género, todo es posible.

F.: ¿Qué le dirías a Tatiana cuando era una niña, cuando pensó que de pronto no lo iba a lograr?

T. C.: Que fuera más paciente porque no es una de mis ventajas (risas), creo que a veces uno quiere las cosas ya y se precipita en muchas cosas, pero he aprendido que hay que ser un poquito más paciente, que las cosas toman tiempo y sobre todo las cosas buenas. Lo único que cambiaría es ser más paciente.

F.: ¿Te han subestimado por el hecho de ser mujer?

T.C.: Siempre que llego a un equipo nuevo, a una categoría nueva, me tengo que ganar ese respeto tanto de la gente con la que trabajo, que al final es de mi mismo equipo, como el de los contrincantes en pista. Nunca creen que tú sabes de la parte técnica de los carros, o no creen que puedes ser tan competitiva como un hombre. Toca demostrarlo y ganarse el respeto a pulso, pero al final creo que eso es lo que me ha hecho ser mejor persona y mejor piloto porque sé que cuando tengo las oportunidades, tengo que estar muy bien preparada porque tal vez solo tenga una.

F: ¿Dirías que te ha tocado esforzarte el doble o el triple?

T.C.: Sí, yo diría que me ha tocado esforzarme más que muchos otros pilotos, sobre todo porque este deporte es de los pocos donde competimos contra los hombres directamente, no hay diferenciación por género. Además, por la parte física, tenemos 30 % menos de masa muscular que un hombre y eso para manejar un carro que no tiene dirección hidráulica durante dos horas y media es durísimo, incluso para los hombres. Entonces a mí sí me toca trabajar el doble.

F.: Lo que vemos en televisión o en el autódromo es una persona conduciendo, pero es más que eso, ¿cómo son tus rutinas de ejercicio? ¿Cómo te preparas?

T.C.: Yo dedico mucho tiempo al entrenamiento físico. El cuello, la parte superior del tronco tengo que trabajarla mucho porque precisamente no tienes esa dirección hidráulica, hago tres o cuatro sesiones de fuerza a la semana. Ejercicio cardiovascular también porque estás en 350 a 160 pulsaciones durante dos horas y media y te entra poco aire. Más allá de la parte física, está la mental, porque cuando estás manejando todo va pasando muy rápido, tienes que hacer multitasking porque te están hablando por el radio, tienes que mover cosas en el timón para que el carro vaya mejor, tienes que tener una capacidad mental de concentrarte en muchas cosas al mismo tiempo, que es algo que también practicamos.

F.: ¿Cuántas horas entrenas al día?

T.C.: Normalmente en pretemporada dos horas y media en la mañana y otras dos horas y media en la tarde durante cinco o seis días a la semana. En temporada uno tiene que administrar esa energía entonces son dos horas al día más o menos.

F.: Es un esfuerzo enorme, pero ¿qué sientes cuando te pones el casco, te subes al carro y prendes los motores?

T.C.: Para mí esa es la parte más feliz de todas, es como: “estoy en mi mundo, yo mando”. Cuando estás arriba del carro y cierras la visera es una sensación de libertad porque al final soy yo quien toma las decisiones, si bien hay un equipo detrás que te va tratando de guiar para ser lo más eficiente posible, eres tú contra el resto y eso es lo que a mí más me gusta, esa adrenalina y esas ganas de empujarme a mí misma a sobrepasar los límites.

F.: El automovilismo es considerado como un deporte altamente peligroso, han ocurrido varios accidentes fatales a lo largo de la historia. ¿Alguna vez has sentido miedo cuando corres?

T.C.: Desafortunadamente, yo en 2019 perdí a un compañero con el que estábamos compitiendo, pasó a segundos… yo lo vi todo… Para mí no es miedo, más bien respeto por lo que hago, por tus competidores, eso cambió la forma en la que yo veo las carreras. Soy afortunada de poder dedicarme a lo que más me gusta y eso es estar ahí arriba de un carro de carreras, sabiendo que hay riesgos pero al final es lo que a mí me hace feliz y a mi familia le hace feliz verme arriba. Entonces es respeto más que miedo lo que siento.

F.: ¿Cuál es esa cábala que no te puedo faltar al correr?

T.C.: Siempre estoy escuchando música antes de montarme al carro y siempre por el lado derecho me montó al carro, es lo que toca hacer siempre porque si no no salen bien las cosas (risas).

F.: ¿Cuál es el valor diferencial que las mujeres tienen frente a los hombres que compiten en el automovilismo?

T.C.: Somos muy diferentes, no solo con el cuerpo y la forma en la que pensamos, en la que sentimos cuando estamos arriba de un carro, sino que nuestra estructura mental también es muy distinta. Tenemos ventajas y desventajas a la hora de estar en un carro de carreras, pero podemos llegar a ser tan competitivas como cualquiera. Es algo que me gustaría recalcar para todas las mujeres: al final lo que uno se propone es capaz de cumplirlo.

F.: Conseguir patrocinadores puede ser muy difícil, sobre todo para las mujeres. ¿Qué representa tener este tipo de apoyo?

T.C: Venimos viendo el crecimiento de la participación de mujeres en muchos ámbitos, en muchos deportes y el interés de las marcas por respaldarnos también ha incrementado. En mí caso Oster es quien me está dando la mano y me respalda en los proyectos de mi carrera automovilística, lo que me da certeza de que todavía hay interés en apoyar el deporte femenino en Colombia. Obviamente todavía hay mucho por hacer, para que no solo se hable, sino que realmente se llegue con hechos a apoyar para que tengamos las mismas oportunidades. Yo sé que es estar ahí abajo cuando de pronto uno no tiene toda la visibilidad y necesita aún más ese apoyo.