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Madre o Padre, ¿Qué vínculo es más fuerte?

, 8/2/2011

Aunque es común ver madres y padres solteros, ya se ha comenzado a dar crédito al padre como un ejemplo, capaz de criar a sus hijos por sí solo, evidencia científica señala que el rol de la madre es fundamental en el desarrollo del bebé.

Madre o Padre, ¿Qué vínculo es más fuerte?, foto: Thinkstock - Foto:

Por RevistaFucsia.com

El desarrollo neurológico y fisiológico de un bebé es tanto complejo como extraordinario. Un bebé está dotado de numerosos reflejos que están orientados a su supervivencia fuera del útero, y adicionalmente hay evidencia de la existencia de reflejos prenatales. Adicionalmente, numerosos investigadores creen que el aprendizaje se inicia antes de nacer y que cierto tipo de enseñanza está directamente ligada al vínculo entre el infante y la madre. También hay estudios que revelan que el bebé prefiere el vínculo de la madre al del padre; no sólo elige las facciones de la mujer, sino la voz femenina sobre la masculina. Esto señala que el vínculo de madre-hijo es crítico para el desarrollo emocional y social del bebé.

La impresionante adaptación del bebé
El crecimiento y desarrollo fisiológico de un bebé recién nacido constituye un proceso sorprendente. Un bebé cuenta con un número de reflejos que lo ayudan a adaptarse por fuera del útero. Uno de los reflejos más comunes es el reflejo de búsqueda, que se encuentra entrelazado con el reflejo de succión. Estos dos reflejos ayudan a garantizar que el recién nacido será capaz de conseguir el alimento necesario; se inician con un toque suave en la mejilla, el mentón, los labios o en el interior de la boca, especialmente en el paladar blando. Esto explica por qué el bebé busca los senos de su madre (así podemos explicar a quienes esto parece antinatural –los típicos anti-bebés). La capacidad de este tipo de conducta se basa en el cerebro medio y despeja el camino para que el bebé adquiera comportamientos aprendidos. Los reflejos en los niños están presentes durante los tres primeros meses después del nacimiento; permiten a la corteza cerebral almacenar información (esto suele sorprender, teniendo en cuenta que la mayoría de la gente no tiene recuerdos antes de los 5 años) y también actúan como base para el aprendizaje de nuevas cosas.
 
Vínculo madre-hijo
El vínculo madre-hijo es extremadamente importante para la salud emocional de un bebé. Existen indicaciones claras de que un bebé está listo para responder a su mamá desde el momento en que nace. Los estudios revelan que un bebé recién nacido reconoce la voz de su madre en el útero y, como se mencionó anteriormente, prefieren las facciones y voces femeninas. Esta preferencia innata, en adición a numerosos comportamientos reflexivos, son esenciales para el concepto de vínculo. Además, los investigadores reconocen el hecho de que los bebés participan activamente en la creación del mismo, a través de conductas provocadoras o de alguna manera rebeldes, como puede ser llorando, en vez de adquirir conductas pasivas. Pareciera que el bebé está reprogramado para estar atado a la persona principal que proporciona cuidados.

La palabra de moda
De hecho, el término vinculación, definido posiblemente como el ‘periodo en el cual se desarrolla una estrecha relación emocional entre los padres y el bebé al momento de nacer’, se convirtió en la palabra de moda en la década los 80. Los Doctores H. Marshall Klaus y John H. Kennell exploraron el concepto de vinculación en su libro Maternal - Infant Bonding y especularon que para los seres humanos, al igual que para otros tipos de animales, existe un ‘período sensible’ en el nacimiento, en el cual las madres y los recién nacidos están especialmente programados para estar en contacto. Al comparar parejas de madres e hijos que estuvieron juntos inmediatamente después del nacimiento con las que no, se llegó a la conclusión de que en las parejas en las que hubo contacto madre-hijo justo después de nacer, se desarrolló una relación más cercana.

La vinculación es realmente una continuación de la relación que se inició durante el embarazo. Por eso se dice que el vínculo y la crianza del padre no son iguales a los de la madre; los cambios físicos y químicos que se produjeron en su cuerpo le recuerdan la presencia de esta persona. Cuando el bebé nace este vínculo se vuelve realidad.
Esta unión trae las madres y los recién nacidos de nuevo juntos. Los estudios de vinculación se han convertido en un catalizador de las políticas de parto orientadas a la familia en los hospitales. De hecho, han posibilitado que se retiren los bebés de las guarderías para pasar a la habitación con sus madres. Las investigaciones han reafirmado la importancia de la madre como el cuidador principal del recién nacido.

La hormona del amor
Quizás terminamos por preguntarnos porqué unas madres son más maternales que otras (a algunos nos parece una barbaridad que 15 días después del parto la nueva mamá decida dejar a su bebé con una niñera –que en dados casos es su abuela- para irse de fiesta). La respuesta: nuevos estudios afirman que esto se debe a la hormona del amor, la oxitocina, la cual predice el nivel de vinculación entre la madre y el hijo.
La Oxitocina, conocida como la hormona del amor y el vínculo, se involucra con la preservación de las relaciones cercanas. Ruth Feldman, profesora y psicóloga de la Universidad de Bar-Ilan en Israel, apoyada por sus colegas, han medido las condensaciones plasmáticas de oxitocina de 62 mujeres embarazadas durante el primer y tercer semestre, así como en el primer mes después del parto.

También observaron que la madre y el bebé interactúan de acuerdo a 4 aspectos: mirada, afecto, tacto y vocalización. Un vínculo más fuerte se atribuyó a que la madre concentró su mirada en el bebé, demostró una energía positiva hacia él y mantuvo un constante contacto estimulante.

Los resultados
Después de que las madres completaron una extensiva encuesta, así como una entrevista con preguntas acerca de sus pensamientos, sentimientos y comportamientos frente al lazo con el bebé, los investigadores relacionaron los niveles de oxitocina con las manifestaciones alrededor del concepto de vínculo. Los resultados son fascinantes: los primeros niveles de esta hormona durante el primer trimestre predijeron el factor comportamiento. Por lo tanto, las madres con un nivel mayor de la hormona al comienzo del embarazo demostraron tener unos mayores niveles de compromiso y unión con el bebé después del parto.

Adicionalmente, las madres que tuvieron niveles mayores de oxitocina a lo largo del embarazo y el primer mes después del parto también reportaron comportamientos más fuertes hacia la creación de lazos más cercanos (como por ejemplo, cantar a los bebés, o bañarlos y alimentarlos en maneras especiales). Estas madres también demostraron estar constantemente preocupadas en la seguridad del niño mientras este no se encontraba cerca, así como del futuro del bebé.